IGNACIO URQUIZU
En los últimos tiempos, la izquierda se ha movido entre la melancolía y la confusión. En la primera de las reacciones, encontramos a aquellos que argumentan que “tenemos que recuperar las esencias y volver a lo que fuimos”. Mirar al eterno pasado y ver en él la respuesta a los problemas de la socialdemocracia contemporánea no es algo nuevo. Lo vienen practicando los partidos socialistas desde sus orígenes. Marx renegó del Congreso de Gotha y de la creación del Partido Obrero Socialista de Alemania (actual SPD), de la misma forma que a finales de los 70 los laboristas británicos y los socialdemócratas alemanes respiraron con alivio una vez perdieron el poder. En ambos casos pensaban que la recuperación del pasado era la solución a sus males.
Por confusión, en cambio, me refiero a la mezcla de todo tipo de propuestas. En ocasiones, una parte de la izquierda confunde los objetivos con los instrumentos. Es decir, no sabe disociar los fines que se persiguen de los medios que permiten alcanzarlos. Por ello, aparecen toda una batería de propuestas que no necesariamente permiten lograr las metas de la socialdemocracia.
Casi siempre estas dos reacciones surge por la ausencia de un diagnóstico certero de la realidad. Muchos de los análisis políticos se centran demasiado en estudiar el pasado (historia) o en decirnos cómo debería ser el mundo (filosofía) y, en cambio, muy pocos nos cuentan cómo es la realidad y por qué ha cambiado. Pero cuando las sociedades se enfrentan a momentos de crisis, tanto la melancolía como la confusión se agudizan en gran parte de la izquierda. De repente, los que añoran las esencias “perdidas” y los que viven confundidos por la realidad aumentan.
El objetivo del libro “La crisis de la socialdemocracia: ¿Qué crisis?” es arrojar luz sobre todas estas cuestiones. El texto tiene dos partes. Por un lado, repaso los programas electorales de 30 partidos socialistas en los últimos 70 años y analizo por qué la izquierda ha modificado su agenda programática. Se observa como la socialdemocracia ha sabido adaptarse a las circunstancias en cada momento y, gracias a ello, ha conseguido ser un proyecto político exitoso. Por otro, partiendo de la realidad actual, presento una hoja de ruta para los partidos socialistas. Así, por ejemplo, veremos que mejorar la democracia, crear una economía más competitiva, garantizar el futuro del estado del bienestar e incrementar la capacidad redistributiva de las políticas sociales son algunos de los principales objetivos de la izquierda para los próximos años.
La crisis de la socialdemocracia: ¿Qué crisis?, se presenta en Madrid este próximo viernes 26 de octubre a las 12:30 en el Centro Cultural Blanquerna (C/ Alcalá 44), y en Barcelona el día 31 a las 18:30 horas en la Casa del Llibre (Rambla de Catalunya, 37).
Hay 4 Comentarios
El PSOE actuó con plena ortodoxia socialista desde el 2008 hasta el 2010: incrementando el gasto público; cebando con el déficit la actividad económica ;emitiendo deuda a un ritmo nunca antes igualado; despilfarrando el dinero de todos en proyectos insustanciales; extendiendo la burocracia y las plantillas de la administración; haciendo, en definitiva, una completamente ortodoxa utilización del keynesisnismo socialdemócrata en todas las administraciones donde tenía poder, y en ningún lugar tanto como en Cataluña. Después, hasta su genuflexión ante las exigencias europeas fue renuente y falsa: dilatató las reformas, no recortó cuando debía y mintió sobre las cuentas. Si estamos como estamos es porque el PSOE se comportó como lo que era: un partido apegado a lo peor de la tradición socialista.
Publicado por: Witness | 26/10/2012 0:17:05
rubalcaba habla por hablar se pasa diciendo tonterías y lo unico que logra es fundir su partido, y redistribución de la riqueza? otra vez lo mismo, bah, luego se quejan que están confundidos y añoran el pasado
Publicado por: mario | 25/10/2012 3:53:00
No estoy de acuerdo con el comentario anterior, en parte. Vivir una cierta confusión parece inevitable por la gravedad de la situación y por no ser capaces de entender esta crisis ni de responder a tiempo para superarla. Para mi, la confusión, individual como social, es un síntoma de que se ha eludido la responsabilidad. La oportunidad que abre esta crisis es la de volver a tomar las riendas, momento único y difícil para la reflexión más profunda sobre los modelos, cuando todo gira vertiginosamente y apremian las soluciones prácticas. Con ello no quiero decir que la economía financiera y la política "sin ley" no estén en el origen y en la gestión, pero ¿Cómo hemos dejado todo en sus manos? Me miro a mi misma, miro entorno a mí, a la educación que recibe mi hijo y empiezo a dejar de extrañarme....La palabra es YA, hay que reaccionar YA.
Publicado por: Julias | 24/10/2012 15:04:17
Escucho ahora a Rubalcaba hablando de que la crisis no es solo económica sino que también es social, de valores, territorial, etc. Creo que todo esto lo único que hace es manipular y volver a confundir a la población. Vivimos en una crisis donde la economía y las erróneas políticas monetarias son el único responsable directo de lo que está pasando, y hasta que la gente no se de cuenta de ello la crisis durará, y mucho...
Publicado por: comprar bolso | 24/10/2012 14:11:19