Lo que se espera de ETA

Por: Luis R. Aizpeolea | 27 may 2013

En febrero, durante la visita al País Vasco de Ram Manikaningam, coordinador de la Comisión de Verificación del cese definitivo de la violencia, alertó al Gobierno y a los partidos vascos del riesgo de una escisión de ETA si no se optaba por un final ordenado. Manikaningam lo decía tras entrevistarse con la dirección política de ETA, instalada aún en Noruega, lo que otorgaba a la información de un valor, aunque también algunos interpretaron que la banda utilizaba al representante internacional para dirigir un chantaje político al Gobierno: O aceptáis el diálogo o ya sabéis a lo que os arriesgáis.Unos meses después es un sector de la policía el que vuelve a dar pábulo a la posibilidad de una escisión en ETA.


La hipótesis de una escisión, sobre la que hay opiniones variadas en los estamentos policiales, no es contemplada por la izquierda abertzale, el antiguo brazo político de ETA. Coincide con Manikaningam en la mayor: que la decisión de la dirección de ETA de abandonar la violencia, anunciada en octubre de 2011, es irreversible. Pero va más lejos. Descarta una escisión y afirma que la dirección de ETA controla la situación interna. Y en el caso extremo de que alguien realizara un atentado en nombre de ETA, su actividad apenas tendría recorrido porque lo desautorizaria por violentar los estatutos de Sortu que rechazan todo tipo de violencia, incluida la de ETA.


Lo que se espera de ETA en los próximos días o semanas no es una escisión sino un comunicado pronunciándose sobre la reclamación que hoy han escenificado en San Sebastián los expertos internacionales: avances en desarme; asunción de la reinserción individual de sus presos y reconocimiento del daño causado a sus víctimas. Vendría muy bien que estas medidas fueran acompañadas por una flexibilización de la política penitenciaria por parte del Gobierno central, como se lo reclaman reiteradamente la mayoría de los partidos vascos.

Uriarte, en el fiel de la balanza

Por: Luis R. Aizpeolea | 29 abr 2013

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El obispo emérito de San Sebastián, Juan María Uriarte, siempre ha sabido situarse en el fiel de la balanza de la opinión pública vasca en su compromiso contra el terrorismo de ETA. Así, su intuición y su compromiso político con el País Vasco le animó en mayo de 1998 a sentarse en la mesa con los representantes del Gobierno de José María Aznar y de ETA en Belvey (Suiza). En aquellos momentos, había una ola de opinión favorable a la resolución del terrorismo por la vía dialogada –paz por presos- y él se comprometió a ello lo mismo que Aznar, aunque hoy en día el expresidente haga una revisión mentirosa de su participación en aquella mesa.

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Disipar riesgos inútiles

Por: Luis R. Aizpeolea | 26 abr 2013

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El presidente del PSE, Jesús Egiguren (d), habla con uno de los hijos de Arnaldo Otegi durante la entrega de los IX Premios Gernika por la Paz y la Reconciliación. (EFE/MIGUEL TOÑA)

Ram Manikkaningam, coordinador del Comité de Verificación Internacional del Cese definitivo de ETA, advirtió en su visita al País Vasco en febrero del riesgo de que si la consolidación del final de ETA no se realizaba ordenadamente podría producirse una escisión en la banda terrorista. Lo acaba de confirmar un informe Europol.

Evidentemente, un Estado de derecho como el español tiene todos los argumentos para rechazar lo que puede interpretarse como un chantaje de la banda terrorista ETA. Pero las cosas son mas complejas. El Gobierno del PP ha podido constatar que en el casi año y medio del anuncio del cese definitivo de ETA, el terrorismo ha dejado de hacer acto de presencia en todos sus extremos, incluida la kale borroka, o la extorsión. El Gobierno dispone de armas para responder democráticamente a esta nueva situación como le vienen reclamando peneuvistas y socialistas (flexibilización de la política penitenciaria, acercamiento de presos etarras al país vasco).

