Miles de mujeres egipcias salieron a la calle para protestar contra el abuso militar, exigir la dimisión de la junta del mariscal Tantaui y defender el espíritu de Tahrir, informa el blog The Arabist. Se trata de la mayor manifestación de mujeres en Egipto desde las de 1919 contra el colonialismo británico y que alumbraron el activismo femenino en ese país.
La imagen de una manifestante golpeada y desnudada por los soldados, desnuda sobre todo a la Junta MIlitar que reemplazó en febrero a Hosni Mubarak con el objetivo gatopardiano de que nada cambie. Las manifestaciones y la realidad económica son sus principales enemigos. The Christian Science Monitor sostiene que la represión erosiona el papel moderador del Ejército en la transición. Foreing Policy reclama medidas urgentes: "La transición no puede esperar".
La batalla por Tahrir sigue durante la noche. / ASSOCIATED PRESS.
Prosiguen las manifestaciones en Tahrir y en sus alrededores; también, la represión sin máscara y sigue la revuelta contra la dictadura por otros medios, en las urnas. Los primeros resultados de las larguísimas elecciones muestra en cabeza al partido de los Hermanos Musulmanes, islamistas moderados, seguidos por los salafistas, bastante menos moderados. Los partidos liberales, los que defienden un sistema basado en la igualdad, en los derechos de la mujer y la libertad, son minoría.
Las mujeres egipcias ya no tienen un papel secundario, de retaguardia, en la revuelta; desde febrero con cada vez más las protagonistas de la lucha. Será difícil silenciarlas.
Un manifestante rescata libros. / Mohamed Abd El- Ghany ( REUTERS).
¿Quien quemó el Instituto Egipcio de El Cairo fundado por Napoleón?, se pregunta el blog Crónica negra. En el incendio se han perdido cerca de 200.000 libros y manuscritos irreemplazables, como el original de la Description de L'Egypte. Los francotiradores del Ejército se apostaron en los tejados del Instituto, y desde él abrieron fuego, denuncia Juan Cole en Informed Coment.
No se sabe quién lo quemó, pero si quiénes pelearon por sofocar las llamas y rescatar páginas quemadas con la esperanza de una restauración milagrosa. No fueron los bomberos ni los militares, sino los manifestantes que lucharon en dos frentes.
Las guerras de 2012, por Jon Lee Anderson en The New Yorker: incluye conflictos en marcha, primaveras árabes y guerras. Asia Times añade un temor: China.
Uno de los conflictos que recoge Andersson es Siria, donde la represión de agrava. CBS News daba cuenta ayer de la muerte de 150 personas. Haaretz informa de la deserción de 10.000 soldados y titula que Assad está perdiendo el control. Una prueba de ello es que el régimen ha anunciado que aplicará la pena de muerte a la oposición. The Washington Post hace un repaso de las distintas primaveras árabes.

El vicepresidente iraquí, Tariq al Hashimi niega tener vinculación alguna con el terrorismo, como le acusa el Gobierno de Maliki, de mayoría chií. Los líderes kurdos, incluido el presidente de Irak, Jalal Talabani, llaman al diálogo. La orden de búsqueda y captura de Al Hashimi, ha puesto en pie de guerra a los suníes, el 20% de la población, que se siente amenazada. EEUU insta al Gobierno de Bagdad a resolver las disputas sectarias. Las mujeres iraquñies temen una involución religiosa que acabe con sus derechos.
Apenas se publica nada Filipinas, de la tormenta-ciclón que ha causado más de 1.000 muertos. El presidente Aquino ha decretado el estado de calamidad nacional.
En Corea del Norte es tiempo de pletesía a nuevo líder, por si acaso. The Wall Street Journal afirma que no hay garantía de cuál será el papel de los militares. Victor Cha se pregunta en las páginas de opinión del diario The New York Times si Pyongyang se convertirá en una nueva provincia china. John Simpson analiza en BBC al fracaso norcoreano. Slate se pregunta si el régimen se mantendrá en la locura. Jackon Goldman escribe en Scientific American sobre la psicología de un dictador: Kim Jong-il.
La foto anterior es la expresión de una dictadura: agacharse más que el el jefe es peligro, menos también: la vida depende de los detalles. Lectura recomendada: El emperador de Richard Kapuscinski.
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