No creo que la industria del
juguete esté de acuerdo con mis razones pero quizá sí padres,
madres, escuelas y educadores si se les ofreciera la posibilidad.
Saco a colación la cuestión porque de hecho soy la feliz
arrendataria de un tren eléctrico, que debo devolver en perfecto
estado esta misma semana. Antes del tren pasó por casa, también en
régimen de préstamo, un camión de la basura equipado con sus
correspondientes containers de reciclaje como exige la normativa. Y
como vino se fue. Mi hijo está encantado con este ir y venir de
juguetes. Y me digo que como él tantos otros niños y niñas lo
estarían.
Se pueden alquilar juguetes a través de plataformas online como Pikatoy o comparToy. En mi caso se trata un servicio más del barrio. Cerca de casa aquí en Francia hay una “ludoteca para todos” puesto que así se anuncia el local. Yo la llamo la “falsa ludoteca” porque allí no se puede ir a jugar porque no tienen suficiente espacio. Sólo se va a tomar prestados juguetes. Cuentan en su catálogo con más de 1.500 sobre todo para niños pero también juegos de sociedad para adultos. A mi hijo casi le da un infarto, y eso que sólo tiene 5 años, al ver la pared inmensa que tienen tapizada de arriba abajo con cajas de Playmobil. Hacen uso de esta particular “ludoteca” tan sólo un centenar de familias en una población de unos 15.000 habitantes.
La idea surgió de una asociación privada creada por unas abuelas de la ciudad, quienes querían que todos los niños pudieran acceder a nuevos juguetes, puesto que creen en el valor educativo del juego, y querían también que las familias dispusieran de un espacio de encuentro y socialización. El Ayuntamiento les echa una mano cediéndoles el edificio y pagándoles la calefacción. Las socias, 16 voluntarias muy voluntariosas, invierten su tiempo y su dedicación sin mayor recompensa que el agradecimiento de padres y niños por igual.
Son voluntarias pero muy profesionales. Antes de ceder en préstamo el juguete te ayudan a comprobar que están todas las piezas que son y que son todas las que están. Cada juego tiene asignado un número de inventario y cada caja tiene enganchado un papel donde aparecen listadas todas las piezas del juego en cuestión. Por ejemplo, “casco azul para figurita Playmobil” o “figurita Playmobil hombre de cabello castaño”. Y cada piececita, por pequeña que sea, tiene marcado el número del juego con rotulador indeleble. Con los juegos no se juega.