Alternativas

Sobre el blog

Crisis de la política, la economía, la sociedad y la cultura. Hacen falta alternativas de progreso para superarla. Desde el encuentro y la reflexión en España y en Europa. Para interpretar la realidad y transformarla. Ese es el objetivo de la Fundación Alternativas, desde su independencia, y de este blog que nace en su XV Aniversario.

Sobre los autores

Nicolás SartoriusNicolás Sartorius. Vicepresidente Ejecutivo de la Fundación Alternativas (FA), abogado y periodista, ha sido diputado al Congreso.

Carlos CarneroCarlos Carnero. Director Gerente de FA, ha sido Embajador de España en Misión Especial para Proyectos en el Marco de la Integración Europea y eurodiputado.

Vicente PalacioVicente Palacio. Director del Observatorio de Política Exterior de la Fundación Alternativas, Doctor en Filosofía, Visiting Fellow y Visiting Researcher en Harvard.

Sandra LeónSandra León. Profesora de Ciencias Políticas en la Universidad de York (Reino Unido) y responsable de la colección Zoom Político de la Fundación Alternativas.

Carlos MaravallCarlos Maravall. Doctor en Macroeconomía y Finanzas Internacionales por la Universidad de Nueva York. Ha trabajado como asesor en Presidencia del Gobierno en temas financieros.

Erika RodriguezErika Rodriguez Pinzón. Doctora en relaciones internacionales por la Universidad Autónoma de Madrid y coordinadora de América Latina en la Fundación Alternativas.

Ana Belén SánchezAna Belén Sánchez, coordinadora de Sostenibilidad y Medio Ambiente de la Fundación Alternativas.

Jose Luis EscarioJose Luis Escario. Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid y Master de Derecho Internacional y Comunitario por la Universidad de Lovaina. Coordinador del Área Unión Europea de FA.

Kattya CascanteKattya Cascante coordina el área de Cooperación al Desarrollo del Observatorio de Política Exterior de la Fundación.

Enrique BustamanteEnrique Bustamante. Catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad en la UCM. Es un experto de la economía y sociología de la televisión y de las industrias culturales en España.

Alfons MartinellAlfons Martinell. Director de la Cátedra Unesco en la Universidad de Girona y profesor titular en esa misma institución. Codirige el Laboratorio Iberoamericano de Investigación e Innovación en Cultura y Desarrollo.

Carles ManeraCarles Manera. Catedrático de Historia e Instituciones Económicas en la Universitat de les Illes Balears. Es Premio Catalunya de Economía (Societat Catalana d’Economia, 2003).

Stuart MedinaStuart Medina Miltimore. Economista y MBA por la Darden School de la Universidad de Virginia. Es presidente de la Red MMT y fundador de la consultora MetasBio.

Luis Fernando MedinaLuis Fernando Medina. Profesor de ciencia política en la Universidad Carlos III de Madrid. Es autor de 'A Unified Theory of Collective Action and Social Change' (University of Michigan Press) y de "El Fénix Rojo" (Editorial Catarata).

José María Pérez MedinaJosé María Pérez Medina. Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología y en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid. Funcionario del Estado. Ha sido Asesor en el Gabinete del Presidente del Gobierno entre 2008 y 2011.

José Antonio NogueraJosé Antonio Noguera. Profesor Titular de Sociología en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y director del grupo de investigación GSADI (Grupo de Sociología Analítica y Diseño Institucional).

Antonio QueroAntonio Quero. Experto en instrumentos financieros de la Comisión Europea y coordinador de Factoría Democrática. Es autor de "La reforma progresista del sistema financiero" (Ed. Catarata).

Paloma Román MarugánPaloma Román Marugán. Profesora de Ciencia Política en la Universidad Complutense de Madrid. Autora y coordinadora de distintos libros, artículos en revistas especializadas, artículos divulgativos y artículos de prensa.

Jesús Prieto de PedroJesús Prieto de Pedro. Doctor en Derecho, Catedrático de Derecho Administrativo en la UNED y titular de la Cátedra Andrés Bello de Derechos Culturales.

Santiago Díaz de Sarralde MiguezSantiago Díaz de Sarralde Miguez. Profesor de la URJC y coordinador de Economía en OPEX de la Fundación Alternativas.

Javier ReyJavier Rey. Doctor en Medicina y Cirugía, especialista en Cardiología. Secretario de la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida.

