"/>
Cano

Periodistas y su relación con las élites

Por: | 07 de mayo de 2012

Screen Shot 2012-05-07 at 1.02.13 PM
El secretario de Defensa, Leon Panetta y el cineasta Steven Spielberg, durante la cena de corresponsales celebrada hace dos semanas. Foto: AFP.

Tom Brokaw, el antiguo conductor del principal informativo de la cadena NBC y una autoridad nacional en materia de periodismo, ha creado estos días cierto revuelo en el Ala Oeste al poner el dedo en la llaga de uno de los asuntos más controvertidos y delicados de esta profesión: la vinculación, a veces excesiva, entre los periodistas y las élites.

Refiriéndose a la serie de personalidades y famosos que cada año desfila por la cena de corresponsales en la Casa Blanca, la última de ellas celebrada el pasado 28 de abril, Brokaw decía este domingo en su propia emisora: "Mira, yo creo que George Clooney es un gran tipo, y me encanta estar con Charlize Theron, pero yo no creo que el gran acontecimiento de la prensa en Washington tenga que ser esta especie de evento glamuroso, donde todas las conversaciones giran sobre la marca del champán, la última recepción en la embajada italiana, quién tiene la mejor fiesta y quién conoce a gente más importante. Eso está lejos de lo que se supone que tenemos que hacer y de lo que la gente espera que estemos haciendo. Creo que el cuerpo de prensa en Washington debería de reflexionar acerca de ello, y, por cierto, yo soy miembro del grupo de corresponsales en la Casa Blanca, he estado en esas cenas y he disfrutado de ellas, pero creo que esto ha ido demasiado lejos".

La cena de la Asociación de Corresponsales en la Casa Blanca es una tradición que se remonta a hace casi un siglo. En su origen, era una oportunidad de hacer contactos y de representar la vigencia del cuarto poder. Pero en los últimos años ha ido convirtiéndose exclusivamente en un gran acontecimiento social, una gala de etiqueta en la que el presidente de turno cuenta los chistes que le ha escrito para la ocasión un humorista profesional y en la que cada medio de comunicación compite por el nivel de los invitados que sienta a su mesa. Es una cita de esas que nadie que sea alguien en esta ciudad quiere perderse.

En estos tiempos de crisis y de dudas sobre el futuro del periodismo, tanta ostentación y derroche comienza, sin embargo, a hacerse algo extravagante. Las palabras de Brokaw, no solo ponen sobre el tapete esa inoportuna exhibición, sino el ángulo, aún más polémico, sobre los límites en la relación de los periodistas con los personajes que son objeto de su cobertura.

Los periodistas, en nuestra obligación de acercarnos a quienes con más frecuencia producen las noticias, vivimos próximos a líderes políticos, hombres de negocios, actores y deportistas famosos. De esa proximidad, en ocasiones, surge una vinculación que no es estrictamente profesional. Quienes cubren la política acaban haciendo amigos entre los políticos, quienes cubren la economía terminan intimando con banqueros y quienes se dedican a la información cultural desarrollan amistad con escritores, actores y directores relevantes. Igualmente ocurre entre los corresponsales y los embajadores o los funcionarios de los ministerios de asuntos exteriores. Nada que criticar al hecho de que un periodista trate de obtener el mejor acceso posible a las mejores fuentes existentes. Pero es evidente el riesgo que eso entraña. El roce hace el cariño, o el odio, que también es posible, y ambas cosas son malos ingredientes para un juicio riguroso e imparcial.

Esto constituye un viejo problema deontológico con el que los profesionales tratamos de lidiar con más o menos éxito. Pero lo que Brokaw plantea tiene que ver más bien con un problema de imagen que es conveniente cuidar. En una época en la que una parte de la sociedad desconfía de los medios de comunicación tradicionales, en parte por su proximidad al poder, es recomendable mantener las formas. Algunos de los medios supuestamente alternativos que se presentan como portavoces periodísticos de los ignorados me despiertan tantas sospechas como esos políticos populistas que justifican su ignorancia y banalidad por su identificación con los humildes. Pero tampoco vendría mal preguntarnos en el Ala Oeste, o en otros ámbitos en los que corresponda, si no estamos observando con demasiada frecuencia la realidad desde el mismo lado del cristal opaco desde el que la miran los poderosos. 

