NICOLÁS SARTORIUS
No me refiero, con esta pregunta, a si las autoridades europeas están cambiando de política sino a las huelgas que el 14 de noviembre se produjeron en una serie de naciones de la UE como España, Portugal, Italia, Bélgica, Grecia, Francia y a las manifestaciones en otros 18 países -Alemania, Austria, Polonia, Dinamarca, Rumanía, Suecia, Chequia y Eslovenia... Diversas movilizaciones que tuvieron su origen en un llamamiento de la Confederación Europea de Sindicatos y que, por primera vez en la historia, tuvieron lugar el mismo día y por parecidos motivos. Y lo primero que conviene aclarar es si hay motivos para convocar huelgas generales, parciales o manifestaciones por toda Europa. En este caso, en mi opinión, los hay y muy importantes. Porque no se trata sólo de recortes en sueldos, salarios o pensiones, a que la actual política está conduciendo a la recesión y a mayor desempleo, a más pobreza sino que la mayoría de los gobiernos, con honrosas excepciones, están desmantelando el modelo social que tanto nos costó construir y que es la esencia de la democracia europea y española. No se trata de recortes coyunturales sino de implantar otro modelo social mucho más injusto, basado en la privatización de servicios básicos -sanidad, educación- como ocurre en el caso de España. E intentar descalificar estas acciones aduciendo que son políticas, sólo se le puede ocurrir a un memo o ignorante por cuanto los asuntos a los que afectan las movilizaciones son de orden político ¿o es que el salario, la pensión, la educación o la sanidad no son cuestiones políticas de primera magnitud?.
Pero lo más relevante de estas huelgas, lo realmente novedoso es que se ha tratado de una movilización europea que en el caso de España y Portugal ha consistido en la primera huelga general Ibérica de la historia. Es verdad que no se ha parado Europa ni era la pretensión de los convocantes, pero harían mal las autoridades nacionales y europeas de no tomar buena nota del significado de estas acciones de protesta y de profundo malestar social que se vive a lo largo y ancho de la UE. No es casualidad que sea ahora cuando surgen este tipo de movilizaciones europeas. Los ciudadanos empiezan a comprender que la solución a sus graves problemas no sólo se pueden resolver en cada país sino que una parte esencial de esa solución radica en conseguir que la política económica de la Unión, encabezada por la Alemania de la canciller Merkel, se modifique y así poder salir del desastre actual. Y eso se conseguirá el día que los sindicatos europeos sean capaces de ejercer tal presión que sienten a negociar, a los gobiernos y autoridades europeas, otra política de crecimiento y creación de empleo.
Hay quien sostiene que las huelgas generales ya no son el instrumento adecuado y que, en este caso, se ha demostrado que la gente está más por las manifestaciones que por la huelga. En el supuesto de España, es normal que con millones de desempleados, contratos precarios y las actuales leyes laborales, la huelga se haga difícil. Por eso tiene tanto mérito que haya habido millones de trabajadores que la hayan secundado. En mi opinión, si las manifestaciones han sido tan masivas es porque, previamente, se ha hecho huelga y esto último aparte de crear condiciones generales de movilización y despertar a la población, empuja a que gran cantidad de personas que, por diferentes motivos, no pueden o no desean hacer huelga -entre otros los parados, los más de 2 millones asignados a servicios mínimos, etc.- se animen a ir a la calle. La huelga general no es un instrumento anticuado. Depende de cómo se enfoque, con qué objetivos y qué circunstancias. En este caso, los sindicatos europeos, con buen criterio, no han planteado la clásica "huelga obrera" sino una movilización social en la que participan múltiples sectores ciudadanos. Otro elemento de novedad que convendría tener en cuenta. Lo que no empece para que, cara al futuro, los sindicatos y otros colectivos, tengan que reflexionar sobre otras formas de presión, acorde con los tiempos y las circunstancias actuales.
Por último, hay quien se interroga sobre si estas movilizaciones sirven para algo. La experiencia europea de muchos años indica que no suelen producir resultados inmediatos porque al "poder" no le gusta que parezca que cede a la presión "de la calle". Pero si la presión se mantiene, se amplía y los objetivos están claros, al final se abren vías de negociación o se toman decisiones que cambian la situación. Un buen ejemplo, lo tenemos en los desahucios. Grupos de personas se empezaron a oponer a que dejaran a familias en la calle, el movimiento fue creciendo, los jueces intervinieron, los tribunales europeos también; hubo dramas terribles en forma de suicidios. Ahora tenemos al gobierno y partidos negociando y aunque no se haya llegado a acuerdos y las medidas del Ejecutivo sean un parche, habrá que seguir presionando para que en la tramitación parlamentaria se alcance una solución. Pero si no hay movilización no hay solución, aquí y en toda Europa.
Hay 4 Comentarios
En efecto Europa se mueve, bailando el vals pero muy mal. Su bailarina, Merkel, hace algunas piruetas que lamentablemente se convierten en saltos de circos, confundiendo, con intención malévola, a los espectadores del teatro europeo convertidos en tontos de pacotilla.
Publicado por: RAMÓN | 18/11/2012 15:25:54
Se está implantando un sistema económico con vocación global. Un sistema a todas luces injusto, inhumano e insostenible. Un sistema totalmente incompatible con la democracia, regido por instituciones internacionales ademocráticas. Un sistema con mercados faltos de regulación. Etc. Si la humnidad desea sobrevivir, sin duda, debe introducir importantes modificaciones en el sistema, tanto por razones merioambientales como humanas.
Es cierto que una parte importante de la población no conoce muchas de esas cosas.Pero dadas las circunstancias las huelgas y manifestaciones pueden contribuir a detener el desastre, lo que no es obstáculo para intentar que la ciudadanía conozca lo que está sucediendo y empieca a pensar, crótica y creadoramente.
Un saludo
Publicado por: Juliana Luisa González Hurtado | 18/11/2012 14:55:19
Cien mil personas, diez mil según la policía, tres según mi perro http://manueltolosana.blogspot.com.es/2012/11/cien-mil-personas-diez-mil-segun-la.html
Publicado por: manolotolosa | 17/11/2012 16:34:08
Europa durante mucho tiempo ha liderado el crecimiento mundial a todos los niveles.
Somos conscientes de ello.
Y crecer permanentemente sin tropezar en el camino, es un trabajo complejo, que requiere de dedicación en equipo constante, ideas claras, y ojos abiertos.
La gente somos conscientes de ésto.
Investigar, innovar, crecer socialmente, y avanzar compitiendo con el resto del mundo, requiere una dirección jerarquizada, un consenso de todas las partes y un balance de capacidades, potencialidades y fuerzas disponibles.
Para remar todos en la misma dirección.
La gente necesitamos objetivos a cubrir, pero lógicos y claros, transparentes.
Y sentirnos parte implicada, y responsable en la consecución de esos logros comunes.
Un por qué.
El aguantar estoicamente el chaparrón constante de recortes para cubrir los excesos pasados, no nos consuela ni justifica que unos paguen los platos rotos y otros cuenten los beneficios.
Por eso la gente sale a la calle.
Porque no sabemos a santo de que nos estamos comiendo este marrón, cuando las jerarquías dejan atrás la actualización de normas y leyes, que nos permitan afrontar este presente con otra cara.
Hoy la masa está para algo más que para llenar los campos de fútbol.
La gente mira a sus hijos y piensa en el futuro que les espera mañana, partiendo de lo que vemos en este presente de hoy.
Publicado por: González | 16/11/2012 16:36:40