Por Pedro Pérez, autor del blog Infocrowdsourcing.com
“Ya es Navidad en el Corte Inglés”, así que ha llegado la hora de consumir y consumir. Es lo que toca, porque para una vez al año que estamos en fiestas. ¡Pues no! Vamos a rebelarnos. Aquí tenéis 10 consejos para una Navidad de Consumo Colaborativo, porque “compartida la vida es más”.
1. ¿Y ahora qué regalo?
¿A que tienes en casa todo tipo de regalos que te han hecho y que hace años que no utilizas? Reutiliza, recicla, regala e intercambia son algunos de los principios del Consumo Colaborativo, porque “no soy lo que tengo, soy lo que soy”.
Sabemos que los niños son entes destructivos (en el buen sentido claro). La ropa se les queda pequeña a los dos meses, los juguetes los usan 3 días y se aburren de ellos, y siempre tienen nuevas necesidades. Regálales ropa de segunda mano de Percentil o intercambiada en Grownies. También puedes intercambiar los juguetes que ya son monótonos para tus hijos en Creciclando o alquilar otros por un tiempo determinado en Pikatoy.
Si te regalaron la primera sombra de Gray el año pasado y el libro está cogiendo polvo en la estantería (“el algodón no engaña”), puedes intercambiarlo en Libros Compartidos por la segunda sombra y pasar unas navidades de vicio.
Cualquier otra cosa y todas las anteriores puedes intercambiarlas en etruekko, la red social de consumo colaborativo en la que podrás intercambiar una televisión por un jarrón japonés o un sofá por una lámpara vintage.
Además, si eres desinteresado y quieres “redecorar tu vida”, dale a alguien una “alegría de vivir”. No Lo Tiro permite darle a alguien los objetos que puedan necesitar y que tú ya no uses.
2. La abuela se merece un gran regalo
La abuela no tiene precio y por eso se merece que toda la familia le hagamos un gran regalo. Un viaje al Caribe a gastos pagados, o una semana en Marina D’Or, ciudad de vacaciones. LetsKickin o Leetchi nos permiten organizar la realización de un regalo en grupo.
3. Ceno en Murcia en casa de la tía
¿Cuántos desplazamientos se contabilizan en Navidad? ¿Cientos? ¿Miles? Haz un Blablacar o un Amovens para ir cenar a casa de tu tía en Murcia o para “volver a casa por Navidad”. Puedes compartir tu coche (tú pones el precio, el lugar de salida y el sitio de llegada) o puedes unirte a un coche que ya está compartido (muy recomendable si no “te gusta conducir”). Cualquiera de las dos opciones es válida. Reducimos desplazamientos, consumimos menos gasolina y disfrutamos de buena compañía que es de agradecer si tu viaje es largo. Así es el Consumo Colaborativo, todos salen ganando.
4. Allí no llegan ni las moscas
Seguro que a alguno de tus amigos se le ocurre ir a una fiesta alternativa que le han contado que va a estar de lujo. Si no te han invitado da igual, “en tu fiesta me colé”. El problema es que a la fiesta no llega el trasporte público y el coche lo hemos dejado en casa. Respiro Madrid o Avancar te consiguen un coche rápido por horas.
5. Qué pedo que voy
Si te da por imitar a tu cuñao o saltar por encima de los contenedores cuando sales de la cena, tenlo claro, “si bebes no conduzcas”. Por eso mejor coger un taxi al salir de la cena que toda precaución es poca si hablamos de alcohol. “Si llevo mi coche me sale más barato”. Pues comparte taxi con JoinUpTaxi que los taxistas también tienen derecho a trabajar “en estas fechas tan señaladas”.
6. Unos días de vacaciones para cerrar el año
Si decides irte de vacaciones para despedir el año pueden ocurrirte dos cosas: que te pierdas a la Igartiburu en las campanadas de la 1 y que el alojamiento que encuentres esté 10 veces más caro que cualquier otro fin de semana. Lo primero no tiene solución, incluso te lo recomiendo. Para evitar el atraco de lo segundo puedes alojarte en casas particulares, y para ello Airbnb o Bed y Casa pueden ayudarte.
7. ¿Y si viajo con la familia?
Incluso, si viajas en grupo, puedes realizar un intercambio de casa, es decir, una semana en mi casa de la playa en junio, a cambio de “unas navidades con encanto” en la nieve en fin de año. En Knok, MyTwinPlace o Intercambio De Casas puedes realizar el intercambio.
8. ¿Y ahora quién me lo arregla?
Si colocas las luces de Navidad en casa y quieres que sean mejores que las que ha puesto el alcalde de tu pueblo la puedes liar. Conectas las luces y plafff, explota la instalación de la luz. ¿Y ahora dónde encuentro yo a un electricista tal y como está el tráfico? En Etece puedes encontrar a alguien que te ayude con cualquier microtarea.
9. Seamos solidarios, que estamos en Navidad
Busquemos un proyecto de Crowdfunding para ser solidario porque con Consumo Colaborativo la suma de varios pocos se convierte en mucho. Un proyecto solidario en Flipover, una colaboración desinteresada en Mi grano de Arena, una ayuda a la comunidad en Ideame o una aportación para que una familia no pierda su casa en Doafund. Cualquier pequeña aportación es valiosa.
10. La comida no se tira
Eso nos han enseñado nuestros padres (pioneros del Consumo Colaborativo). Entonces, ¿por qué en Navidad parece que todo está permitido? Con Comparto Plato puedes ofrecer porciones de comida para que tus vecinos disfruten de ese cordero que tan bien te ha salido. En Social Eaters puedes ir a comer a casa de alguien los días posteriores a las grandes cenas. Porque en cualquier sitio “lo bueno sabe bien”.
Practicar el Consumo Colaborativo equivale a llevar un consumo responsable, y en estas fechas es aún más importante si cabe. No nos dejemos llevar por la locura, el desenfreno y la opulencia encubierta. Demos ejemplo, queridos hermanos. Amén.
Artículo original publicado en Infocrowdsourcing.com
Fotografía de apertura: autor HowrdLake