El fin del poder local

Por: | 30 de diciembre de 2013

FERNANDO RUEDA

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Hoy se publica en el BOE la ley de racionalización y sostenibilidad de la Administración Local.  Mañana entra en vigor el inicio del desmantelamiento del poder local en España, el fin de la relación democrática actual de los gobiernos municipales con sus ciudadanos, el fin de la capacidad de gestionar con autonomía e independencia la cartera de servicios básicos de los ayuntamientos. También parece que pierde mucho de su sentido la celebración de elecciones municipales.

Con  la combinación del argumento de “una Administración, una competencia”, y el de la reforma constitucional de Rajoy - Zapatero de 2010,  de estabilidad presupuestaria y sostenibilidad financiera, que en definitiva da prioridad de pago a bancos y acreedores financieros  y después, si llegan los recursos, se prestarían servicios básicos, aparece este nuevo revés para el sistema democrático, que aleja cada vez más a los ciudadanos de las instituciones.

A partir de ahora entra también un nuevo juego de poder, en el que las políticas locales se verán condicionadas por  los gobiernos autónomos o las diputaciones que  delegarán - o no - competencias ”impropias” o “atribuidas por delegación”  en la versión  más suavizada en el texto final,  según sean del mismo u otro color político que sus superiores jerárquicos.

En la ley  apenas se determina las garantías para una suficiencia financiera de las entidades locales, ni se avanza la rendición de cuentas para el control ciudadano.  Sencillamente se limita al máximo la capacidad competencial, a la vez que  establece ciudadanos de primera, de segunda y de tercera categoría en función de cómo y cuántos convivan juntos, perjudicando a los que habitan en núcleos urbanos pequeños. Es también el principio del fin modelo de organización  territorial de España.

Conviene leer las recomendaciones internacionales sobre gobierno local y  comprobar una vez más que nos dirigimos en la dirección  opuesta a las demandas ciudadanas. La descentralización a nivel local es esencial para la democratización, la buena gobernanza y el compromiso ciudadano. Así lo establece el programa ONU-Habitat, en sus directrices internacionales sobre descentralización y acceso de servicio básicos para todos. 

En definitiva, en las próximas elecciones municipales, seremos llamados a elegir democráticamente a buenos gestores de residuos, de alumbrado y de infraestructuras que consigan buenas condiciones contractuales con alguna empresa privada. Quizá sea más práctico, elegir alcalde por sorteo, como en las comunidades de vecinos.

 

1914 más allá de los cuentos de Navidad

Por: | 27 de diciembre de 2013

CARLOS CARNERO

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Tropas británicas y alemanas celebrando la Navidad de 1914. / Mansell (Time & Life / Getty)

