Página de Oxfam sobre la crisis alimentaria.
Comer tres veces todos los días es un privilegio al alcance de una minoría. Los que tienen la suerte de alimentarse tan bien viven en el Norte, donde se concentran la riqueza, el desperdicio de comida y los casos de obesidad. Muchos niños encienden la televisión nada más levantarse de la cama mientras que se atiborran de productos hipercalóricos.
En el Tercer Mundo no hay despertadores; es al alba, cuando surgen las primeras luces, la que marca la hora del comienzo de una lucha: sobrevivir. No existen camas ni colchones, solo unas esterillas viejas colocadas sobre una tierra dura y roja. Como los habitantes de la mayoría de las aldeas africanas no saben qué es la electricidad no han tenido que preocuparse por el consumo, comprar aparatos: televisión, lavadoras, friegaplatos.
Los que tienen suerte en el Tercer Mundo comen dos veces, a mediodía y al atardecer. Depende de los lugares, pero el arroz, el maíz y el trigo suelen ser la base alimentaria. En los días buenos se añade alguna verdura o carne de pollo, casi siempre escuálido.