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Cano

¿Pagaría 35.000 dólares por cenar con Obama?

Por: | 05 de octubre de 2011

Durante su visita a Dallas este martes, Barack Obama participó en dos comidas de recaudación de fondos. En una de ellas, el cubierto más barato costaba 500 dólares, en la otra el precio fijo era de 35.800 dólares por pareja. De ahí se trasladó a San Luis, donde asistió a otras dos cenas con el mismo propósito: una a 250 dólares de mínimo y otra a 25.000 dólares por persona.

Cartelobama Comidas o cenas similares se han celebrado en las últimas semanas prácticamente en cada ciudad por la que ha pasado el presidente, que ha recorrido más de diez Estados en menos de un mes en viajes en los que combina la promoción de sus últimas iniciativas políticas, particularmente su propuesta de ley para acelerar la creación de empleo, y la necesidad de recolectar dinero para su compaña de reelección.

Las campañas electorales son caras en Estados Unidos. La de 2008, en la que Obama superó ampliamente la cuenta corriente de sus rivales en las primarias y en las presidenciales, resultó la más cara de la historia: más de 5.000 millones de dólares. Esta que acaba de empezar y que concluirá en las elecciones de noviembre de 2012 promete superarla. Sin dinero no hay acceso a la televisión, y sin acceso a la televisión pocos se enteran de lo que tienes que decir en un país inmenso que es imposible abarcar únicamente mediante la presencia física.

Pero la recaudación de dinero despierta unas ciertas reticencias y dudas de carácter ético, especialmente si se hacen desde la Casa Blanca. Gobernar el país para todos y, al mismo tiempo, pedir dinero para uno mismo se convierte en una actividad tan imprescindible como embarazosa e incómoda. Los portavoces del presidente se ven con frecuencia obligados a dar explicaciones al respecto y el propio Obama se siente forzado a cumplir con esa labor, que ha realizado decenas de veces en el último año, de la manera más discreta posible, generalmente sin fotógrafos ni cobertura de prensa.

Todos los presidentes, por supuesto, han hecho lo mismo que Obama está haciendo ahora. Pero el caso de Obama resulta más llamativo porque hoy se necesita mucho más dinero que antes y porque su modelo de recaudación está basado en la creación de una amplia masa de donantes que compensen lo que las grandes corporaciones van a poner, previsiblemente, en las manos de sus rivales.

Las campañas políticas en Estados Unidos están en su mayor parte subvencionadas por los ciudadanos y las empresas. El Estado puede hacer una aportación, pero para recibirla los candidatos están obligados a cumplir con una serie de condiciones que restringen mucho su capacidad para conseguir dinero privado. En 2008, Obama renunció a la subvención pública y pagó todos sus gastos con las contribuciones voluntarias. Ahora intenta hacer lo mismo, pero esta vez va a ser más difícil.

Hace tres años la candidatura de Obama provocó una ola de entusiasmo popular que animó a millones de personas a firmar cheques de 20 o 100 dólares para pagar su campaña. Tratando de nadar a favor de corriente, también las grandes empresas, que quieren estar siempre al lado del triunfador, se mostraron generosas con el aspirante demócrata y, en general, le trataron mejor que a John McCain. Hoy las cosas han cambiado. Aunque los responsables de Obama 2012 conservan los e-mail de los donantes de 2008 y acuden a ellos machaconamente en busca de ayuda, la reacción que encuentran en mucho menos favorable. El movimiento pro Obama, por ahora, es difícil de resucitar.

Paralelamente, Obama se ha hecho durante su mandato con suficientes enemigos entre la clase empresarial como para sospechar que los grandes ejecutivos favorezcan ahora a los candidatos republicanos. La Cámara de Comercio, el mayor lobby del país, es un enemigo declarado de la política económica del presidente. Con la reforma sanitaria, se echó en su contra a médicos, hospitales, industria farmacéutica y compañías de seguros. Con la reforma financiera, aunque tímida, se ganó la enemistad de los gestores de grandes fondos de inversión en Wall Street, algo muy serio si se recuerda que Goldman Sachs, el mayor donante de 2008, repartió entonces más de 5 millones de dólares. Y su última ofensiva a favor de más impuestos para los ricos no es, precisamente, un estímulo para que éstos se rasquen el bolsillo.

