Ernesto Cordero, secretario de Hacienda y considerado como el favorito de Calderón para sucederle en la presidencia.
En las horas más oscuras del inicio de la pandemia de la gripe porcina, Felipe Calderón recurrió a quien siempre le ha funcionado. El presidente de la república necesitaba datos exactos sobre los casos que se estaban presentando; sobre todo estaba urgido de conocer el ritmo con que se propagaba el virus AH1N1. El mandatario envió al hospital que concentraba a los enfermos de la hasta entonces extraña y amenazante infección no a un epidemiólogo, no a un alto funcionario de la sanidad mexicana. El elegido por el mandatario para esclarecer la dimensión del problema fue Ernesto Cordero, hoy jefe de las finanzas mexicanas, quien entonces era el encargado de la Secretaría de Desarrollo Social. Una vez más, Cordero, actuario de profesión, en un par de días pudo sacar adelante el encargo de Calderón. Como cuando estuvo en la Cámara de Diputados en 2000, como cuando fue secretario de Energía en 2004, como durante la campaña presidencial de 2006... como en tantas ocasiones Calderón se apoyó en la persona en quien más confía profesionalmente, y a quien hoy sopesa como posible delfín para 2012. ¿Pero quien ha sido el mejor asesor, puede ser asesorado para ser convertido en el candidato?