Ir eliminando las medidas de excepción, impuestas cuando ETA estaba en activo, no es ceder al chantaje terrorista; es contribuir a cerrar una herida abierta hace décadas en el País Vasco y España, cuya consecuencia mas sangrienta son las más de 800 personas asesinadas por ETA. Y dirigir, con ello, un guiño a quienes desde la otra trinchera trabajaron, es verdad que muy tarde, para convencer a ETA de que abandonara definitivamente el terrorismo.

El caso más claro es del Arnaldo Otegi, al que hoy 26 de abril, 76º aniversario del bombardeo de Gernika por los nazis, el Ayuntamiento de esta localidad, la fundación Gernika Gogoratuz, la Casa de Cultura, el Museo de la Paz y el primer edil de la ciudad alemana de Pforzheim le han concedido el premio anual Gernika por la Paz y la Reconciliación 2013 junto con el presidente del PSE Jesús Eriguren. El año pasado se lo concedieron al expresidente alemán Roman Herzog y a la red social por la paz Lokarri. El premio lo recogieron los hijos de Eriguren y Otegi, al encontrarse este último en la cárcel.

Otegi fue condenado a seis años de prisión por colaboración con banda armada por el caso Bateragune. La paradoja es que su delito, la reconstrucción de Batasuna, era para contribuir al cese definitivo de ETA como demuestran los hechos. Otegi lleva cumplida más de la mitad de la condena y su recurso ante el Tribunal Constitucional está pendiente de que el alto organismo se reúna para tomar una decisión que se prorroga en el tiempo y que, a todas luces, sería absolutoria.

Que el Tribunal Constitucional cumpla con su obligación o que el Gobierno flexibilice la política penitenciaria con los presos etarras, de acuerdo con sus propias normas y tras año y medio de cese definitivo, no es claudicar al chantaje del terrorismo. Es una cuestión de sentido común que, además, contribuiría a disipar riesgos inútiles.

Madina, “el traidor”

Por: Luis R. Aizpeolea | 22 abr 2013

Rubalcaba y Madina en el Congreso. / ULY MARTÍN
Alfredo Pérez Rubalcaba y Eduardo Madina en el Congreso. / ULY MARTÍN

Desde que Rubalcaba anunció que se presentaba a las elecciones generales de 2011, hace casi dos años, la derecha mediática no se había empleado tan a fondo como lo está haciendo estos días con Eduardo Madina solo ante la mera hipótesis de que podía ser candidato a las futuras primarias del PSOE. No está aún claro que Madina vaya a dar el paso y ya le han caído todos los denuestos posibles, desde “radical hasta inane” lo que ha refrescado la memoria de cómo se las empleaba la derecha mediática en tiempos de Zapatero con el que se le ha comparado a Madina.

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Reconocerse unos a otros

Por: Luis R. Aizpeolea | 27 jun 2012

Mientras la Reina Isabel II de Inglaterra daba la mano a Martin Mc Guinness, uno de los dirigentes históricos del IRA —organización que asesinó a su primo, Lord Mountbatten— aquí en España representantes de algunas asociaciones de víctimas del terrorismo se negaban a acudir al Congreso de los diputados a su homenaje anual en protesta por la legalización de Amaiur, coalición de la que participa la izquierda abertzale. Una izquierda abertzale que, a su vez, tampoco acudió al Congreso al considerar que en el acto institucional solo se homenajea a las víctimas de ETA y no a otras, como las del GAL, el BVE o de los abusos policiales. Y que, en consecuencia, acudió a otro acto en Gernika.

Es verdad que solo han pasado ocho meses desde que ETA anunció el cese definitivo de la violencia y el IRA ya va para la década. Pero a unos y otros les conviene empezar por interiorizar que el terrorismo de ETA ya se ha acabado y que tienen que mirar hacia el futuro.

