Hasta el ocio se consume

Por: | 13 de marzo de 2015

Por Lucía Zuloaga

Primavera

Ahora que el sol se va abriendo un hueco para dar paso a la primavera da gusto dar largos paseos bajo su calor. Me encanta poder pasar más tiempo en la calle. Con esto me ha dado por pensar sobre cómo empleamos nuestro tiempo libre, especialmente quienes vivimos en la ciudad.

Últimamente tengo la sensación que hasta el ocio se consume, parece imposible salir de casa y no llevar la cartera encima, aunque vayamos a pasear con el perro.

Hay veces que directamente quedas para ir de compras, parece que es una cosa típica en nuestros momentos de descanso, de hecho esto me recuerda a mis años de facultad, ya que se corresponde a las teorías de los economistas quienes suponen que el tiempo que no es de trabajo es de consumo.

-¿Qué haces esta tarde? ¿Me acompañas a comprarme una camiseta negra que necesito?- Esta propuesta suele derivar en toda una tarde de “shopping” porque acabas en una calle comercial y  ya te lías (recordemos aquí algunos consejos que vimos en rebajas con alternativas para no ir de compras). O más aun, acabas en un centro comercial.

Y bueno, en la situación anterior sabes que vas a comprar, vas con esa intención, pero es que los centros comerciales se han instaurado como unos de los principales lugares de ocio.

¿Por qué se han convertido en el lugar dónde pasar nuestro tiempo libre? Normalmente, además de tiendas, hay muchas cosas con las que entretenerse: restaurantes, cafeterías con cómodos sofás, cine (con muchas palomitas), en ocasiones hay recreativos, piscinas de bolas o, por lo menos, atracciones de las que funcionan con monedas.

¿A qué se debe esta combinación? Pues ellos nos dicen que de esta manera “nos hacen la vida más fácil” al ponernos todas las tiendas juntas y así puedes hacer todas tus compras en un mismo lugar (y ya de paso te llevarás algunas cosas que ni necesitas ni pensabas comprar).

Claro que lo que quieren los centros comerciales es que pasemos mucho tiempo allí, todo el que podamos: que meriendes, que los niños jueguen o que vayas al cine, porque cuanto más tiempo estés, más consumirás. Piénsalo, cuando vas a un centro comercial, aunque vayas por algo muy concreto, ¿cuánto tiempo inviertes?

Txiribiton ocio

Para algunos es una solución cómoda, llegas a media mañana, aparcas tu coche en el parking, te das una vuelta por las tiendas, compras alguna cosita, luego comes, ves más tiendas, te tomas un café, y luego te pasas por la exhibición que estaban haciendo en la última planta  y antes de irte pasas a comprar eso que viste antes y te quedaste con las ganas. Todo el día solucionado, además ¡cada vez abren más domingos!

¡Y les funciona! Los más pequeños celebran su cumpleaños en un parque de bolas, mientras algunos padres aprovechan y hacen algunas compras.

Los adolescentes se pasean, quedan en un centro comercial con el único objetivo de perderse entre sus pasillos, mirar de reojo al resto de adolescentes y gastarse su paga entre las chuches y los recreativos.

Estoy generalizando, puede ser, pero es que creo que hay otras formas de ocio. Ahora soy una mujer de ciudad, pero por suerte fui una niña de campo, ya casi era adolescente cuando asfaltaron las calles de mi barrio. El tiempo libre significaba montar en bici, correr, trepar o cortar el césped. Y ahora que huele a primavera me pasa un poco igual, me encanta salir, disfrutar de la música (y a ser posible en la calle), salir a caminar, pisar verde… El otro día estuve en “Esta es una plaza” y daba gusto verlo lleno de familias bajo el sol.

Según la RAE una de las definiciones de ocio es: Obras de ingenio que alguien forma en los ratos que le dejan libres sus principales ocupaciones.

Pues esa es mi propuesta, que apostemos por nuestro ingenio, que demos rienda suelta a nuestra imaginación, que juguemos, que prioricemos la cultura y no el consumismo... crear en lugar de consumir.

 

Imagen de portada de Lucía Zuloaga

Imagen central de txiribition vía Flikr / Creative Commos

Hay 2 Comentarios

A mi lo que me hace gracia es ver los grupillos de gente charlando en los supermercados, vamos es que es su lugar de encuentro para hablar de sus cosas que casi no te dejan pasar con el carrito, tengo que reconocer que a veces me pongo un poco nerviosa, pero es gracioso.

Parece increíble pero es así, somos una sociedad de consumo y en ello pasamos nuestro tiempo libre

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