Por Sonia Felipe Larios
Internet y las nuevas tecnologías han modificado, para muchos, la forma de realizar nuestras compras. Nos han abierto un espectro mayor de posibilidades, poniendo a nuestro alcance la posibilidad de adquirir o contratar productos y servicios sin tener en cuenta las distancias entre nuestro hogar y la empresa o el punto de venta que los ofrece. Incluso los costes de envío o los gastos de devolución, que podrían suponer una limitación en algunos casos, son asequibles y, en muchos casos, nulos. Para un consumidor cada vez más exigente y menos influenciado por la publicidad masiva, la red se convierte en un gran escaparate internacional que nos permite comparar y elegir entre un sinfín de opciones.
¿Recuerdan el viejo eslogan publicitario de una conocida marca de detergentes, “Busque, compare, y si encuentra algo mejor, cómprelo”? Esta propuesta está hoy más vigente que nunca, a un simple clic de ratón. Para hacérnoslo más sencillo, existen multitud de páginas web con comparadores online de todo tipo, que garantizan encontrarnos la mejor oferta para aquello que deseemos comprar. El vuelo más económico, el seguro más inteligente, la hipoteca más rentable o el coche con mejores prestaciones.