JOSU MEZO
La semana pasada el gobierno anunció, como parte de las medidas para intentar recortar el déficit público, una reducción muy importante del número de concejales que se elegirán en las próximas elecciones locales, pasado de 68.578 a 47.240 y reduciéndose por tanto un 31,11%. El impacto económico de la medida no está cuantificado, aunque no será excesivo, ya que la mayor parte de la reducción vendrá de municipios pequeños (el 78% de los concejales se eligen en pueblos de menos de 10.000 habitantes), donde la mayoría de concejales no tienen un sueldo fijo y reciben una compensación pequeña, en forma de dietas, o a veces ni siquiera eso, por su actividad en el ayuntamiento (les recomiendo el excelente texto de Pablo Simón, en Politikon, reivindicando la figura del concejal de pueblo).
Se ahorraría mucho más con la fusión de municipios, que se decía hace pocos meses que el gobierno estaba preparando, siguiendo el ejemplo de muchos países europeos. Pero esta propuesta no parece contar con gran apoyo ni de los propios municipios, ni del principal partido de la oposición, aunque sí la apoyaban el año pasado el 63% de los ciudadanos entrevistados (68% en municipios de menos de 10.000 habitantes), según averiguamos en un estudio sobre la opinión pública española, la crisis económica y las autonomías que acaba de ser publicado.
Es una pena que se haya desechado una idea eficaz, y popular, por una idea que parece más bien populista, de escasos efectos económicos, pero con unos efectos políticos importantes, ya que implica una reforma electoral encubierta, con menos proporcionalidad y más bipartidismo.
Veamos por qué. Al reducir el número de concejales, pero mantener el de ayuntamientos, se reduce la magnitud media de los distritos, es decir el número de concejales de cada ayuntamiento, que en promedio eran 8,45 (68.560/8.114) y bajarán a 5,82 (47.240/8.114). Pero en los sistemas electorales proporcionales, a igualdad de todos los demas elementos del sistema, cuanto más pequeño es el número de puestos a elegir (la magnitud), más favorecidos son los grandes partidos, y más difícil resulta que pequeños partidos obtengan representación, como vemos en la siguiente tabla, que resume algunos datos de las elecciones municipales de 2011.
Puede verse con claridad cómo, al aumentar los concejales a elegir, sube le número de listas presentadas y exitosas, baja la frecuencia del bipartidismo y de las mayorías absolutas y baja el porcentaje de votos de los partidos más pequeños que obtienen representación. Algunas de estas cosas pueden explicarse por la menor complejidad social y política de los municipios menores, y por la mayor dificultad para reclutar candidatos. Pero sin duda se ven afectadas también por el sistema electoral, que condiciona el comportamiento de los partidos (presentando menos candidaturas) y de los electores (concentrando más sus votos) y que además, una vez emitidos los votos, perjudica a los partidos menores.
Volviendo a la reforma propuesta, nos podemos hacer una idea de su impacto sobre los ayuntamientos españoles. Aunque no se han anunciado los detalles, el efecto será el equivalente a "subir" una o dos líneas en la table a la mayoría de los municipios, con el resultado probable de que se presentarán menos candidaturas, habrá menos listas con éxito, más mayorías absolutas, y será necesario un porcentaje de voto mucho más alto para conseguir representación. En un contexto como el actual, en el que las demandas de apertura del sistema político son tan abundantes, y bien justificadas, este parece un paso atrás, innecesario y tal vez contraproducente.
Josu Mezo. Profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha. Editor de malaprensa.com
Hay 2 Comentarios
Bipartisimo en estado puro. Nada de sueldos tope acordes a los tiempos que corren, nada sobre que los políticos tengan la misma pensión y coticen igual que el resto del pueblo...
http://bicicleta-electrica.blogspot.com/
Publicado por: Bicis eléctricas | 01/08/2012 19:37:53
Es una estrategia de la derecha, que por otra parte siempre ha sido apoyada por el PSOE, para intentar proteger el bipartidismo. Hay un enorme populismo en el ataque a la política: pese a sus pecados actuales, la política es la única fuerza que, de momento y en democracias, se puede oponer a los poderes económicos. Cierto que también se unen, pero al político le afecta el que la ciudadanía tome cartas y se dedique a votar a quién de verdad defiende sus intereses, su poder se basa en ello y si no lo tienen, son irrelevantes para las élites económicas. Conque lo que tenemos que hacer ante todo los votantes es enterarnos bien de qué votamos y ser exigentes con los elegidos, votando a otros cada vez que nos contaríen (salvo que tengan una magnífica justificación), porque de política no nos vamos a librar.
Publicado por: Nessie | 01/08/2012 13:53:49