Es casi una tradición en Estados Unidos que cada Gobierno aporte a la historia su propio escándalo político. El más famoso de todos es, por supuesto, Watergate, la mayor hazaña de Richard Nixon. Pero Ronald Reagan tuvo el Irán-Contra y Bill Clinton, el Whitewater, por mencionar solo los más notables de los últimos tiempos. El que hoy preocupa en el Ala Oeste de la Casa Blanca se llama Solyndra, que no es un escándalo aún pero que tiene un serio potencial de volverse contra el presidente, sobre todo cuando la campaña electoral esté más avanzada.
Obama, en la sede de Solyndra (Foto: Flickr)
Solyndra es el nombre de una empresa constructora de placas solares que hace dos años parecía un ejemplo dentro de la investigación industrial para la producción de energías limpias. El secretario de Energía, Steven Chu, la citó como modelo de una nueva era en el desarrollo de alternativas a los combustibles contaminantes. El vicepresidente, Joe Biden, participó vía-satélite en su inauguración y el propio Obama acudió a su planta en California en mayo de 2010 para subrayar que allí empezaban a hacerse realidad "los puestos de trabajo del futuro". Como prueba de la fe del Gobierno en el proyecto, se le otorgaron a sus responsables 535 millones de dólares del paquete de estímulo económico que Obama acababa de firmar por entonces.
Dos años después, el pasado mes de agosto, Solyndra presentó suspensión de pagos, despidió a 1.100 trabajadores y tuvo que poner sus archivos en manos del FBI, que abrió una investigación sobre lo sucedido. La oposición republicana ha celebrado varias audiencias para discutir el tema y ha llamado a declarar a los principales ejecutivos de la compañía, que se han acogido a la Costitución para negarse a responder a las preguntas.
Por ahora, el asunto ha tenido solo un eco menor en los medios de comunicación, pero The Washington Post publica ahora que algunos expertos ya habían advertido al presidente, antes de su visita a Solyndra, sobre las dificultades económicas que afrontaba la empresa, y Obama ya se vio obligado a responder sobre ello este lunes en una entrevista en la cadena de televisión ABC, en la que afirma que no se arrepiente de la subvención concedida ni renuncia a su apuesta por las energías no contaminantes. Los candidatos republicanos a la presidencia aluden a ello de vez en cuanto en sus mítines, la cadena Fox le ofrece seguimiento frecuente y el fantasma de Solyndra está muy presente en los despachos donde se planifican los futuros movimientos políticos. El viernes 30 de septiembre, el Departamento de Justicia, que manda sobre la compañía tras el expediente de bancarrota, decidió confiar la gestión a quienes los jueces designen como administradores. Muchas otras novedades pueden aún ocurrir en relación con este problema, y en el Ala Oeste se preparan para hacer contención de daños.
La responsabilidad del Gobierno puede ser la de haber entregado una subvención a una empresa que, obviamente, no contaba con una base lo suficientemente firme, y haberlo hecho por razones únicamente políticas, para promover el programa de energías alternativas defendido por Obama. Desde luego, no es la primera vez que cierra un negocio que cuenta con ayuda oficial. Tampoco es la primera vez que se potencia desde el Estado una industria renovadora que no tiene de entrada un mercado asegurado. El carbón y la energía nuclear nacieron con ayudas públicas, y la industria del petróleo todavía cuenta con exenciones fiscales, entre otras ventajas pagadas con dinero del contribuyente.
Pero el caso de Solyndra viene a la perfección para que los enemigos de las energías limpias y del presidente Obama actúen al unísono. "Es el mayor escándalo económico desde Enron", afirma el semanario conservador The Weekly Standard.
El riesgo de que este episodio escale, efectivamente, hasta la categoría de escándalo no es menor. Obama tiene un buen argumento en su defensa: el fallo de un proyecto específico no significa el fallo de toda una política. Otros negocios de energías alternativas sobreviven y decenas de miles de empresas han conseguido salvarse gracias al plan de estímulo de 2009. Pero esta campaña electoral va a encontrar a un público muy acalorado por la crisis económica y muy harto de los gastos inútiles y las manipulaciones políticas; un terreno abonado para la demagogia y para la explotación de Solyndra.
