Diego López Garrido. Presidente del Consejo de Asuntos Europeos de la Fundación Alternativas
El candidato socialista a la presidencia de Francia, François Hollande, y el líder del SPD alemán Sigmar Gabriel (D.) saludan hoy al público durante la reunión de líderes socialistas en París. / FRED DUFOUR (AFP)
Han sido unas jornadas intensas y alentadoras las que hemos vivido este fin de semana en París miembros de quince partidos socialistas europeos, teniendo como telón de fondo unas presidenciales francesas que pueden significar una reorientación del rumbo de la política económica europea y el inicio de un nuevo ciclo político. Un objetivo inmediato: apoyar a François Hollande en su batalla con un Sarkozy que ha girado hacia la derecha más dura en temas como la inmigración y hacia el antieuropeismo en relación con el tratado de Schengen. Objetivo mediato de la reunión: construir una alternativa europeista y de izquierda a la política que la inmensa mayoría de los gobiernos de la Unión desarrollan, dirigios por Merkel.
La derecha europea (y española) practica una política unidimensional. Sólo una obsesión: recortes. Pero una gran ausencia: no hay espacio para las inversiones necesarias que devuelvan la competitividad y el empleo.
Esa política unidimensional, que Rajoy expresa en España, está agotada. Ahora necesitamos instrumentos fiscales eficaces tales como impuestos sobre las grandes fortunas, sobre beneficios de las corporaciones, sobre las transacciones financieras, o sobre los abusos sobre el medio ambiente. Sin esa reforma fiscal no salimos de la crisis porque no hay, en manos del Estado, resortes y medios para crecer.
Por eso, Hollande propone renegociar el reciente Tratado de Estabilidad Finaciera firmado a veinticinco. Lo formula de modo inteligiente. Se trata, no de suprimir aspectos del Tratado. Se mantiene la disciplina presupuestaria. Y añade una dimensión esencial: una estrategia europea de inversión productiva.
Europa requiere una especie de segundo plan Marshall, como lo denominó ayer el líder alemán Sigmar Gabriel. Un plan para reintegrar a Europa en la corriente de crecimiento mundial.
De todo ello depende la legitimiad de la Unión Europea en la próxima década para sacar a Europa de la crisis y para fortalecerla en el mundo multipolar en el que ya estamos.
Las elecciones presidenciales francesas van a ser, más que nunca, unas elecciones europeas.
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