Este es un blog internacional no siempre madrugador; una revista de prensa de medios tradicionales y no tan tradicionales que circulan por Internet, incluyendo las redes sociales. El objetivo es guiar al lector de lunes a viernes entre las informaciones relevantes del día sin descuidar el contexto.
Sobre el autor
Nací en otro siglo, en Venezuela, mitad español, mitad inglés. Siempre me gustaron las noticias internacionales. Con El País he viajado a guerras en medio mundo. He aprendido mucho, sobre todo a escuchar.
El sistema es muy bueno si tienes trabajo, dinero y salud. Las tres condiciones no son eternas pero las personas que defienden el american way of life están convencidos de que ellos lo son. La gente que carece de cobertura médica y es pobre resulta irrelevante porque no vota. El 15,8% de los ciudadanos estadounidenses carecía en 2006 de protección sanitaria; son cerca de 47 millones. El presidente Barack Obama se dejó gran parte de su prestigio y del impulso inicial en la batalla por conseguir algún tipo de seguro de salud para 30 millones que estaban desprotegidos.
Lo aprobado en 2010 se queda lejos de la Seguridad Social española y de otros sistemas públicos sanitarios, como el alemán, francés o británico. Lo que tenemos en Europa es comunismo. Es lo que sostienen los liberales del Tea Party. EEUU es la única potencia industrial que carece de una protección sanitaria universal.
La sociedad norteamericana sigue dividida en un asunto muy politizado en que no se habla de personas. Tampoco hablan de personas la mayoría de los medios que informan de la batalla.
Ejercer de pirata en Somalia es mejor que ser pequeño empresario en Occidente, un negocio con grandes turbulencias en estos tiempos de crisis. En el país africano no existe una Bolsa de valores, o de futuros, que dictamine cada día lo que es bueno y lo que es malo. Solo dispone de mercadillos y mercados; el mayor se llama Bakara. Vende de todo, como Harrods, pero de segunda mano. En Bakara venden algo que Harrods no tiene: armas y municiones. Las hay nuevas y viejas pues los clientes son muchos, gastones y exigentes. En el puerto de Harardere había una especie de Bolsa de piratería: la gente invertía en piratas en espera de un repartos en los beneficios. Desde que Hezb al-Islam -uno de los grupos islamistas, aunque no el más radical- ocupó Harardere no está claro quién controla el negocio. Los islamistas rechazan la piratería pero no el dinero que compra armas. La fe tiene sus excepciones.
2010 ha sido un año excelente para los piratas: De los 53 barcos atacados en todo el mundo, 49 fueron en Somalia, según los datos relevados por la Oficina Internacional Marítima (OIM) con sede en Kuala Lumpur. En el país africano están secuestradas 1.016 personas. Treinta y un barcos con 713 tripulantes de diversas nacionalidades se encuentran retenidos en espera del pago de un rescate. En el año recién terminado lograron casi 24 millones de euros en ingresos, más del doble de los beneficios del diario The New York Times. En 2011, los piratas han comenzado con fuerza: ya llevan cuatro barcos secuestrados.
Ha comenzado el segundo asalto en Túnez. ¿O es parte del primero? La situación sigue inestable; quedan focos de resistencia. Las dictaduras son algo más que un autócrata, son la suma de una banda criminal, de obedientes que pelotean y roban y del miedo inmenso en la calle. Un dictador sin maquinaria resulta vulnerable; le podría matar cualquiera en su entorno. Un sistema dictatorial en el que muchos saquean y se manchan las manos de sangre es complicado de vencer: cambian los nombres, nunca la represión. Las dictaduras no juegan, no dialogan, no negocian, solo matan, hacen desaparecer a los disidentes. El primer muerto puede llegar a ser un símbolo de una futura revolución, pero muerto se queda. En Túnez se llama Mohamed Buaziz. Con él saltó la tapa de la olla a presión de la rabia y el descontento.
En Túnez (#tunisia en Twitter) cayó el dictador Ben Alí y su familia, pero aún no ha caído la dictadura al completo. La guardia presidencial y los represores más conocidos luchan ahora por su vida. Unos encontratarán acomodo en el futuro régimen, serán los demócratas de toda la vida; otros, no saben ni quieren acomodarse. El Ejército ha sido clave en la precipitada salida de Ben Alí; ahora es el encargado de poner orden. Entre sus primeros detenidos están algunos de los policías corruptos que saquean para sembrar el caos. Hay denuncias de que las milicias de Ben Alí entran en los hoteles y registran habitaciones. El objetivo es robar y, sobre todo, desestabilizar.
Had Gadia es una canción tradicional judía que se suele cantar o escuchar en la Pascua judía. Narra la cadena alimenticia de una cabra hasta llegar a Dios. Es el simbolismo de los distintos pueblos que habitaron lo que es hoy Israel. La versión de Chava Alberstein acompaña a una excelente interpretación de Natalie Portman en la pelícua Free Zone del director israelí Amos Gitai.