Leeremos muchos más cuentos de Navidad como el publicado estos días sobre la tregua entre los ejércitos inglés y alemán para jugar al fútbol en diciembre de 1914. Sin duda, conmueven por el valor humano que entrañan, pero no pueden hacer olvidar que de aquellos futbolistas aficionados pocos estarían vivos o enteros física o psíquicamente al final de la Primera Guerra Mundial. Y tampoco deberían ocultar que no se mataron entre sí porque se hubieran vuelto locos de repente en el mundo idílico que recordaba Stefan Zweig y que, en realidad, no lo era tanto.
La gran matanza no fue fruto de un delirio colectivo, sino de un agudo conflicto de intereses entre quienes buscaban ampliar su dominio en los mercados mundiales, imprescindibles para el desarrollo de un capitalismo que avanzaba a velocidad de vértigo desde el comienzo de la revolución industrial y necesitaba más madera para alcanzar nuevos estadios de cantidad y cualidad con los que seguir aumentando las ganancias de las burguesías que lo impulsaban y lo gobernaban. El imperialismo llevó a la clases dominantes de los países centrales (europeos, por supuesto) a una conclusión tan clara como catastrófica: solo las armas podían decantar la pugna por aquellos mercados.
Pero si esa fue la causa de fondo de la Gran Guerra, sería imposible entender que se declarara sin tener en cuenta otros factores superestructurales, también determinantes: la ausencia de mecanismos internacionales de solución de conflictos entre estados (la Sociedad de Naciones nacería tras el desastre); la prevalencia de la lógica diplomática más arcaica en las relaciones entre estados, heredera de las guerras napoleónicas; la reiterada política de Berlín de recurrir a las armas en suelo europeo para la conquista de territorios a lo largo de la última parte del siglo XIX (Alemania-Dinamarca, Alemania-Austria, Alemania-Francia), con buenos resultados; la existencia de democracias infradesarrolladas en las que el voto era más que nada una cuestión formal y los ejecutivos presentaban nítidos tintes autoritarios y de relación corrupta con los poderes económicos, empezando por la industria pesada y la de armamento; el nacionalismo como bandera permanente, azuzado por unos medios de comunicación sin escrúpulos dispuestos a distorsionar a la opinión pública hasta llevarla al paroxismo (como dijo Miterrand ante un pleno del Parlamento Europeo reunido en la noche de Estrasburgo que muchos entonces diputados nunca olvidaremos: “el nacionalismo es la guerra”); y, desde luego, la ausencia total de un concepto europeo mínimamente unificador de quienes iban a destrozarse durante cuatro largos años.
Y luego, por supuesto, la variable que funcionó exactamente al contrario de como todo el mundo esperaba, excepto los ejecutivos, que calcularon muy bien: un movimiento obrero que fue incapaz de oponerse a la matanza porque estaba liderado por unos partidos socialistas y socialdemócratas recién llegados a los parlamentos que habían prometido oponerse a la guerra y, finalmente, terminaron formando parte de los gobiernos de “unión sagrada”.
Décadas después de que callaran los cañones y el gas mostaza se evaporara, con otra guerra mundial de por medio que no fue imperialista, sino provocada por el nazismo nacido de 1918 y la burguesía alemana, muchas de las causas de 1914 desaparecieron, en varios terrenos: el encauzamiento de los conflictos económicos por vías políticas a través de múltiples mecanismos de negociación y solución de crisis; el establecimiento de gobiernos plenamente democráticos con ciudadanías activas y bien informadas; la decadencia del nacionalismo en términos de agresión frente a los demás; el surgimiento de un movimiento obrero que gestionaba en términos de estados del bienestar Occidente e incluso había protagonizado revoluciones en el Este y que jamás iba a volver a transigir con la locas ensoñaciones de las trincheras; y, sobre todo, la conformación del ideal europeo y su conversión en una realidad tangible: la Unión Europea.
Por eso, conmemorar 1914 no puede convertirse únicamente en un lamento por los millones y millones de víctimas, sino en un momento de reflexión que identifique a quienes llevaron a los pueblos al  matadero y nos recuerde aún más lo que hemos conseguido. Me atrevo a decir que hay un ejercicio sencillo para hacerlo todos los días: abrir el cajón de la mesa y echar un vistazo a la carátula de nuestro pasaporte.

Un Consejo Europeo decepcionante

Por: | 22 de diciembre de 2013

J. ENRIQUE DE AYALA

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     O, mejor dicho, otro. Porque ya estamos acostumbrados, en los últimos años,  a que el máximo órgano colectivo de la UE no responda a las expectativas o a las esperanzas de los ciudadanos que creen que más Europa es la única solución posible para los problemas actuales o futuros de los europeos. En su reunión del 19 y 20 de diciembre el Consejo Europeo debía abordar prioritariamente, de acuerdo con lo previsto hace un año, la Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD), pero este asunto ha cedido finalmente bastante protagonismo a favor de los temas económicos, y en particular, de la Unión Bancaria.

     Posiblemente el mayor éxito del debate sobre la PCSD , es que se haya producido (y que se prevea su continuidad en junio de 2015),  en un momento en el que la dura crisis financiera y económica hace decaer los presupuestos de defensa en todos los Estados Miembros (EM), y el interés por la seguridad internacional en la mayoría de los ciudadanos. En lo que se refiere a decisiones concretas, el resultado es exiguo. Tal vez lo más importante sea la puesta en marcha de programas multinacionales en cuatro multiplicadores estratégicos: reabastecimiento en vuelo, drones, comunicaciones satelitarias, y ciberseguridad. Como quiera que los tres últimos  (y otros que pudiera poner en marcha la Agencia Europea de Defensa, EDA) pueden ser de uso dual (civil-militar) se abre la puerta a que parte de los desarrollos pueda financiarse a través del programa europeo de I+D, Horizonte 2020. Por lo demás, hay un mandato para revisar el mecanismo de financiación comunitario de las operaciones, menciones al enfoque integral de la seguridad -con un interesante llamamiento a reforzar las sinergias entre seguridad exterior e interior- y a la multilateralidad, así como abundantes referencias a la OTAN, con la que deben ser compatibles todas las iniciativas. Ni siquiera en lo que parecía ser el verdadero objetivo de este debate, el impulso a la base industrial y tecnológica de la defensa, se hacen grandes avances. El camino hacia el mercado único seguirá estando regulado por las dos -limitadas- directivas de 2009, para alivio de algunos países (como España) que veían  con preocupación una mayor apertura.

