Ramón Lobo

Enroque en la Europa fortaleza

Por: | 12 de mayo de 2011

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Todo empezó en Túnez. / AFP.

Suspender o amputar el Acuerdo de Schengen equivale a suspender o amputar el 50% de Europa. El otro 50% está en nuestros bolsillos, en el euro, también en graves dificultades: Grecia, Irlanda, Portugal, los mercados, los especuladores, los sinónimos... Para los ciudadanos, Europa es libre circulación, plan Bolonia, Erasmus, no fronteras y una moneda que ha encarecido la vida.

El sueño de los llamados padres fundadores de lo que hoy es la UE -Monet, Adenauer, De Gasperi, Schuman, Spaak, etc- está muerto, gravemente enfermo o aplazado. Depende del grado de pesimismo. No son tiempos para la utopía, el riesgo, lo imposible.

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Los ministros de Interior y Justicia han representado su papel: don Tancredo, como bien explica un veterano corresponsal en Bruselas. Hay acuerdo para adaptar Schengen a los nuevos desafíos. Se refiere a los flujos migratorios. El 7 de junio habrá nueva reunión ministerial y el 24, una cumbre de jefes de Estado y de Gobierno. Más vale que todos vayan con pasaporte en regla: pueden tener problemas en el regreso.

La comisaria de Interior, Cecilia Malmström, ha cumplido con el manual de cómo anunciar un recorte para que parezca una modenización. El sistema funciona muy bien en economía. Tras recitar Malmström las ventajas de Schengen, pronunciar un largo elogio de sus logros y defender el derecho a la libre circulación de personas (la de bienes, los nuestros, no se discute), ha dicho lo esencial: "Hay consenso para "reintroducir temporalmente los controles fronterizos".

Gana la tesis reduccionista defendida por Francia e Italia. Pierde Europa, o lo queda.

El acuerdo de Schengen, ahora bajo sospecha, establece la posibilidad de suspensiones temporales, como la ocurrida durante la última cumbre de la OTAN en Lisboa o enlaces reales, en el caso de España. Pero ese no es el debate, el debate es simular que se hace algo.

La derora
La derrota, el asalto fallido al castillo, la depotación. EFE.

La estructura tejida durante años por tantas personas superaron enormes dificultades nacionales e internacionales, crisis políticas y económicas, como la de 1973, pero no ha aguantado el embate de lo que empezó como una crisis financiera provocada por la avaricia y la ausencia de controles eficaces. A los primeros vientos huracanados surgieron las respuestas nacionales para enfrentar problemas son globales.

No hay ideas extraordinarias para los momentos extraordinarios, solo respuestas electoralistas y populistas. En medio de una elevada tasa de desempleo, se enarbola la inmigración como un problema. Es una ecuación que da votos. No solo en la Francia lepenista o en la italiana berlusconiana, funciona también a la pacífica Dinamarca. Se echa la culpa a la extrema derecha, pero la culpa es colectiva.

 

Siempre ha existido inmigración. Todos somos inmigrantes si el hombre procede de África como sostienen los científicos.

Tras el entusiasmo por las revueltas árabes, la de Túnez y Egipto, y la llegada de los primeros huidos a Lampedusa, llegó la realidad, los peros, los temores.

La actual oleada de inmigrantes procedentes de Libia es la consecuencia de la guerra. Francia, Reino Unido y EEUU la empezaron una operación militar sobre Libia para "evitar la pérdida de vida de civiles". Es la versión oficial de un intento de cambio de régimen. No había ni hay plan claro.

Varias semanas después no se ha cambiado el régimen ni resuelto el empate militar sobre el terreno. Los bombardeos de la OTAN solo han conseguido evitar la derrota de los rebeldes. Libia está dividida de hecho en dos países. Hace varios post cité a un especialista certero: "China y Rusia se harán con el petróleo y la UE recibirá los inmigrantes".

 

Muamar el Gadafi envía inmigrantes a la fuerza, es su baza: vosotros lazáis bombas; yo, inmigrantes. Es un duelo, una prueba de aguante ante sus respectivas opiniones públicas. Gadafi tiene ventaja: su opinión pública está silenciada, exiliada o muerta. Defendemos civiles en Libia, donde corren peligro, y no aceptamos esos mismos civiles cuando escapan hacia Europa, su Lamerica más cercana.