La izquierda abertzale tiene que reconocer su complicidad con el terrorismo durante años y el daño causado con ello a las víctimas. Por ello sería conveniente como gesto que acudiera al homenaje a las víctimas de ETA en el Congreso, aunque es verdad que es incompleto.

ETA asesinó más de 800 personas entre 1968 y 2009. Pero los GAL y el BVE cerca de un centenar. Y la cifra puede doblarse o más aún si se suman los abusos de una policía no adaptada a la democracia en la etapa de la Transición.

Esas víctimas no han tenido el reconocimiento que en los últimos 15 años han tenido las víctimas de ETA. El mantenimiento del terrorismo etarra mientras desapareció a finales de los ochenta la guerra sucia contribuyó a esa falta de reconocimiento.

Pero con el cese definitivo de ETA esta situación debería ser tenido en cuenta. Ya se está teniendo en cuenta en el País Vasco dónde desde hace unos años se vienen produciendo encuentros por la base entre víctimas de ETA, de los GAL y de los abusos policiales.

Cabe esperar que en la medida en que pasa el tiempo y se consolide el final de ETA vayan desapareciendo las trincheras y unas víctimas asuman el reconocimiento de las otras y las instituciones de todas ellas. Con ese espíritu fue posible la Transición en España. O la foto de este miércoles de la Reina Isabel II con el ex líder del IRA.

Aguirre se queda sola

Por: Luis R. Aizpeolea | 26 may 2012

Aguirre
Que la pitada al himno nacional con motivo del encuentro Athletic-Barça de la Copa del Rey haya sido superior al precedente de 2009 en Valencia es de libro.

Las instituciones del Estado –Monarquía, Tribunal Supremo, Consejo Superior del Poder Judicial, Tribunal Constitucional, Banco de España…- atraviesan por sus peores momentos. Además, no existía precedente como el de la presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, Esperanza Aguirre, que en un ejercicio de pirómana propuso, nada menos, que el cierre del estadio en caso de pitada.

No me ha sorprendido nada lo sucedido como tampoco me ha sorprendido que no haya habido incidentes. Pero lo más importante de esta historia es, sin duda, que la pirómana Aguirre se ha quedado sola en su intento de envolverse en la bandera española para tapar sus miserias sobre la responsabilidad en el déficit de Madrid y en Bankia.

Me parece relevante que políticos muy próximos al presidente del Gobierno como la dirigente del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho; el del PP vasco, Antonio Basagoiti y el ministro del Interior, Jorge Fernández, se hayan desmarcado claramente de Aguirre en su intento instrumentalizador. Y me parece especialmente relevante si se tiene en cuenta que estando el PP en la oposición instrumentalizó los símbolos nacionales como parte de su estrategia. Recuerdo aquella manifestación contra la política antiterrorista de Zapatero que culminó en la plaza de Colón con Rajoy firme, escuchando el himno nacional. O aquel discurso, con motivo de la fiesta nacional del 12 de octubre, en el que el entonces líder de la oposición apelaba a una unidad nacional en riesgo. Esto no está tan lejos. Era en los meses anteriores a las elecciones de 2008.

Afortunadamente, la derecha española parece que se sacude el patrioterismo fácil. Y solo parece quedar como recuerdo nostálgico la pirómana Aguirre, de cuya soledad es todo un símbolo que ni siquiera haya osado acudir al Vicente Calderón y haya dejado comerse el marrón de su actitud irresponsable al Príncipe y a los representantes del Gobierno.

