Este es un blog internacional no siempre madrugador; una revista de prensa de medios tradicionales y no tan tradicionales que circulan por Internet, incluyendo las redes sociales. El objetivo es guiar al lector de lunes a viernes entre las informaciones relevantes del día sin descuidar el contexto.
Sobre el autor
Nací en otro siglo, en Venezuela, mitad español, mitad inglés. Siempre me gustaron las noticias internacionales. Con El País he viajado a guerras en medio mundo. He aprendido mucho, sobre todo a escuchar.
Vigilia por la recuperación de Malala Yousafzai. / AL JAZEERA.
Los homenajes, las palabras que nunca se pronunciaron, los honores, las comparaciones históricas con Rosa Parks, sirven para apaciguar la conciencia de los que callaron, de los que no supieron a tiempo. De poco le sirve a Malala Yousafzai su repentino estatus de heroína global, de niña-coraje tiroteada por los bárbaros por defender su derecho a aprender y pensar, a ser mujer.
Ser griego se está poniendo difícil. No son solo los recortes, la
pérdida de derechos, el poder adquisitivo, las pensiones, es la convicción
de que nada sirve para frenar la caída. El dato de desempleo de julio es
demoledor; son 34 meses de aumento continuo. Grecia ha superado la barrera del 25%. La cifra está unida al colapso industrial. Lo cuenta el blog Zero Hedge. Hablamos de una economía en coma tras dos rescates infructuosos. Las estadísticas no son mejores en los otros rescatados: Portugal e Irlanda.
Cada vez es más frecuente el relato único, sea político o económico. Una sola voz que explica un mundo complejo. Esa única voz es la que empuja al Primer Mundo a cometer errores graves en Afganistán e Irak; en África, también. Es el desconocimiento absoluto del otro lo que nos pierde.
Esta conferencia de la escritora nigeriana Chimamanda Adichie es una bocanada de aire fresco; demuestra la importancia del relato múltiple y compartido.
Ese runrún de tradiciones pastunes (que tan bien narra la película de John Houston y la novela de Kipling) se comparte con el vecino Afganistán. Explica la distancia sideral entre las tropas occidentales (y sus Gobiernos, claro) que llevan más de 11 años combatiendo a un fantasma, instalados en castillo de valores y prejuicios, protegidos por muros de cemento y aviones drones, alejados de la realidad que dicen querer cambiar.
Cuando las tropas extranjeras abandonen Afganistán volverá una guerra civil que no ha dejado de estar presente desde la invasión soviética en 1979. Las escuelas construidas serán devoradas por los nuevos enfrentamientos, las niñas serán expulsadas de las escuelas y las mujeres seguirán atrapadas en un mundo de pobreza, sin derechos. Nada de lo aportado, ni los millones gastados (en armas y bombas), es sostenible. Todo ha sido un enorme error y un gran fracaso.
La niña paquistaní es una metáfora de ese desastre que no se detiene en una frontera. Malala creyó los cantos de sirena, en una educación para todas la niñas, en un mundo mejor. Se lanza el mensaje pero no existe capacidad política ni militar, ni voluntad de proteger a las personas que quieren impulsar el cambio. Los invisibles están desprotegidos. Esa es la derrota colectiva.
La expresión de Obama muestra quién ganó el debate / vía Twitter @BuzzFeedJack.
Lo advirtió Michel Crowley, de Time: "El primer debate sirve para medir el carácter, no necesariamente la substancia". Mitt Romney logró lo primero: se mostró presidenciable, preparado. No cometió errores; se creció al medirse al presidente quien se mostró como un aspirante. Era el mundo al revés.
El republicano aprovechó su presencia en el escenario de la Universidad de Denver para ofrecer una actuación convincente, la mejor de los últimos meses. Era casi su última oportunidad para regresar a la carrera y tener opciones de victoria el 6 de noviembre.
Foto distribuida por las tropas de la Unión Africana / AFP.
La milicia islámica radical Al Shabab (Juventud) ha abandonado su último enclave importante en Somalia, pero aún no ha perdido la guerra. Tropas leales al Gobierno de Mogadiscio y soldados de la Unión Africana han entrado en Kismayo, al sur. No hubo combates ni muertos. Los islamistas se marcharon sin presentar batalla. Repiten la táctica de diciembre de 2006 en Mogadiscio: no presentar batalla ante una fuerza superior. ¿Cuál es su alternativa? ¿Bombas y atentados suicidas? Tratarán reagruparse y contraatacar.
La operación de Kismayo contó con el apoyo del Ejército de Kenia, que opera desde hace meses dentro de Somalia de parte de EEUU. Kenia reemplaza a Etiopía como fuerza extranjera.