 

La crisis económica, y ética, benefician a la extrema derecha, que recupera protagonismo en Europa. Esa extrema derecha es contraria a Schengen y al euro, a ellos les gustan las fronteras, las alambradas. Ese es debate: libertad o miedo. El ciudadano elige, vota.

Hay 9 Comentarios

Dicen que vivimos en un mundo globalizado, pero no es cierto: ese concepto sólo rige para las grandes empresas que van donde quieren y cómo quieren; para las cuales no existe ninguna barrera ¿Derechos laborales? ¿medio ambiente? ¿derechos humanos?, sólo palabras, lo único importante es el negocio.
¿Puede calificarse de globalizado a un mundo que sólo permite el movimiento de un país a otro de personas que tengan dinero? No estoy de acuerdo y protesto, aunque los dictadores no quieran darse por enterados.

Es increíble, entre los comentarios no hay una sola opinión en contra de lo que dice el autor, que por otra parte está lleno de sofismas, como que el 50 por cien de Europa es Schengen y el otro 50 el euro, cuando Europa existe desde hace miles de años... o la tonteria de que todos somos inmigrantes de Africa, equiparando millones de años con lo que sucede ahora en solo dos decadas...

Encantando de haber leído este post. Vivo desde hace 7 meses en Dinamarca y es el primer momento en el que este maravilloso país me ha decepcionado. Malos tiempos para los que creemos en las instituciones internacionales y el sueño europeo. A luchar por ellos.

Para Nacho Garrido: Eslovenia forma parte de la UE desde hace ya unos años.

"Todos somos inmigrantes, si el hombre procede de Africa". GRAN VERDAD

Muy acertado el artículo. La realidad es que los "mercados" son los "autenticos gobiernos en la sombra" de todos los paises. La casta politica, en todos ellos, hacen lo mismo, es decir, aprovecharse de los ciudadanos en todos los sentidos.
La unión europea, no sera realidad, hasta que no vuelva a existir otra "revolución francesa", que acabe con todo este conglomerado de intereses y castas privilegiadas, y se restablezca la fraternidad, la igualdad y la legalidad, teniendo como objetivo el ciudadano y sus derechos humanos.
Es mi opinión, claro.

Las élites quieren acabar con Europa, el logro mas importante de nuestra historia continental. Debemos de luchar para la unificación de esta, esta unificada es el único ente con el suficiente poder para acabar con la actual desgracia que reina en nuestro mundo.

www.ejercitolibertad.blogspot.com

Puede ser que Europa quiera correr demasiado. Alemania ya forzó para incluir en 2004 a los antiguos socios de la extinta ÜE que darian fuertes beneficios al país teutó, su proveedor natural, sin medir seriamente las consecuencias. En 2007 fueron rumania y bulgaria ya ahora ya nos planteamos eslovenia, croacia, islandia o a más tardar Turquia ¿ se trata de montar un mercado econòmico gigante? entonces vamos bien...pero si lo que intentamos en cosntruir un proyecto político debemos ir poco a poco y entender que la diversitat es el alma de europa y que yo voy a tener una cultura economica,politica y social muy alejada de la finlandesa...y eso no se puede cambiar ni en una ni en 2 generacions. Felicidades por el blog ..soy interino de geo y hist y uso algunas de tus reflexiones para mejorar mis temariso de oposición. Gracias

Era previsible que con la crisis ganaran terreno el populismo y la demagogia. Habrá que ver hasta dónde retrocede el europeísmo y tratar de que los daños no sean irreparables. Y es que hoy algunos actuán como si los europeos contarámos con una alternativa a la integración. Ahora, no entiendo muy bien qué es lo que va a hacer Rusia con el petróleo libio.

Fantástico post, como muchos otros. Su blog me sirve como referencia para comprender mejor temas que nos deberían preocupar a todos. Para cuando una versión en inglés que pueda compartir con mis amigos que no hablan español? Un saludo y gracias por su trabajo!

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Sobre el autor

Nací en otro siglo, en Venezuela, mitad español, mitad inglés. Siempre me gustaron las noticias internacionales. Con El País he viajado a guerras en medio mundo. He aprendido mucho, sobre todo a escuchar.

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