Otra urgencia, además de la crisis

Por: Luis R. Aizpeolea | 23 may 2012

El vicepresidente del Gobierno canario, el socialista José Miguel Pèrez, expresaba hoy su preocupación, en un desayuno restringido con periodistas, por el riesgo de que el fuerte paro en las en las islas, unido a la ruptura de los pactos con el Gobierno central, revierta en una creciente desafección hacia España.
La preocupación del vicepresidente canario me ha recordado a la del Gobierno de la Generalitat catalana, de CiU, que, de modo recurrente, viene amenazando, a través de su presidente, Artur Mas, al Ejecutivo central con un incendio si persiste el desequilibrio financiero que denuncia. El primer aviso se produjo hace dos años, con aquella manifestación multitudinaria, con motivo de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, que marcó un auge inédito del independentismo en esa comunidad.Jose_Miguel_Perez_politico

En el País Vasco tampoco el horizonte es halagüeño. Previsiblamente, en otoño, se celebrarán unas elecciones en la que, según apuntan todas las encuestas, la partida se va a jugar dentro del nacionalismo, entre el independentismo de la izquierda abertzale y la propuesta soberanista del PNV. Una partida que se juega, además, en el proceso de consolidación del final del terrorismo ante el que el Gobierno no está actuando con la agilidad necesaria.


Es evidente que el reto territorial es importante. Pero para el Gobierno no es lo urgente. Lo urgente es la crisis económica. Lo que pasa es que todo está vinculado y lo que ahora es “sólo” importante, mañana mismo puede ser urgente y cogerle al Gobierno con el paso cambiado como pasó con la crisis.
En esas estamos cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, en un gesto de sorprendente irresponsabilidad, trata de azuzar el conflicto interterritorial a cuenta del partido Athletic-Barca, para tapar sus mentiras sobre el déficit en su comunidad. Ya es hora de que la derecha, o al menos una parte de ella, deje de utilizar la cuestión territorial para cubrirse con la bandera española en sus momentos de apuro.

El populismo de Aguirre cada vez engaña menos a nadie e incluso irrita a mucha gente en el PP. Lo preocupante de verdad es que el Gobierno no tenga en cuenta que lo importante de hoy puede ser lo urgente mañana mismo.

La historia se repite

Por: Luis R. Aizpeolea | 22 may 2012

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José María Aznar decidió en su segundo mandato (2000-2004) apostar por George Bush jr. para ocupar un lugar privilegiado en el sol internacional. Pensó que si España apostaba por Estados Unidos obtendría beneficios a largo plazo. Mejor aún si las apuestas eran arriesgadas y, además, se desmarcaban los principales países europeos. Así nos embarcamos en la guerra de Irak y pasó lo que pasó. Ya lo conocemos. Al final, España no obtuvo beneficio alguno, aunque Aznar sí se benefició personalmente con el apoyo personal e internacional de los Bush.

Evidentemente, Mariano Rajoy no es Aznar. Carece del fundamentalismo ideológico del ex presidente. Pero su actitud se asemeja en algo. Como Aznar lo hizo por Bush jr., Rajoy ha decidido apostar por Angela Merkel en la creencia de que, de ese modo, España puede tener un lugar en el sol internacional y resultar más protegida de la crisis.

Para que no hubiera dudas se ha desmarcado, con toda rotundidad, del presidente francés, François Hollande. Aunque las propuestas de este último —eurobonos, políticas de impulso al crecimiento...— benefician a España, Rajoy ha considerado que él no debe pelear por ellas. Piensa que la propia dinámica europea las impondrá.

El presidente del Gobierno español quiere aparecer, en todo momento, sin reservas de ningún tipo, de la mano de la canciller alemana. Está convencido de que ahí radica el poder de Europa y de que España saldrá beneficiada de esa apuesta sin fisuras por la austeridad.

En realidad, se ve que Rajoy, desde que estaba en la oposición, no tenía otro proyecto que seguir los pasos que marcara Merkel. De ahí su perplejidad cuando vio que, pese a haber hecho todos los deberes, continuaba la inestabilidad financiera. Ahora confía en que si es más papista que el Papa, Merkel acabará premiando su gestión. Del mismo modo que Aznar confió ciegamente en Bush jr. Todo esto ha quedado meridianamente claro este fin de semana.