Zona Libre es el lugar donde no existen la fronteras, donde las personas y el comercio se mueven fuera de la manipulación de los odios y de sus intereses. La canción judía original se multiplicó en numerosas versiones en la Edad Media. En España tiene una flamenca que canta Estrella Morente.
Zona Libre es también un espacio mental, de esperanza, la que tienen hoy millones de tunecinos y otros muchos más que se sienten capaces de imitarles.
Acabaremos todos así con tanto recorte social: en posición de "señor, sí, señor". En la fotografía se ve a una docena de soldados chinos entrenando el paso de la oca en su base de Yinchuan. El instructor vigila la limpieza de las botas y el ángulo exacto del levantamiento del pie. Los países que se creen poderosos les gusta exhibirse en los desfiles, en la cadencia y precisión del avance del grupo, en una tropa numerosa que se mueve como un solo hombre, como una sola arruga multiplicada. La exactitud en el movimiento colectivo transmite disciplina nacional. Una orden, millones de obediencias.
Donde abunda la disciplina escasean los derechos humanos y sociales. Disciplina, insalubridad en el centro de trabajo, horarios criminales, niños cosiendo zapatillas de moda. Hay países que desfilan muy bien y comen muy mal, como Corea del Norte. Otros que desfilan con misiles al hombro para dar miedo, como Irán. También los hay que no pierden el tiempo en desfilar y guerrean mucho, como Israel.
La guerra es un caos. Los Ejércitos que saben ser ordenadamente caóticos son los que mejor funcionan. El estadounidense es de los mejores. En mi memoria tengo vinculados los desfiles a las dictaduras, a la falta de libertades. Sé que no siempre es así. A los franceses, por ejemplo, les encanta desfilar en el aniversario de la toma de la Bastilla.
Los entierros de los dirigentes soviéticos eran un ejemplo de precisión y teatro. El ruido de los pasos, la música de fondo, el frío y el vaho de miles de bocas que expulsan la misma cantidad de aire al mismo tiempo. Tanta exactitud me da miedo, me resulta poco natural. La vida no es un reloj: tic-tac. La vida es improvisación, locura, rebeldía e imaginación.
Actualizado a las 21.15 / Ha caído Ben Alí, el dictador cleptocrático de Túnez. El espectro de Ceaucescu le empujó a subirse a un avión y abandonar el país. Ya lo había hecho antes su no menos cleptocrática familia. Asume el poder el primer ministro Mohammed Ghanuchi quien deberá convocar elecciones. Ha anunciado que la salida será constitucional. El Ejército está detrás de los cambios. Es la institución que ha forzado la dimisión del presidente. Ni un muerto más. Ni un disparo más.
Nada está ganado todavía. La lucha continúa. Las dictaduras son piramidales. El mal no está solo en la cabeza. Túnez es uno de los países mejor preparados en el mundo árabe para una democracia. Las calles siguen repletas de manifestantes jubilosos que lloran y abrazan a los policías. Hay banderas tunecinas y algún cartel con la imagen del Che. Parece la Revolución de los claveles.
Todos los políticos occidentales que mantuvieron un silencio cobarde durante la represión y los muertos, ya pueden hablar, llenarse la boca de palabras de felicitación. El español llama a la calma. Llega tarde, la calma empieza ahora tras 23 años de represión criminal.
La política del odio da votos, pero quita vidas. Los grandes discursos no dan votos, pero ayudan a crear hombres de Estado, símbolos que van más allá de su mandato. Barack Obama pronunció el miércoles en Tucson uno de los más importantes de su carrera, una carrera repleta de discursos importantes. Este es especial por el momento en el que se produce, después de la derrota electoral del Partido Democrático en noviembre, con la sociedad polarizada y tras la inauguración del 112 Congreso con dos partidos abismados en un tono belicista, irrespetuoso, que no reconoce en el contrario el mérito de tener una porción de la verdad.
El discurso de Tucson es capital porque no habló el político, el demócrata, sino el presidente de todos, de blancos, negros, hispanos, asiáticos e indio-americanos. Unas palabras que tienen los trazos, la magia, del célebre Yo tengo un sueño de Martin Luther King, como sostiene el historiador Douglas Brinkley citado por Howard Kurz en The Daily Beast.
Algunos apuntan que este discurso podría marcar el regreso del Obama de la campaña electoral, aquel candidato brillante, rápido, intuitivo, con una enorme capacidad de conectar con el ciudadano y no este otro, el presidente, atrapado por la maquinaria burocrática del poder, una madeja que va enredando las ilusiones de los recién llegados. Este segundo Obama parece agotado tras la larga batalla de la reforma sanitaria, siempre a remolque de la ofensiva de sus enemigos.
Actualizado a las 18.37 / Revuelta anoche en Hammamet.
