Alterconsumismo

Sobre el blog

“El consumo es democracia. A través de lo que compras decides qué tipo de sociedad quieres. En este espacio encontrarás ideas para hacer que tu consumo sea justo y sostenible. Únete al Alterconsumismo.”

Sobre los autores

Anna ArgemíAlterconsumismo es un blog coral dirigido por Anna Argemí, periodista especializada en comercio justo, consumo responsable y alternativo. Los últimos años estuvo a cargo de la comunicación externa del comercio justo en Intermón Oxfam.

  • Marta Guijarro (Coordinadora Estatal de Comercio Justo)
  • Laura Perona (Fairtrade Ibérica)
  • Albert Cañigueral (Consumo Colaborativo)
  • Carlos Ballesteros (Universidad de Comillas, especialista en consumo)
  • Marco Coscione (Coordinadora Latinoamericana y del Caribe de Pequeños Productores de Comercio Justo)
  • Anna Carrascón (Setem)
  • Álvaro Porro (revista de consumo responsable Opciones)
  • Esther Vivas (activista e investigadora en políticas agrícolas y agroalimentarias)
  • Sonia Felipe Larios (Triodos Bank)
  • Gema Gómez (Slow Fashion Spain)
  • Cristina Diago (Biocultura – The Ecologist)
  • Pilar Sampietro (periodista especializada en ecología RNE)
  • Laura Alcubilla (Economía del bien común)
  • Lidia Ucher
  • Dídac S-Costa (mercados sociales)
  • Rafael Sanchís (director de Comercio Justo de Intermón Oxfam).

¡Cómpramelo! Me lo pido todo

Por: | 06 de agosto de 2013

Esta entrada fue publicada el 17 de junio

Por Carlos Ballesteros

Compramelo_todo 

Tres situaciones vividas en apenas 48 horas:

  1. Martin (a punto de los 7 años)Se le cae un diente en el parque. Ya tocaba. Viene todo feliz a enseñarme su diente, su mella, y dándose media vuelta y a voz en grito para que le oiga todo el mundo dice: "Guay, esta noche el ratoncito me traerá el ipod." Luego además nos enteramos de que en realidad quería decir el iphone.
  2. Martin otra vez, eligiendo el regalo que le van a hacer sus abuelos por su cumpleaños en una tienda de jugutes, tienda tradicional de barrio. Sabe que hay criterios: sin pilas, juego para jugar tanto solo como acompañado, aproximadamente 40 €, no bélicoA su lado una señoracon dos niños dejándose aconsejar por el vendedor. En un momento dado la señora se da la vuelta y muy seria le dice a su hijo: "No te creas. Este regalo sólo es porque esta semana has estado costipado." El regalo incumplía todos los criterios arriba señalados.
  3. Misma tienda unos minutos más tardeNiño y madre. El niño de unos 4 años si llega. La madre enseñándole un juguete de unos 25 euros, unos muñecos de una serie de dibujos animados japonesa, violenta, y le dice: "Si esta semana traes punto verde de la guardería todos los días te lo compro."

Una de mis máximas preocupaciones (quizá porque soy padre de dos chicos de 5 y 7 años) es trabajar el consumo responsable o, al menos, el consciente desde pequeñosLuchas, eso sí, con muchas barreras: los medios de comunicación, los círculos sociales en los que se mueven tus hijos, la familia más o menos lejana, la sociedad en su conjunto. En la situación 1, Martin piensa que el ratoncito Pérez le va a traer tamaño despropósito porque a un niño de su clase, con apenas esos años, ya le habían traído ese teléfono que hace de todo, incluso contestar llamadas. En las otras dos no son sino fiel reflejo de una sociedad que recompensa lo irrecompensableaquí, ahora y además de manera desmedida. A menudo uso en mis charlas un viejo anuncio de una marca de coches alemana que presenta a un niño de unos 10 años, vestido de astronauta con el auténtico traje de la Nasa, y con un slogan que tan sólo en 12 palabras recoge toda una filosofía: "Si siempre lo has tenido todo ¿por qué vas a cambiar ahora?".