ETA da la batalla de la opinión

Por: Luis R. Aizpeolea | 16 may 2012

Ministro
El ministro del Interior, Jorge Fernández, esta mañana en el Congreso. / CLAUDIO ÁLVAREZ

Visto desde Madrid, el último comunicado de ETA en el que anuncia la constitución de una delegación para abrir el diálogo con el Gobierno puede parecer pura propaganda de la banda terrorista. Así se lo ha tomado el ministro del Interior, Jorge Fernández, cuando ha respondido esta mañana lo previsible: que ETA se disuelva.

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Iñaki García Arrizabalaga

Por: Luis R. Aizpeolea | 14 may 2012

El 23 de octubre de 1980 me quedé consternado cuando me enteré del asesinato de Juan Manuel García Cordero, tras ser secuestrado por los Comandos Autónomos Anticapitalistas. Nunca había cruzado una palabra con él. Pero le conocía porque estaba casado con Conchi Arrizabalaga, una chica de mi barrio donostiarra, Jai Alai. Conchi, con la que tampoco había cruzado una palabra, por la diferencia de edad (cuando Juan Manuel y Conchi eran novios yo era un crío), era la hija de Margari, que había regentado  una carbonería en mi barrio y su padre era taxista. El “delito” de García Cordero era ser el delegado de Telefónica en Gipuzkoa. Y su asesinato pasó como uno de tantos  en una época en que ETA o escisiones de ella —como los autónomos— asesinaban a una media de dos personas a la semana.

Este lune me vino todo esto a la memoria cuando leí el texto que acababa de pronunciar Iñaki García Arrizabalaga, el hijo de Juan Manuel y de Conchi, en el Congreso de Víctimas del Terrorismo, inaugurado en Bilbao.  Pero hubo más. El texto me produjo una gran emoción por el potencial que tiene para generar un clima de convivencia entre los vascos.

Iñaki se distancia en el texto tanto de quienes “reclaman una paz con vencedores y vencidos” —élites de algunas asociaciones de víctimas del terrorismo—  como de quienes “precisan una paz sin vencedores ni vencidos” —ETA y aledaños—. Señala que “los vencidos tienen que ser los que pensaron y practicaron el principio perverso de que el fin justificaba los medios”.

La denuncia de Iñaki no solo se refiere a ETA: “El principio perverso de que el fin justificaba los medios ha funcionado en ocasiones entre quienes tenía el loable fin de acabar con el terrorismo” (GAL, BVE, actuaciones desproporcionadas de las Fuerzas de Orden Público..). Y reclama el derecho de todas los familiares de las víctimas a conocer lo que sucedió en cada caso. También aclara que “en este país no han existido dos violencias equivalentes que haya que extirpar; quiero decir claramente también que entre víctima y asesino la verdad no está precisamente en el medio”.

Y lamenta que “con demasiada frecuencia nos hemos dedicado a llorar exclusivamente a nuestros propios muertos”. Un alto cargo del Gobierno vasco del lehendakari Ardanza (1985-1998) dijo en aquella época que el día que las víctimas del terrorismo de ETA reclamen llorar por las víctimas de los GAL y del BVE o viceversa, habremos alcanzado la paz en Euskadi. Es lo que ayer hizo Iñaki García Arrizabalaga. 

Sobre el autor

Luis Rodríguez Aizpeolea

es un veterano periodista vasco afincado desde hace 22 años en Madrid. Siguió de cerca la transición política en Euskadi hasta finales de los 80, y las vicisitudes políticas de La Moncloa desde la última etapa de Felipe González. Tras muchos años de perseverancia, ha tenido la satisfacción de poder firmar la noticia de su vida: el anuncio del cese definitivo de ETA.

Sobre el blog

Una mirada particular de la situación política en general, de los resortes del poder, de La Moncloa y su entorno y, sobre todo, de la cuestión vasca.

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