La consecuencia es que ahí tiene que estar el presidente, dejándose fotografiar y saludar por quienes están dispuestos a pagar por conseguirlo, una tarea algo humillante para el comandante en jefe de las más poderosas fuerzas armadas del mundo. 

Hay 17 Comentarios

Me parece mucho mejor así que con Gürtels y trajes varios.

Angeles Mastretta, oye, me los puedes das a mi, y yo se los daré en tu nombre. Te paso la cuenta bancaria para que hagas la transacción: 7987400-692984720939. Por Dios que nace uno cada minuto.

Ángeles, sólo pueden donar ciudadanos norteamericanos. A los extranjeros no les está permitido contribuir a las campañas políticas.

Antonio: ¿Y hay manera de entrar a la campaña desde otras partes del mundo? Yo no tengo treinta y cinco mil dólares, pero donante de cien, claro que puedo ser. Y a la mejor, como yo, muchos.

Antonio: ¿Y hay manera de entrar a la campaña desde otras partes del mundo? Yo no tengo treinta y cinco mil dólares, pero donante de cien, claro que puedo ser. Y a la mejor, como yo, muchos.

Antonio: ¿Y hay manera de entrar a la campaña desde otras partes del mundo? Yo no tengo treinta y cinco mil dólares, pero donante de cien, claro que puedo ser. Y a la mejor, como yo, muchos.

Pues me parece genial que recaude así. Mucho mejor que endeudarse hasta las cejas en pos de una campaña electoral. Aprende secretos que jamás te contaron para seducir mujeres siguiendo la web de mi firma.

El presidente de la multinacional estadounidense donde yo trabajaba antes donaba un millón de dólares a cada candidato por hacerse una foto con él. Conclusión: El presidente de la compañía siempre tenía una foto con el presidente de Estados Unidos. Eso allí vende.

Pues yo no cenaría con él ni dándome esos 35000E. Tengo cosas más importantes que hacer, ¡lo siento por él!

Si los candidatos republicanos son un rosario de ultras de la mas acerrima derecha cavernaria, y en el lado democrata solo concurrira Obama... ¿ Que va a hacer el centro, y el ala izquierda de EEUU en las elecciones, puede que Obama halla desilusionado bastante, pero viendo la otra acerca, la gente no se movilizara por puro miedo a lo que pueda pasar??

Si los candidatos republicanos son un rosario de ultras de la mas acerrima derecha cavernaria, y en el lado democrata solo concurrira Obama... ¿ Que va a hacer el centro, y el ala izquierda de EEUU en las elecciones, puede que Obama halla desilusionado bastante, pero viendo la otra acerca, la gente no se movilizara por puro miedo a lo que pueda pasar??

El dinero es la llave que habre más puertas y más piernas.

Clica sobre mi nombre

El dinero es la llave que habre más puertas y más piernas.

Clica sobre mi nombre

también se paga por cenar con Mandela y con... muchos face's m? es para recaudar, la diference es big! ok! m
y para benéficas cenas o .. son acots de anzuelo es good, m

No no, no los pagaria. Un viejo amigo.

y dejar de comer los proximos 10 años, por supuesto que no.

La deificación aberrante del dinero ha alcanzado tal punto que nada se consigue hoy sin pasar por el dinero : la creación de un partido, la elección de un presidente, la visita de un papa, una obra de "caridad"... todo requiere dinero, mucho dinero. En sí, el dinero sirve para intercambiar bienes y servicios, y no tiene ningún valor fuera de dicho intercambio. Pero el concepto perverso del dinero como instrumento de poder (no sólo de poder comprar tal o tal bien o servicio, sinó tambien de poder comprar seres humanos) ha desvirtuado enteramente la función original del dinero. Si a esto se añade la perversión notoria del negocio del dinero, es decir, enriquecerse negociando con el propio dinero, entonces llegamos a lo que yo llamo "la deificación aberrante del dinero". Esta deificación aberrante, entre otras, nos está llevando al desastre. ¿Qué hacer?

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Sobre el autor

lleva más de 30 años de dedicación a la cobertura de la actualidad internacional, la mitad de ellos vividos en EE UU y América Latina. Actualmente, es corresponsal en Washington.

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Entrevista a Antonio Caño en el programa Club de Prensa de la cadena de televisión NTN24, en Washington.

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