¡Cómpramelo! ¡Me lo pido todo! Algunos psicólogos hablan de la tiranía de estos niños Colón que, al igual que las representaciones escultóricas del descubridor, señalan con el dedo firme lo que quieren, lo que desean. Son tiranos que, dicen las estadísticas, pueden llegar a influir hasta en un 45% de todas las compras de un hogarEn Estados Unidos, que miden todo lo medible y más allá, se ha hechoun estudio que demuestra que padres y madres aguantan 49 "noes" hasta que dicen "sí". Y el niño, que lo sabe, vaya si lo sabe, va contando despacito hasta que se va acercando a la cincuentena, sabedor de que tiene la batalla ganada.

Abogo por una educación en un consumo responsable y consciente desde que son pequeños, muy pequeños. Donde escuela, progenitores, abuelos (sí, los abuelos también tienen la responsabilidad de educar y no como suele decirse), medios de comunicación, trabajemos todos en un gran pacto para conseguir que los niños y niñas sepan lo que cuesta el dinero, el valor de reusar (y rehusar) antes que el usar y tirar, que el cariño verdadero ni se compra ni se vende, para que cuando lleguen las fechas señaladas el niño sepa elegir, sepa desear, porque ahora no sabe qué quiere "si ya tengo de todo".

 

Consumo colaborativo para principiantes

Por: | 05 de agosto de 2013

Esta entrada fue publicada el 14 de mayo de 2013

Autor invitado: Albert Cañigueral

Oui share fest paris
Los promotores del consumo colaborativo se reunieron en París en la Ouishare fest hace unas semanas (c) Sefano Borghi


¿Cuándo fue la última vez que usaste ese taladro que tienes en casa? ¿Has pensado alguna vez que tu coche se pasa más del 95% del tiempo estacionado y el dinero que eso cuesta? ¿Y ese vestido que sólo has usado en una boda? Y mejor no hablar de la ropa y los juguetes de los niños.

Hemos sido hiperconsumidores, acumuladores sin sentido ni límite
. Nos explicaba Clemente Álvarez en su blog que se estima que tenemos entre 3.000 y 4.000 objetos en nuestros hogares, 15 veces más que nuestros abuelos. ¿Podemos hacerlo mejor y entender que el acceso a las cosas es mejor que su propiedad y su acumulación?

"Algún día miraremos al siglo XX y nos preguntaremos por qué poseíamos tantas cosas". Con esta frase comenzaba un reportaje en la revista TIME que incluyó el consumo colaborativo como una de las 10 ideas que van a cambiar el mundo.

El consumo colaborativo se puede definir como la manera tradicional de compartir, intercambiar, prestar, alquilar y regalar redefinida por las nuevas tecnologías y las comunidades que se crean. En definitiva los ciudadanos, conectados, se están organizando e intercambiando información para consumir, educarse, divertirse, viajar, financiarse, de manera conjunta, horizontal, directa y a menor escala.

Para entenderlo nada mejor que revisar algunos servicios de consumo colaborativo que ya existen en España:

  • Sistemas de bicicleta pública (como el Bicing en Barcelona). En este Google maps puedes consultar los servicios que se ofrecen por toda España.
  • Trayectos compartidos en coche, que buscan llenar los asientos vacíos con pasajeros que comparten recorrido. Permite compartir gastos y conocer a nueva gente. Los mayores operadores en Europa son Blablacar (con 3 millones de usuarios) y Carpooling (con 4 millones). En España también destaca Amovens. Estos servicios ya se han convertido en competidores directos para autobuses y trenes en recorridos de media distancia, y desplazan a más de 2 millones de usuarios al mes.
  • Alquiler de coche entre particulares con un seguro adecuado mediante SocialCar.
  • Dentro de mi "tribu de confianza", que incluye a familia, compañeros de trabajo, del club, vecinos, puedo organizarme para compartir aquello que alguien ya ha comprado pero usa poco. Se puede utilizar ShareTribe o Obsso por ejemplo.
  • Los niños crecen, la ropa por desgracia no. Pero la verdad es que otro niño sí puede reaprovecharla. En España ya hay más de 10 empresas que ofrecen alternativas de consumo colaborativo para los peques.
  • Turismo. Mediante Couchsurfing (que es gratuito) o Airbnb (de pago) es muy simple viajar y alojarse en casa de desconocidos en cualquier lugar del mundo. También se puede encontrar fácilmente con quien compartir actividades (Trip4real o Sherpandipity) o las comidas (EatWith).
En resumen el consumo colaborativo se presenta como el último ejemplo del valor de internet para los consumidores. Este modelo emergente empieza a ser suficientemente grande y disruptivo como para que los organismos reguladores y las empresas hayan tomado conciencia de ello. Como concluyó la revista The Economist un artículo que le dedicó: "it's time to start caring about sharing", es decir, ya es hora de empezar a preocuparse por compartir.

