JUAN DELGADO
La reforma del sector eléctrico español es una tarea urgente. Tal reforma no sólo debe resolver de una vez por todas el llamado "déficit tarifario", como pretende la mal llamada reforma aprobada en el Consejo de Ministros del pasado viernes, sino que fundamentalmente debe establecer una senda que garantice la eficiencia y la descarbonización del sector eléctrico.
La inflación regulatoria de la última década ha pecado de cortoplacismo y no ha logrado dotar de estabilidad y coherencia regulatoria a un sector que tanto las necesita. La nueva (y enésima) reforma sigue el mismo camino: trata de resolver a corto plazo los problemas más acuciantes del sector pero sin garantizar la sostenibilidad futura del mismo.
La verdadera reforma que el sector eléctrico español necesita requiere de una visión de conjunto y de largo plazo y de un compromiso de estabilidad regulatoria.
La regulación del mercado eléctrico tras su liberalización en 1997 se ha caracterizado por la falta de coherencia y los continuos cambios regulatorios provocados por un alto nivel de intervencionismo de los distintos gobiernos. La incompleta liberalización inicial y la sucesión de medidas regulatorias posteriores han configurado un laberinto regulatorio que lastra la evolución del sector. Tal y como analizo de forma más detallada en el último número de Zoom Económico, hoy en día nos encontramos con un sector eléctrico con unos precios finales que no reflejan la evolución del mercado, un sistema de promoción de las energías renovables insostenible y una sobrecapacidad de generación provocada en parte por el diseño regulatorio.
En España los precios minoristas de la electricidad no han seguido la evolución de los precios mayoristas. El sistema administrativo de control de precios ha determinado que éstos sigan una senda distinta a la de los mayoristas. Ello introduce distorsiones en el comportamiento de consumidores y empresas. Esta disociación entre precios mayoristas y minoristas ha causado el denominado "déficit tarifario" que constituye una deuda reconocida a los comercializadores por la diferencia entre el coste real de la energía y el precio percibido.
Por otro lado, el papel de las energías renovables en España ha sido creciente pasando de un 17,5 por ciento de la generación de electricidad en el año 2006 al 33 por ciento en 2010. Sin embargo, los sucesivos esquemas de apoyo a las energías renovables han demostrado ser insostenibles: el pobre diseño de los mismos ha provocado un crecimiento de las energías renovables muy superior al previsto y con ello un rápido encarecimiento de la factura eléctrica.
Por último, en España existe hoy en día demasiada capacidad de generación: la elevada inversión en ciclos combinados durante la última década, la priorización de la generación de las centrales térmicas que utilicen carbón nacional y el elevado crecimiento de las energías renovables, han resultado en la existencia de una elevada capacidad de generación ociosa.
En este contexto, la reforma íntegra y coherente de la regulación es necesaria. Una reforma centrada en la financiación del déficit tarifario tal y como la que plantea el Gobierno no resuelve los problemas del sector y no garantiza la sostenibilidad financiera y medioambiental del mismo. Como explico con más detalle en Zoom Económico, la reforma que necesita el sector debe girar en torno a tres ejes: La potenciación de los mecanismos de mercado en la determinación de los precios, un plan de des-carbonización del sector eléctrico a largo plazo y el establecimiento de mecanismos que garanticen el suministro y la sostenibilidad futura del sector.
En primer lugar, los precios finales de la electricidad deben determinarse por mecanismos de mercado basados en las condiciones de oferta y demanda. Ello implica poner fin a las intervenciones administrativas que limitan la formación de los precios finales y distorsionan el precio de mercado.
En segundo lugar, es necesario diseñar un mecanismo de apoyo a las renovables sostenible y con un horizonte de largo plazo. El cambio climático no es un problema coyuntural. España ha logrado grandes avances en la promoción de energías renovables pero los esquemas de apoyo a las mismas se han demostrado financieramente insostenibles.
Por último, se deben establecer incentivos de mercado que fomenten la inversión en infraestructuras de generación cuando existan riesgos de falta de suministro (y que dejen de hacerlo cuando la inversión sea excesiva, como es el caso actual). Asimismo, la seguridad de suministro se garantiza aumentando la integración del mercado español de electricidad en el mercado europeo.
La reforma del sector anunciada por el Gobierno se centra en el diseño de instrumentos recaudatorios para la financiación del déficit tarifario y pospone la necesaria reforma sustancial del mercado. No es una reforma del sector eléctrico sino una reforma de la fiscalidad del mismo. La mal llamada reforma carece de ambición y de objetivos a largo plazo y no garantiza la sostenibilidad futura del sector.
La reforma que el sector eléctrico necesita es más ambiciosa y no puede quedarse en una mera reforma fiscal con fines recaudatorios. La reforma debe establecer una hoja de ruta para el sector eléctrico eficiente, libre de emisiones y garantizada. Esta hoja de ruta no existe. En ausencia de la misma cualquier sucesión de reformas corre el riesgo de colocar el sector en una nueva senda insostenible e irreversible.
Hay 4 Comentarios
y luego a quien sangran es al pueblo con el pago de impuestos http://goo.gl/fb/Pti5F
Publicado por: Turo | 05/10/2012 19:33:21
Un poco pobre el artículo ¿no? ¿qué propone? ¿que denuncia? Todo eso ya lo sabíamos....
Publicado por: Nubelibre | 28/09/2012 8:49:24
Después de leerme dos veces el texto, en busca de “los problemas del sector”, he llegado a la conclusión de que dicho problema es que los empresarios del sector no ganan bastante. Y para salvar a esos pobrecitos, hay que subir la factura de la luz a los ciudadanos.
Está claro que la liberalización de los sectores no trae jamás mejora en el servicio, ni abaratamiento de los precios. Después de décadas de liberalización, mi conclusión es que las empresas públicas son mejores que las privadas. Yo abogo por la nacionalización del sector energético.
¿Y por qué “descarbonizar”? ¿Acaso Sale más barato el petróleo o el gas extranjeros, que el carbón nacional?
Publicado por: Nube | 27/09/2012 15:38:37
Es curioso que ninguno de los autores sea ingeniero, o físico, o químico.....
Así nos va
Publicado por: esequellegaydice | 26/09/2012 13:03:45