El director de la revista Tiempo de Paz, Patxi Aldecoa, se lamentaba ayer, durante la presentación en Madrid de un monográfico dedicado al final del terrorismo etarra, que fuera del País Vasco se estaba de espaldas al cambio profundo que se había producido en esa comunidad, especialmente tras el anuncio del cese definitivo de la violencia de ETA, el pasado 20 de octubre. Que en Madrid no se percibía cómo mucha gente ya no llevaba protección policial. Es más. Consideraba que estaba muy extendida en Madrid la idea errónea de que ETA había ganado la partida cuando la banda terrorista había cesado de manera unilateral, sin negociación de ningún tipo de contrapartida.
A su juicio, los medios de comunicación no habían trasladado a la sociedad española la realidad vasca y apuntó que podía obedecer a intereses políticos. Aldecoa terminó pidiendo un esfuerzo a los medios para que los españoles conozcan de verdad cómo ha cambiado la situación en Euskadi.
Inmediatamente después, tomó la palabra Maixabel Lasa, directora del Departamento de Derechos Humanos del Gobierno vasco y viuda del ex gobernadort civil de Gipuzkoa, Juan Mari Jáuregui, asesinado por ETA en 2000, y ofreció la otra cara de la moneda. Se dirigió a la izquierda abertzale para exigirle la explicación que debe a la sociedad vasca: “¿Ha merecido la pena la utilización de la violencia durante estad décadas?”.
Lasa pidió que no hubiera ansiedad por correr en el proceso de consolidación del final de ETA y que prevaleciera el consenso, aún a costa de ir más despacio. A su vez, Irune Aguirrezabal, delegada del Gobierno vasco en Madrid, resaltó la “enorme desazón” que provocaba en mucha gente, sobre todo fuera del País Vasco, de que marcas políticas de la izquierda abertzale hayan regresado a las instituciones sin un reconocimiento claro del grave error que fue apoyar políticamente la violencia de ETA.
Fueron dos discursos, el de Aldecoa, por un lado, y los de Lasa y Aguirrezabal, aparentemente contradictorios. Pero en el fondo, complementarios. Obedecen a una etapa de transición en Euskadi. Lo ideal es que el discurso de Aldecoa fuera el que empezara a calar fuera del País Vasco y los de Lasa y Aguirrezabal en Euskadi.