     Nada se dice sobre una revisión en profundidad de la Estrategia Europea de Seguridad de 2003, parcialmente obsoleta, solo un vago encargo a la Alta Representante para que informe al Consejo en 2015 sobre la incidencia de los cambios del entorno mundial, a pesar de que sin un marco estratégico consensuado que fije los escenarios, las prioridades de actuación, y el nivel de ambición, es imposible determinar las capacidades necesarias o las prioridades industriales. Tampoco ninguna mención al siempre postergado Cuartel General de Operaciones europeo, que permitiría la actuación realmente autónoma de la UE. Ni a la Cooperación Estructurada Permanente, olvidada a pesar de ser el avance más significativo del Tratado de Lisboa en esta materia.  Nada sobre unidades multinacionales europeas, y apenas una mención a la necesidad de mejorar las capacidades de respuesta rápida de la UE,  mediante grupos de combate  de la UE  -operativos desde 2007 pero que nunca han llegado a utilizarse- más flexibles y desplegables, “si los Estados miembros así lo deciden”. Una vez más, los EM más atlantistas -Reino Unido y los países nórdicos- se han impuesto a los que intentan construir una defensa europea digna de tal nombre -encabezados por Francia-, y en consecuencia la PCSD seguirá más o menos donde estaba, avanzando únicamente en la obtención común de algunas capacidades estratégicas, pero no en estructuras o acuerdos para su empleo. A pesar de un escenario en el de que el viraje de EEUU hacia el área Asia-Pacífico descarga sobre Europa la responsabilidad de atender a su seguridad próxima y lejana, con amenazas muy reales como las presentes en el Sahel, el Cuerno de África u Oriente Medio.


     El asunto más mediático de esta reunión ha sido sin duda el de la Unión Bancaria (UB),  en la se habían puesto muchas esperanzas  como un medio para romper definitivamente el vínculo perverso entre deuda bancaria (privada) y deuda soberana, y para aumentar la confianza en todas las instituciones bancarias de la eurozona, lo que les permitiría un financiación más fácil, y por ende, una mayor capacidad de crédito. De los tres pilares que debían formar la UB, según la Comisión, solo se ha fijado hasta ahora uno: la supervisión única, que entrará en vigor en noviembre de 2014 y será responsabilidad del BCE, pero que solo afectará a 130 bancos. Del tercero, un fondo común de garantía de depósitos, no existen ni proyectos, ante la oposición de Berlín a su constitución. En esta reunión, el Consejo Europeo ha aprobado el acuerdo alcanzado por el ECOFIN el día 18 sobre el segundo pilar: el mecanismo único de liquidación. El acuerdo al que han llegado los Ministros de Economía y Finanzas es decepcionante. La responsabilidad de la decisión última recae sobre los EM marginando a la Comisión, es decir será una competencia intergubernamental y no comunitaria, con lo que habrá que contar con las presiones de los EM para defender sus intereses. El procedimiento, basado en un Consejo de Resolución,  es largo y complicado, lo que impedirá una reacción rápida que puede ser esencial en algunos casos. Y, finalmente, el fondo europeo de resolución tardará 11 años en estar operativo, alcanzando al final de este período 55.000 millones de euros, una cantidad a todas luces insuficiente si la comparamos con lo que ha sido necesario solo para la crisis bancaria española. El proyecto tiene que pasar ahora por el Parlamento Europeo con el objetivo de ser aprobado antes del fin de la legislatura, en mayo, y es de esperar que en esta instancia las negociaciones con el Consejo conduzcan a alguna mejora de lo ahora aprobado.


     En el resto de asuntos, previsiones y aplazamientos. En la implementación del Pacto por el Crecimiento y el Empleo se ratifica la decisión de que aspectos esenciales como el Plan de Empleo juvenil y la iniciativa PYME entren en vigor en enero, para lo que se requiere la colaboración de los EM, pero el acuerdo definitivo sobre el Fondo Europeo de Inversiones no se tomará hasta mayo. La aprobación de la Directiva sobre fiscalidad del ahorro, que debería haber tenido lugar en esta reunión, se retrasa hasta marzo. La decisión sobre el sistema de acuerdos contractuales por los que los EM se comprometerán a llevar a cabo una determinada política económica y social, cediendo soberanía a cambio de mecanismos de solidaridad aún indefinidos, se pospone hasta octubre. Y el asunto del asilo y las migraciones se tratará en profundidad en junio sobre la base de una comunicación que ha presentado la Comisión.

