SEBASTIÁN SAIEGH*
En varios de los países de la OCDE, incluyendo España, asistimos a una crisis económica sin precedentes, cuyo corolario es una crisis social que tiende a fomentar el cuestionamiento de las instituciones políticas. En el último Zoom Económico de la Fundación Alternativas -Crisis de la deuda y calidad de las instituciones políticas: ¿qué relación hay?- analizo los determinantes políticos e institucionales del coste de financiar deuda pública y, en concreto, de cesar pagos.
Toda decisión respecto de la deuda pública es, inevitablemente, una decisión política. Sin embargo, los gobiernos no suelen actuar a la ligera cuando se trata de establecer una moratoria en los pagos. De hecho, las ocasiones en que los países han cesado pagos son reducidas en relación al número de ocasiones en que, efectivamente, han seguido manteniendo pagos. Desde este punto de vista, es concebible sopesar cómo diferentes instituciones pueden coadyuvar a honrar la deuda pública.
En este artículo analizo, en primer lugar, el impacto que tienen limitar el poder discrecional como tiene lugar al establecer gobiernos regidos por un sistema de leyes e instituciones ordenadas en torno a una constitución (Estado de Derecho). En segundo lugar, estudio el impacto adicional que pueda tener el mecanismo electoral, al fomentar en mayor medida la rendición de cuentas por parte de los gobernantes, para coadyuvar a que los regímenes representativos sean más propensos a honrar sus deudas que los países autocráticos. Por último, analizo la oportunidad de contar con gobiernos democráticos en que los acreedores se encuentran representados en el seno del poder ejecutivo, como ocurre en gobiernos de coalición.
El artículo pone de manifiesto cómo una de las dificultades que implica realizar tales tipos de análisis es medir el impacto de las restricciones institucionales sobre las primas de riesgo. Así, como ejemplo, para contestar si existe una "ventaja democrática", es necesario examinar no solo las tasas de interés a las que se enfrentan distintos países, sino también la capacidad de cada régimen para acceder al crédito en los mercados mayoristas. Es decir, la "ventaja democrática" debe de estar caracterizada por dos componentes: (1) un mejor acceso a los mercados internacionales de crédito y (2) mejores condiciones de financiación. En el artículo muestro cómo cuando la propensión a acceder al mercado financiero internacional es tenida en cuenta adecuadamente, los regímenes democráticos obtienen calificaciones crediticias más favorables en comparación con los países autoritarios.
Establecer tales mediciones permite incidir en aspectos adicionales. Así, por ejemplo (y termino), también destaco en el artículo cómo la existencia de una ventaja no hace que las democracias sean inmunes a las crisis de deuda. En momentos de crisis las autoridades deben enfrentarse a la disyuntiva entre realizar un ajuste para satisfacer el pago de la deuda o repudiar sus compromisos, ya sea el régimen democrático o autocrático. Teniendo en cuenta que, en general, los defensores del pago de la deuda constituyen una pequeña fracción de la sociedad, la deuda pública tiene mayores probabilidades de ser honrada en aquellos países en donde éstos forman parte de la coalición de gobierno. Independientemente de su tamaño electoral, los socios de la coalición son usualmente políticamente poderosos y pueden "hacer o deshacer" gobiernos". En cambio, en un sistema en donde el gobierno está compuesto por un solo partido, y por lo tanto tiene incentivos para tratar de congraciarse únicamente con la mayoría de la población, la probabilidad de que los compromisos con los acreedores sean repudiados son mayores.
En conjunto, pues, el artículo contribuye al debate actual sobre cómo hacer frente a la crisis de la deuda. Así, entre otros aspectos, pone de manifiesto cómo establecer gobiernos al margen de los cauces ordinarios o alterar el orden democrático-constitucional en periodos de crisis no es necesariamente la receta a seguir para reducir el coste de emitir deuda soberana en los mercados mayoristas de crédito.
* Doctor en Ciencia Política por la New York University
Hay 2 Comentarios
La crisis de deuda se quiere combatir con las mismas recetas que la ocasionaron. Es combatir el fuego con más gasolina. El problema es que no se quieren salir del guión que consiste en no tocar a los evasores de capitales de los países endeudados. Estos capitales SÓLO en la banca "institucional" supera a la deuda soberana. Los capitales evadidos en los PARAÍSOS FISCALES, equivalen a dos veces la deuda. Es decir que en la banca extranjera hay 3 VECES EL MONTO DE LA DEUDA. España intentó una amnistía fiscal ofreciendo "regularizar" un tercio evadido cobrando un 10% de impuesto. La propuesta debe ser: recuperar uno o dos tercios a cambio de lavar el último, por la nación descapitalizada. Esto, o levantar cargos por evasión fiscal con penas capitales y además, expropiar capitales evadidos. No es posible que se sigan privatizando las ganancias y se sigan socializando las pérdidas.
Publicado por: Cipriano Barreto Mendoza. | 15/11/2012 2:33:18
Esta claro que esta es una crisis monetaria, de una deuda que por mucho que queramos opinar, obviamente no se va a pagar nunca, porque es inviable matemáticamente hablando.
Publicado por: comprar pinganillo | 14/11/2012 0:51:07