 

¿Podemos cambiar el mundo desde el consumo?

Por: | 01 de agosto de 2013

Esta entrada fue publicada el 15 de mayo del 2013.

Autor invitado: Álvaro Porro

Cambiar_mundo_consumo

Plantear transformar nuestro mundo exclusivamente desde el consumo puede ser ingenuo e incluso peligroso. Pero pretender transformarlo sin tocar el consumo puede ser ilusorio e irreal. El consumo consciente puede ser transformador, siempre que conozca sus límites y potencialidades.

Existen muchas nociones de lo que es el consumo consciente. Una de ellas, quizá la más extendida inicialmente y más asociada con el término consumo ético, entiende que consiste básicamente en irsumando personas que en sus decisiones de compra escruten entre las distintas opciones de manera que se vayan desplazando desde las "empresas negativas" y se potencien las "empresas positivas", hasta un punto en que las empresas que no actúen con respeto por el medio ambiente y las personas no tengan casi cabida.

Pero a la hora de consumir estamos condicionados por las opciones reales que tenemos. Por ejemplo, no es lo mismo replantearte tu uso del coche en un modelo de ciudad que favorezca la movilidad sostenible, que en un modelo de ciudades con un transporte público deficiente y donde peatones y ciclistas son marginados. El entorno nos condiciona.

Nuestra naturaleza psicosociológica nos limita. La forma en que funciona nuestra percepción y nuestra acción como seres humanos tiene unas características que hacen difícil funcionar las 24 horas del día en base a decisiones calculadas que manejan infinidad de variables y aspectos morales.

Si ignoramos los dos puntos anteriores, es decir, el peso de las estructuras socioeconómicas en el proceso de consumo, el planteamiento del consumo consciente transfiere toda la responsabilidad de los problemas sociales y ecológicos al nivel individual, queriendo dar respuestas individuales a problemas que son colectivos.

En realidad no se trata de sobrevalorar el poder del consumidor, sino de destapar la debilidad del consumismo. Estamos hablando de un cambio de valores, de ideal de bienestar, de estilos de vida y de prácticas cotidianas. Todo ello requiere un cambio cultural de gran magnitud y un cambio de muchos elementos estructurales. Necesitamos reflexión, conocimiento, educación, políticas, construcción de alternativas, acción, cooperación, nuevas leyes, regeneración democrática, una apasionante aventura.

Así pues, ¿basta con caminar por la vía del consumo consciente para cambiar el mundo? ¡En absoluto! El consumo consciente se inserta junto con gran cantidad de movimientos y líneas de pensamiento en la acción colectiva que persigue la transformación: ideas como el decrecimiento, la agroecología, la soberanía alimentaria, la relocalización de las economías, la justicia en el comercio internacional o no, la protección y desarrollo de los servicios públicos, la regulación de empresas y mercados, la democracia participativa, la renta básica, la potenciación de la cultura libre, la reducción de la jornada laboral, las políticas en defensa del territorio...

El consumo consciente y transformador tal y como lo concebimos desde Opciones puede ser efectivo en la transformación como fuelle que avive toda una serie de cambios estructurales que necesariamente pasan por la arena política pura y dura, ya sea institucional o de movimientos sociales. Es por lo tantonecesario generar propuestas especialmente en esos ámbitos donde el Consumo Consciente actúapara que los vacíos que dejan políticas fracasadas se llenen con políticas transformadoras. Es el momento de ayudar a pensar esos otros mundos posibles. Un ejemplo de lo dicho: si con la crisis baja un 40% la venta de coches, es el momento de apostar por el transporte público (más y mejor) o por la extensión de las iniciativas de compartir coche antes que por un enésimo plan renove que no es precisamente sostenible. Y es el momento de reconducir esa industria y esos empleos hacia las energías renovables. Y como consumidores y ciudadanos tenemos mucho que decir en esto.

En la web de Opciones puedes leer una versión ampliada de esta entrada. 

El País

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