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Que nadie se alarme: no es una revuelta islamista. Los que no están muertos están en la cárcel o en el exilio. "Esta es una revolución democrática y laica. Espero que pronto podamos ser la primera democracia árabe", me asegura desde la capital tunecina por teléfono una persona que, por razones de seguridad, debe mantener el anonimato. Pese que se trata de una revuelta popular contra una dictadura, la Unión Europea guarda silencio. También España, que tiene grandes negocios en la zona. Callar y ver por dónde sopla el viento. El arte es estar con el ganador, pero antes hay que saber quién gana. Hay dictaduras de primera y de segunda, amigas y enemigas, útiles e inútiles.
"No hay coches en la calle. La gente los ha aparcado en sus garajes o sacado de la ciudad para que no sufran daño. El Gobierno ha impuesto el toque de queda. Tenemos que estar en casa desde las cinco de la tarde. Ellos no lo llaman toque de queda, pero Al Yazeera, sí; el Gobierno solo dice que debemos permanecer en casa y que los que trabajan en el turno de noche estarán vigilados. El primer ministro [Mohamed Ghannouchi] ha prometido crear 300.000 puestos de trabajo. Ya no tienen credibilidad. ¿Por qué no lo hicieron antes? Han robado mucho y la gente está harta. La familia del presidente está fuera del país. Su mujer, en Dubai, y su hija favorita acaba de llegar a Canadá. Espero que esto sea el final", continúa la fuente.
Que el presidente Zine al Abidine Ben Alí, ordene investigar la corrupción en Túnez parece una broma, una provocación. Todas las dictaduras terminan así, creyéndose su propio cuento, el cuento oficial. A menudo es el desprecio a sus ciudadanos-súbditos lo que les empujar a fantasear; otras, la inercia deno tener que rendir cuentas ante nadie. Bajo una dictadura se produce una pérdida colectiva de la honestidad. Afecta todos, sobre todo al tirano.
Ben Alí y su esposa Leila Trabelsi, uno de los personajes más odiados de Túnez, se hallan a la cabeza de la pirámide de la cleptocracia y son los principales beneficiarios de ella, según los cables de la embajada de EEUU en Túnez, revelados a través de Wikileaks. En ellos, los diplomáticos estadounidenses les llaman La Familia. Toda inversión extranjera pasa por ellos. Son los brokers, los intermediarios, los dueños de la finca.
Un año después del terremoto de Haití se han recogido el 5% de los escombros. Un trabajadora humanitaria aseguró hace un mes, a su regreso de Puerto Príncipe: "Es como si el seísmo hubiese ocurrido ayer". Cerca de un millón de personas sigue viviendo en tiendas y lonas en parques, campos de golf y plazas. Muchos las plantaron entre las ruinas de lo que fueron sus casas porque tienen miedo a perder la propiedad de la tierra. Si los escombros siguen donde los dejó el temblor es imposible reconstruir. Ha pasado un año y casi nada ha cambiado. Tres millones de personas, algo menos de un tercio de la población necesita ayuda humanitaria para vivir. Solo se han levantado el 15% de las viviendas provisionales necesarias. El número de muertos por el brote de cólera se eleva a 2.600. La situación es catastrófica. Hoy es un aniversario; mañana, otro olvido.
Hace un mes escribí Haití son cámaras. En aquella entrada recogía otros datos demoledores: el Banco Interamericano de Desarrollo ha evaluado los daños del terremoto en una amplia horquilla, de 5.300 millones a 9.800 millones de euros. En la cumbre de donantes de Nueva York de marzo se aprobaron 3.950 millones de euros a entregar en 18 meses. Han llegado poco más de mil.
Oxfam, una de las principales ONG en agua y saneamientos, sostiene que el retraso en los planes de construcción (hablar de reconstrucción en un país como de Haití es una exageración) se debe a "una desastrosa combinación entre la indecisión del Gobierno local, la descoordinación de los donantes, más ocupados en llevar adelante sus programas parciales de acción humanitaria que en promover un plan global articulado, y la falta de operatividad de la Comisión Interina para la Reconstrucción de Haití", que preside Bill Clinton.
Los 20 Estados de EEUU con más muertes por armas de fuego, según recoge The Daily Beast:
#1, Misisipí. Muertes por armas de fuego por cada 100.000 habitantes: 18.3. Puesto en el ránking de permisibilidad legal en la venta de armas de fuego: 4 de 50.
#2, Arizona. Muertes por armas de fuego por cada 100.000 habitantes: 15. Puesto en el ránking de permisibilidad legal en la venta de armas de fuego: 1 de 50.
#3, Alaska. Muertes por armas de fuego por cada 100.000 habitantes: 17.6. Puesto en el ránking de permisibilidad legal en la venta de armas de fuego: 11 de 50.
#4, Arkansas. Muertes por armas de fuego por cada 100.000 habitantes: 15.1. Puesto en el ránking de permisibilidad legal en la venta de armas de fuego: 7 de 50.
#5, Luisiana. Muertes por armas de fuego por cada 100.000 habitantes: 19.9. Puesto en el ránking de permisibilidad legal en la venta de armas de fuego: 23 de 50.