Ramón Lobo

Aprendiendo a nadar

Por: | 05 de julio de 2011

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Siempre muy cerca. / GORAN TOMASEVIC (REUTERS).

Los estudiantes de Periodismo, los que empiezan en este oficio, se sienten ante una encrucijada: ¿qué hacer si la profesión elegida se hunde? El alma de los Yankees de Nueva York, Yogi Berra, celebérimo por sus yogismos, tenía una solución brillante: "Si llegas a una encrucijada, sigue de frente".

Los periodistas asentados y los veteranos padecen un vértigo similar al de los jóvenes. Algunos, como Bill Keller, culpan a Internet y a las redes sociales; otros, como David Simon, creador de la serie The Wire, responsabilizan a las empresas. También existen los irreductibles, los que aún tienen esperanza y ganas de pelea, como Enrique Meneses, galardonado esta semana con el premio Rodríguez Santamaría de la Asociación de Prensa de Madrid por los méritos de toda una vida profesional.

 

Meneses, castigado por un enfisema y tres cánceres, cree en el futuro; a sus 81 años acaba de arrancar un canal de televisión en YouTube. Sostiene que  los futuros periódicos "tendrán una redacción de no más 300 periodistas, curtidos, con experiencia y bien pagados y decenas de colaboradores sobre el terreno".

El escritor israelí David Grossman me contó hace años que le gustaba celebrar sus entrevistas en la sala del YMCA de Jerusalén porque la sala estaba encima de la piscina. "Cuando era niño oí en la radio a un líder árabe: 'Vamos a echar a los judíos al mar. Al escucharlo le dije a mi padre: 'Quiero aprender a nadar".

Si el periodismo estuviera hundiéndose habría que seguir el ejemplo de Grossman. El periodismo internacional no se hunde; allí fuera hay miles de personas que lo defienden, que lo continúan y mejoran. Jon Lee Anderson me contó por teléfono hace unas semanas, cuando preparaba un texto sobre Tim Hetherington y Chris Hondros, muertos en Misrata, que Libia se había llenado de periodistas freelance, algunos de apenas 25 años, que se hospedaban en comandita para abaratar gastos con la ilusión de lograr un reportaje que seguramente nadie iba a publicar. 

Periodismo en precario en las sedes centrales y; periodismo en precario en las zonas de combate: nada de garantías económicas, ni seguros de vida y chalecos antibalas; nada de sueldo caliente a final de mes. En la guerra de Bosnia-Herzegovina, la mayoría de los reporteros que estaban en Sarajevo pertenecían a la plantilla de grandes agencias, grandes periódicos y grandes televisiones. Uno de los pocos que iba a su aire y riesgo era Gervasio Sánchez. Hoy en Libia, como dice Anderson, la mayoría de los periodistas que se pelean por las mejores historias son independientes, que superan en número a los de plantilla. Seguramente ese sea el futuro: navegar en solitario.

Tim Hetherington, ganador de un premio en el Festival de Sundance y finalista en el Oscar al mejor documental, era freelance. Restrepo, su gran trabajo en compañía de Sebastian Junger, es el resultado de la obra de personas que se pagan los gastos sin depender de una empresa. Si los medios clásicos andan escasos de dinero para grandes coberturas, como las antes, los colaboradores andan escasos de medios donde colocar sus trabajos. Hetherington llegó a Libia sin apenas dinero con proyecto de larga duración, ambicioso. Ganar un premio de prestigio no sitúa al periodista en mejor posición. La frase "vales lo que vale tu último reportaje", es más válida que nunca.

El vídeo que cuelgo a contribución es último trabajo de Tim. Se llama Diario y con él pretendía arrancar un documental sobre la influencia de las imágenes en la guerra. Sostenìa el periodista que todas las guerras son una imitación de las vistas anteriormente, una especie de guerra contínua en la que cambian las armas, los escenarios y las personas, pero los motores son los mismos.

Diary (2010) from Tim Hetherington on Vimeo.