     En resumen, un Consejo Europeo con un orden del día muy largo y denso, con asuntos de extraordinaria importancia para el futuro de la Unión, pero cuyos resultados decepcionan en su mayoría una vez más, confirmando la tendencia hacia el predominio del sistema intergubernamental frente  al comunitarioy el aumento de la  insolidaridad, la desconfianza mutua,  y la defensa de los intereses nacionales, que han caracterizado en buena medida las políticas de la UE desde el principio de la crisis.

Proximidad ideológica y listas electorales

Por: | 18 de diciembre de 2013

RUBÉN RUIZ-RUFINO

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Protesta pacífica frente al Congreso de los Diputados, en octubre de 2012, para expresar el descontento de los ciudadanos con sus representantes. / Samuel Sánchez (EL PAÍS)

Según los últimos datos de opinión del CIS, el descrédito de la política por los ciudadanos comienza a ser una pauta normal. Las causas que explican esta desconfianza son complejas. Sin embargo, no es aventurado afirmar que una posible razón para entender este fenómeno se encuentre en la creciente distancia que se ha abierto entre los políticos y los ciudadanos tras el estallido de la profunda crisis económica que azota el país desde 2008. Dada la importancia que tiene la política para nuestras vidas, desde este blog he defendido, de forma casi monotemática, que la única forma de afrontar la apatía de los ciudadanos es, precisamente, abriéndoles canales hacia la política. En esta ocasión, intentaré mostrar algunas reflexiones sobre la relación entre los tipos de listas electorales y la proximidad ideológica de los representantes políticos. Uno podría pensar que allí donde la distancia ideológica entre ciudadanos y políticos es pequeña, el nivel de empatía entre representantes y representado es mayor. O sea, sin tener en cuenta otros factores como la capacidad de los gobernantes, al menos podríamos afirmar que es posible concebir una mayor compenetración entre votantes y políticos si la distancia entre ellos sobre cómo conciben el mundo es menor.

El gráfico que acompaña esta entrada muestra, de forma muy simplificada, la relación entre distintos tipos de listas electorales y la distancia ideológica entre los votantes y sus representantes políticos. Las barras indican si los votantes solo pueden votar a un partido (España, Reino Unido), si pueden votar a uno o varios candidatos (Australia, Irlanda), o, por el contrario, los votantes tienen cierta flexibilidad para elegir un candidato aunque son los partidos los que siguen controlando el diseño de las papeletas (Dinamarca, Holanda). El eje vertical muestra la diferencia ideológica del votante mediano con respecto a la del principal partido en el parlamento si el gobierno es de coalición o con respecto a la ideología del gobierno en caso contrario. Se aprecian dos pautas interesantes. En primer lugar, ofrecer un amplio menú de opciones a los votantes en las papeletas genera la misma distancia ideológica que cuando solamente se vota a un partido. En segundo lugar, y más interesante, esa distancia es significativamente mayor si se compara con papeletas donde los votantes tienen cierta flexibilidad pero los partidos siguen controlando el acceso a las listas.

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Esta evidencia empírica no es, en absoluto, concluyente pero sí puede ser indicativa para entender mejor la relación entre ciudadanos y representantes. En España, las papeletas electorales son excesivamente rígidas y aunque esta característica puede ofrecer ciertas ventajas, lo cierto es que no permiten que los ciudadanos expresen con su voto algo más que su adhesión a un partido concreto. Cuando los ciudadanos demandan más democracia entiendo que piden, al menos, dos cosas. En primer lugar, que los políticos sean más permeables a las demandas y preferencias de la ciudadanía. En segundo lugar, instrumentos que faciliten la rendición de cuentas para castigar a los malos políticos. Flexibilizar las listas electorales puede ayudar a conseguir estos objetivos. Como muestra la última barra del gráfico, la distancia ideológica entre representantes políticos y ciudadanos es menor en aquellos países donde se emplea este tipo de lista. O dicho con otras palabras, reconocer el papel fundamental de los partidos como principales actores políticos y, al mismo, tiempo permitir cierta flexibilidad a los votantes acerca la política a los ciudadanos. Si el funcionamiento de la democracia mejora cuando los ciudadanos se sienten partícipes del proceso de toma de decisión política, una forma de conseguir esto puede ser mediante reformas que aproximen la ideología de ciudadanos y partidos. Cambiar el tipo de listas, podría ir en esta dirección.

El SPD ¿Un nuevo protagonista en la política europea?

Por: | 16 de diciembre de 2013

Hoy se ha conocido la composición del nuevo gobierno alemán de coalición CDU/CSU-SPD, del que forma parte el socialdemócrata Michael Roth como Ministro para Europa. Roth visitó la Fundación Alternativas en junio de 2012, de lo que dió cuenta José Luis Escario en un post sobre la política europea del SPD publicado en este blog. Reproducimos a continuación, por su interés y actualidad, dicho post).

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JOSÉ LUIS ESCARIO

La reciente victoria de Hollande en las presidenciales francesas ha dado un vuelco a la dinámica que se había instalado en la construcción europea, dominada por el directorio "Merkozy" y por una ideología que consagraba la austeridad y la consolidación fiscal como valores supremos. Una parte del binomio ha cambiado y parece abrirse camino la idea de que los objetivos de crecimiento y empleo adquieran el mismo rango que los de la estabilidad presupuestaria. Ahora está por ver si esto es suficiente para vencer las resistencias al cambio que, muy probablemente, presente la poderosa Alemania de Merkel.
Un elemento importante para ello podría ser la irrupción del partido socialdemócrata alemán (SPD) en la escena europea. El SPD, fuertemente derrotado en las últimas elecciones generales de 2009 (obtuvo el 23% de los votos), ha cosechado últimamente importantes victorias en las regionales de su país. La reciente visita (30 de mayo) del portavoz del SPD para Asuntos europeos, Michael Roth, a la Fundación Alternativas, nos ha permitido conocer, de primera mano, la posición de su partido en algunos temas candentes, así como calibrar si el acceso del SPD al poder podría contribuir a un cambio de rumbo de la política europea.
El compromiso del SPD con las prioridades de crecimiento parece inequívoco, como lo demuestra el hecho de que hayan condicionado la ratificación del pacto fiscal firmado el pasado marzo (Merkel necesita sus votos para tal ratificación) a la inclusión en el mismo de un protocolo que contenga un pacto por el crecimiento.
El principal problema estriba en cómo financiar las medidas en favor del crecimiento y del empleo. Los países en dificultades, como España, tienen poco margen para aplicar políticas públicas de estímulo a sus economías, tan acuciados como están con el problema del déficit. Parece razonable que dicho estímulo provenga de los países con superávit, como Alemania, y de la propia UE, sobre todo si tenemos en cuenta los enormes esfuerzos de austeridad (muchas veces contraproducentes para el propio crecimiento) que están realizando los países periféricos.
Sin embargo, en este punto, tanto la CDU de Merkel como el SPD han establecido varias líneas rojas. Una de ellas es que las medidas para fomentar el crecimiento no deben suponer un aumento de las aportaciones nacionales al exiguo presupuesto comunitario (1% del PIB global de la UE). Se trataría más bien de buscar nuevas fuentes de financiación mediante el establecimiento de impuestos europeos y de re-programar o re-direccionar los fondos europeos existentes hacia los países con mayores problemas a proyectos transnacionales de eficiencia energética, I+D+i, infraestructura y de lucha contra el desempleo. Se baraja incluso la iniciativa de reagrupar dichos fondos en un fondo de inversión y reconstrucción único.
Donde la postura del SPD parece más clara e inequívoca es en el establecimiento inmediato de un impuesto sobre las transacciones financieras (ITF), que serviría para nutrir directamente el presupuesto comunitario. En caso de no ser posible su implantación a nivel de toda la UE, el ITF debería empezar por aplicarse en la zona euro.
El ITF tendría también un efecto disuasorio de las prácticas especulativas más nocivas. La imposición al sector financiero ha de verse además acompañada de una mayor regulación del mismo, que impida que los desmanes se vuelvan a producir. Este parece ser uno de los puntos esenciales del ideario del SPD, con propuestas bastante decididas, como el establecimiento de una supervisión financiera a nivel europeo o la clara separación entre banca comercial y banca de inversión. El SPD se hace eco aquí de una opinión pública alemana que considera inaceptable que los bancos sean rescatados a costa de los Estados y de los ciudadanos, sin que se hayan adoptado medidas efectivas para evitar futuras crisis.
Más divergente de las ideas de otros socios comunitarios es la postura del SPD en dos cuestiones fundamentales: la función del Banco Central Europeo y los Eurobonos. No hay que olvidar que el BCE es una réplica del Bundesbank, inspirado en un papel de mero garante de la estabilidad de la moneda. Un cambio de mandato del BCE para convertirle en prestamista de última instancia (que resolvería de inmediato gran parte de los problemas de financiación de nuestra deuda), a la manera de la Reserva Federal de EEUU, no cuenta con muchos apoyos por el momento en el seno del partido socialdemócrata.
Hay aquí un temor a que Merkel monopolice la muy "rentable" postura de  defensora de los sacrificados contribuyentes alemanes frente a unos supuestos derrochadores países del Sur que ahora quieren compartir con el resto las consecuencias de sus supuestas imprudencias.
Esta ha sido también la razón de una marcha atrás del SPD en la defensa de los Eurobonos, conducentes a una mutualización de la deuda entre los países de la UE. Habrá que ver si este recelo es algo coyuntural o se mantiene en el tiempo, pues estamos ante un tema absolutamente esencial de la construcción europea.
Lo que parece claro es que los resultados de las elecciones alemanas que tendrán lugar en el otoño de 2013 determinarán una actitud más o menos europeísta del SPD. Todo dependerá de qué partidos necesite para formar gobierno o de si tendrá que integrar una gran coalición liderada por Merkel, como aquella que se dio en el 2005 con tan fatídico final para el partido socialdemócrata alemán.
En cualquier caso, la dramática situación en la que se encuentra España, y la UE en general, no puede esperar al resultado de las elecciones alemanas para que se tomen una serie de medidas urgentes, alguna de las cuales deberían ser decididas en el próximo Consejo Europeo del 30 de junio, a más tardar (ver conclusiones del documento "Las consecuencias del cambio político en Francia para la UE y para España"). La reducción de los costes de financiación de la deuda, las antes mencionadas medidas de estímulo de la economía y la recapitalización de los bancos con fondos europeos deberían encontrarse entre las prioridades de la agenda europea.

Al Gobierno no le interesa el compromiso con el Desarrollo

Por: | 13 de diciembre de 2013

KATTYA CASCANTE

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Escena del documental 'En el mundo a cada rato (Binta y la gran idea, de Javier Fesser)'

El pasado mes de noviembre, se publicó el Índice de compromiso con el desarrollo 2013 que elabora el Centro para el Desarrollo Global. Un índice que puntúa a 27 de los países más ricos del mundo en función de su dedicación a políticas que benefician a países pobres. Más allá de las comparaciones estándar de flujos de ayuda externa, tal y como vemos en el siguiente gráfico, este índice mide las políticas nacionales en siete ámbitos que son importantes para los países en desarrollo (ayuda, comercio, finanzas, migración, medio ambiente, seguridad y tecnología).

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En este índice, el desempeño de España se sitúa en el puesto 16. Un lugar discreto (15 por delante y 11 por detrás) incluso suficiente, si no fuera porque es la misma puntuación que la que España obtuvo en 2003, barriendo por lo tanto toda una década.
Si acudimos al índice de compromiso con el desarrollo de 2009, año en el que la crisis todavía no había impactado en la economía española, nuestro país con un 7º lugar en el ranking, fue el de mayor avance (1,4 puntos) sobre las puntuaciones registradas en 2003. Por el contrario, haber descendido 9 puestos en 2013, nos concede el triste honor de ser el país que más ha retrocedido desde entonces (4 puntos).
Si bien desde 2009 a este año, el índice ha tenido en general un retroceso por parte de todos los países, es decir, el compromiso con el desarrollo de los 27 países ha sido menor, éste solo supone un descenso de 0.2 puntos (de 7 en 2009 a 6,8 en 2013) frente a los 4 puntos que ha perdido nuestro país.
Lo mismo ocurre con otros países. Si analizamos la evolución de países como Portugal (puesto 13º) e Irlanda (puesto 7º) en el ranking del ICD, podemos ver que a pesar de que sus economías han sufrido gravemente el azote de la crisis financieras (incluso más que España), en sus políticas de ajuste han tenido otro comportamiento. En ambos países, el compromiso con el desarrollo ha sido mucho más prioritario que lo que ha sido para el Gobierno del Sr. Rajoy.
En el siguiente gráfico se pueden observar la puntuación media que tiene España en cada uno de los ámbitos políticos, así como las mejores puntuaciones obtenidas por los países para cada uno de ellos.