Hay 5 Comentarios
Ecléctico: Oblabla es tan corrupto como Pepiño (e igual de imbecil.) Socialistas, ¿ves tú?
Publicado por: España vive de las migajas de Alemania | 07/10/2011 21:34:49
@CR
Bueno, al pan pan y al vino vino. Las ciencias experimentales sirven para lo que sirven, la inteligencia humana (la sabiduría humana) sirve también para otras cosas mucho más importantes, diría yo, que las ciencias experimentales. Me refiero en particular a regular el comportamiento aún primitivo del ser humano y a los sentimientos y a las ideas que lo motivan. Si no somos lo suficientemente inteligentes (sabios) para comprender y mejorar nuestro comportamiento, entonces estoy de acuerdo contigo : nuestro límite máximo de inteligencia (sabiduría) no sobrepasa el que se aplica en ciencias experimentales. En ese caso, el "homo sapiens" no lo es, o no lo es todavía, a lo máximo sería un "homo technicus" o algo por el estilo. Mi intuición me dice, sin embargo, que la inteligencia (sabiduría) humana está aún en sus albores y que se irá desarrollando poco a poco... tal vez demasiado lentamente para poder sobrevivir a los cataclismos que prepara el "homo technicus"... y no exagero : las técnicas de armamento y de guerra, amén de las pseudo-ciencias políticas y económicas que imperan, tal vez nos estén llevando ya una especie de "man-made" apocalipsis...
Publicado por: ecléctico | 05/10/2011 19:42:10
El verdadero escándalo es haber tenido la oportunidad de realizar el juicio más importante desde Nuremberg y haber optado por la venganza.
Publicado por: Yoni | 04/10/2011 18:15:08
A veces me pregunto si existe de verdad inteligencia en la especie humana más allá de la que se puede aplicar en ciencias experimentales. Una y otra vez se critican las decisiones políticas que se traducen en malos resultados simplemente reprochando a sus autores que no tuvieron la capacidad deiforme de conocer exactamente el futuro por anticipado. Al mismo tiempo se nos enseña sesudamente, a veces por los mismos críticos, que la esencia de las decisiones sociales, políticas y económicas es la incertidumbre ¿ demuestra esta contradicción alguna inteligencia, o es puro maniqueismo ideológico ?. Mientras, los banqueros, eso sí, se tienen que mudar a casas más grandes para que les quepa el dinero que se llevan de entidades salvadas con aportaciones de los ciudadanos contribuyentes. En este caso, que no existe incertidumbre alguna y, por tanto, se debería actuar con el mazo, el sistema permite a los responsables irse de rositas.
Publicado por: CR | 04/10/2011 15:48:59
Excelente artículo, Antonio Caño. Después de más de 40 años de experiencia industrial y financiera sé lo que quiere decir incompetencia o falta de integridad en materia de proyectos industriales. Tristemente, la mayoría de los políticos adolecen de incompetencia notoria (o de falta de integridad) a la hora de "ayudar" empresas con dinero que no les pertenece, y el presidente Obama no es excepción. La integridad política (y con ella la legitimidad política) decae o desaparece cuando un político notorio se aventura en avenidas que no conoce, o conoce mal, simplemente porque cree que esas avenidas le van a conducir a más poder o a más popularidad, o incluso cuando sinceramente cree que son caminos necesarios para el bien de la nación. Cuando se emprende un nuevo camino, hay que asegurarse que es sólido : en montaña, eso se hace con cautela, paso a paso. Obama cometió una barbaridad al otorgar, con dinero público, un enorme crédito de USD 535 millones a una empresa cuya viabilidad financiera no era evidente (viabilidad financiera = capacidad de autofinanciamiento).
Publicado por: ecléctico | 04/10/2011 14:59:40