Hay 9 Comentarios

Hago también mías a las observaciones de "nino".
El principal problema es que, por lograr "buena relación" (o que no los detesten y nieguen diálogo) en búsqueda de posibles noticias o datos que sí, les permitan publicar las "élites", se convierten en completos lacayos de los poderosos,sin coraje para ser claramente honestos y objetivos en lo que publican.
A tal extremo que yo, actualmente, me encuentro oligado a leer diversos medios (de distintos países y sectores) para DEDUCIR cómo serán realmente las cosas, desde qué dice y cómo lo enfoca cada uno. ¡Es terrible que hayamos llegado a tal grado de manipulación mediática!


Esa relación es mucho más que un mero ingrediente para emitir un juicio riguroso e imparcial, en casi todos los casos implica una complicidad implícita y es la raíz de la generalizada desconfianza por parte de la sociedad respecto a la honestidad intelectual de quien cubre una nota u opina acerca de una circunstancia política determinada.


“En una época en la que una parte de la sociedad desconfía de los medios de comunicación tradicionales, en parte por su proximidad al poder, es recomendable mantener las formas” es el único punto sobre el cual disiento. No se trata de formas, he ahí lo trágico, si se quiere, sino de algo todavía más grave como son los contenidos periodísticos.


Buena nota esta y excelente reflexión: los vínculos, generalmente espúreos entre el periodista y el poder. Relación en la que el supuesto profesional termina, por proximidad o simplemente por intereses económicos personales siendo vocero y replicando acríticamente el mensaje del poderoso.

“@antonio_cano_: ¿Deberíamos los periodistas marcar mayor distancia con las élites? En mi blog Ala Oeste. http://t.co/xjIlx0we”
@antonio_cano_ 

Considero que debe de haber un balance.

Sin embargo, siempre cuando los periodistas informan deben mantener un frontera para ser imparciales y cumplir a cabalidad con su mision.

El mejor ejemplo que conozco de cercanía periodista-élite es Juan Luis Cebrián, primer director de este periódico y actual consejero delegado del imperio mediático PRISA.

Yo creo que establecer una buena relación entre personas honradas, en este caso entre las élites políticas y los periodistas, no es algo que deba ser objeto de crítica. Es muy humano; eso sí: cada uno haciendo su trabajo.

Magnífica reflexión sr. Caño, sí, creo que much@s colegas suyos, deberían cuestionar su objetividad y suficiencia. Gracias por darme ésta oprtunidad.

bolsos, botas Timberland, relojes, zapatos de Christian Louboutin, gafas de sol, zapatos MBT, zapatos Reebok, zapatillas Nike, bolsos de Marca Rumbo, de Diseño párr asegurar Que las Compras Por Favor, introduzca la dirección URL Siguiente

http://www.bolsosoutlet.net/
http://www.rogervivierflats.co.uk

Excelente artículo. Saludos desde Ecuador.

Juega al mejor simulador político, económico, y militar; gratuito y por navegador web: http://xurl.es/n2yw0

Los comentarios de esta entrada están cerrados.

Sobre el autor

lleva más de 30 años de dedicación a la cobertura de la actualidad internacional, la mitad de ellos vividos en EE UU y América Latina. Actualmente, es corresponsal en Washington.

Club de Prensa en NTN24

Entrevista a Antonio Caño en el programa Club de Prensa de la cadena de televisión NTN24, en Washington.

TWITTER

Antonio Caño

Archivo

enero 2013

Lun. Mar. Mie. Jue. Vie. Sáb. Dom.
  1 2 3 4 5 6
7 8 9 10 11 12 13
14 15 16 17 18 19 20
21 22 23 24 25 26 27
28 29 30 31      

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal