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La ortodoxia habla y la mayoría repite como un papagayo. Ante la falta de ideas propias es más sencillo repetir sin cuestionamientos excesivos las ajenas. La ortodoxia impone soluciones que no funcionan, que no crean empleo, como prometieron, ni resuelven la crisis económica. La ortodoxia habla con la voz metálica de los mercados, del status quo, del 'si a mí me va tan bien, ¿para qué cambiar?'.
Esta semana, como las anteriores, hemos seguido la línea oficial sobre la crisis griega: la necesidad de los ajustes de los ajustes que condenan a una o dos generaciones a la sumisión. El agujero no se cierra, solo se agranda. Mientras el Parlamento griego aprobaba medidas contra sus ciudadanos (no contra sus dirigentes), las Bolsas se mostraban aliviadas, la calle ardía. ¿Dónde está la soberanía popular?
El premio Nobel de Economía de 2001 Joseph Stiglitz, un heterodoxo, cuestiona todo el planteamiento en este entrevista titulada "La Unión Europea no está rescatando a Grecia, sino a los bancos alemanes".
ORESTIS PANAGIOTOU / EFE.
En la fotografía, un joven delante de un incendio, causado por un cóctel molotov. Tiene los brazos caídos, tranquilos; transmiten: ¿y ahora, qué? ¿Dónde estáis? O tal vez cansancio de pelear contra un muro. El joven parece más preocupado por cubrirse el rostro que en ocultar sus calzoncillos Dolce Gabbana. Tal vez no sean auténticos, solo una copia, un todoacien, pero el nombre, la marca, resta credibilidad a la estampa revolucionaria. O la normaliza: un joven como otro cualquiera, uno de los nuestros, los de los pantalones caídos que han decido gritar ¡basta!
La teatralidad de la política es el centro del discurso; de quien habla con voces metálicas, inhumanas, y de quien se enfrenta a ellas con violencia. José Luis Sampedro, economista, escritor y gran heterodoxo español de 94 años, dice: "Cuando tienes razón no necesitas la violencia", frase a la que se puede añadir: "...solo un poco más de paciencia".