 

Hay 7 Comentarios

Saborear la gloria es un placer concupiscible, un goce momentáneo. Dar a conocer la verdad, expresarse con confianza y producirla; decirle al mundo ´´ ESTO ES LO QUE OCURRE``, es el filo de la gloria infinita periodística. Un profundo mar de ilusiones y objetividad que navega a la deriva en la actual marcha del dinero. Un lujo del gourmet laboral que unos pocos consiguen disfrutar.

Vivir no necesita dinero sino vocación indomable. No hay nadie por encima de un lanza libre. Nuestros temas, nuestros sueños, nuestra economía, están por encima de las órdenes de quienes nos quieren vivir. El mundo se divide entre los que pasan y los que quedan en la memoria o las enseñanzas de los demás. Si la gente supiera lo feliz que soy con cáncer y una pensión de 370,70 euros pero con mis 81 años cargados de aventuras, reflexionarían sobre el mando que podemos tener, sobre nuestra existencia cuando somos timoneles de nuestras vidas y no tenemos capitán.

Gracias por el link!

Hola, me gustaría decir que no sólo somos periodistas quiénes viajamos continuamente a zonas de conflicto, guerras y catástrofes. Lamentablemente, a veces los que nos somos periodistas (yo soy filósofo y fotógrafo), también nos encontramos con barreras "gremialistas" excluyentes construidas por los mismos periodistas que temen que otras personas les invadan el territorio poniendo en peligro sus fuentes laborales.
Pero ahí en las zonas más pobres, las más violentas, las más olvidadas del mundo nos encontramos como colegas con los que con pocos pesos en el bolsillo y sin seguros ni chalecos antibalas han decidido viajar para llenar sus ojos y almas de experiencias profundas. Colegas con todos los que simplemente desean más que contar una buena historia y recibir una paga por ella (aunque siempre es bienvenida la retribución y el reconocimiento), con los que muchas veces quieren ser testigos en directo de los sucesos de este mundo, sentirlos y atesorarlos, y si es posible, también aportar un grano de arena para que miles de problemas se pongan en el foco de atención y sean solucionados.
Sólo quería decir eso, que no sólo son periodistas quiénes arriesgan sus vidas como free lance, somos muchos más, que venimos de otras escuelas y modos de ver el mundo.
De todas maneras fuerza a todos los compañeros de viajes trascendentales!!!
Gracias Ramón en todo caso por destacar a esa pequeña legión.

Yo animo y aplaudo a los que de verdad quieren ser constructores de la verdad objetiva y verdadera, esa que parece tan olvidada y denostada por la fragilidad de unos valores que a veces llego a dudar que sean reales y verdaderos. Por que no que todo sea cosa de verdades o mentiras, pero si es cosa de valores, de honestidad y de amor a una profesión que ha sido magullada por sus propios protagonistas. Yo, como ex periodista, vivo un momento de rehabilitación, de reconstrucción de mis verdades perdidas y espero y confío en que al menos 1 ó 2 de los centenares de nuevos periodistas que cada año salen de las facultades, ávidos de fama y micrófonos a toda costa, luchen por mantener el canon mínimo de valores que a esta profesión le falta, huérfana de coraje y orgullo.

Sí ánimo, moral y mis mejores deseos a los Periodistas de Verdad, por convicción, por vocación, por principios, ética y Pasión...el camino no será facil pero todo lo anterior lo compensa sobradamente, adelante.....un solidario y fraterno saludo y abrazo....

pues habrá que seguir adelante en la encrucijada... La semana pasada, en la UIMP, tuvimos un Seminario de Narrativa y Periodismo. La mayoría de los ponentes no tenían trabajo fijo... y sin embargo lo que hacían sí era periodismo de verdad.
Los que empezamos nos sentimos suicidas: somos masoquistas. Pero el sentimiento de responsabilidad es tan inmenso que nos adentramos en la boca del lobo a sabiendas.
Gracias Ramón!

www.alestedeleden.blogspot.com

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Sobre el autor

Nací en otro siglo, en Venezuela, mitad español, mitad inglés. Siempre me gustaron las noticias internacionales. Con El País he viajado a guerras en medio mundo. He aprendido mucho, sobre todo a escuchar.

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