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España en 2013, destaca por encima de la media en su compromiso con la inversión en los países empobrecidos y en la transparencia financiera, así como en  innovación y difusión tecnológica. Por el contrario, no llega a la media del ICD, en sus prácticas como donante ante las emergencias humanitarias, en el apoyo a los refugiados, ni como socio comercial debido a los elevadísimos subsidios que destina al sector pesquero nacional. Tampoco llega a la media en el ámbito de la seguridad y mantenimiento de la paz. Solo cuatro países por debajo de España destinan menos recursos (según PIB) a las intervenciones humanitarias y de mantenimiento de la paz sancionadas internacionalmente. Algo que además, no corrige el alto nivel de exportación de armas a gobiernos no democráticos y pobres que nuestro país practica.

Si bien la crisis actual obliga a tener muchos frentes abiertos a la vez, merece la pena recordar que las decisiones políticas no son fruto exclusivo de la coyuntura económica. Los recortes en el presupuesto de nuestro Gobierno vienen de la mano de principios y valores así como de responder a un electorado determinado que, está claro, no tiene el compromiso con el desarrollo de los países más pobres entre sus prioridades.   

2013 y la Democracia 2.0 nos sigue sin representar

Por: | 11 de diciembre de 2013

BRAULIO GÓMEZ FORTES

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Todo para el pueblo pero sin el pueblo. Así se podría resumir el espíritu ilustrado que alimenta la mayoría de las iniciativas 2.0 impulsadas recientemente que tratan de mejorar la calidad de la democracia a través de la aplicación de las nuevas tecnologías pero que no tienen en cuenta la exclusión tecnológica que siguen sufriendo en la actualidad los ciudadanos con menos recursos socioeconómicos. Es paradójico que casi todas las propuestas coincidan en el objetivo de incrementar el protagonismo de los ciudadanos en la vida pública en detrimento de los estigmatizados políticos y las instituciones tradicionales de la democracia representativa. Pero en cambio no trasciende que ninguno de estos proyectos desarrolle soluciones imaginativas para evitar la exclusión digital que sufren todavía los colectivos más vulnerables. En el siguiente gráfico se puede ver un ejemplo de ese desigual uso de las tecnologías con fines políticos con datos del pasado mes de Octubre.

Gráfico: Porcentaje de ciudadanos que usan todos los días internet para buscar información política
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Elaboración propia a partir del Barómetro del CIS de Octubre. CIS3001


La mayor parte de las herramientas democráticas on-line están enfocadas al aumento de la participación de los ciudadanos en la vida política y a la construcción de espacios de cristal 2.0 suministrando miles de ventanas para que los ciudadanos puedan controlar mejor a los políticos y hacer con ello más transparentes las instituciones democráticas. Una artillería de plataformas políticas online están siendo armadas para vigilar a los gobernantes y ayudar a los ciudadanos a identificar rápidamente las malas prácticas políticas. Estas iniciativas refuerzan sin duda el poder de los ciudadanos frente a las instituciones representativas. Un buen resumen de espacios de incidencia política se puede ver aquí y de innovaciones tecnológicas aplicadas a la creación de herramientas participativas aquí. 

Mientras los mecanismos de participación estén enfocados a influir en la acción política y a incrementar la transparencia del sistema no estará en juego ningún choque de legitimidades. El problema aparece en el salto de la influencia política a la toma de decisiones. Como no nos representan los gobernantes que no cumplen con sus programas electorales, que legislan de espaldas a los intereses de la mayoría de la ciudadanía, que han perdido su soberanía frente a los intereses de los mercados y no asumen ninguna responsabilidad política por sus actos, parece conveniente y oportuno el desarrollo de ideas creativas para abrir el proceso de la toma de decisiones a la ciudadanía entre elección y elección.  Con este ánimo y buena voluntad, Equo y Compromis con la colaboración de Agora Voting desarrollaron recientemente una herramienta 2.0 para que los ciudadanos pudieran participar directamente en una votación parlamentaria sobre la nueva Ley de Transparencia. “Se acabó el votar cada cuatro años, tu votarás en vez de Baldoví  (el diputado valenciano de Equo/Compromis). Ayúdanos a hacer historia, consigamos que el pueblo recupere el poder sobre los principales órganos de gobierno del estado”, pedían los impulsores de la iniciativa. Quizás es un exceso llamar pueblo a los que se podían enterar de esta iniciativa (mirada rápida al gráfico de este post). Y quizás también habría que pensar si no es más democrática la decisión que podría tomar el diputado legitimado por los 85721 votos que recibió en las elecciones, un 40% procedente de obreros cualificados y sin cualificar que los 2261 que votaron finalmente en la iniciativa y de los que nos imaginamos, porque no hay datos, su status socioeconómico. La profunda desigualdad digital impide poder valorar positivamente estas herramientas participativas online orientadas a la toma de decisiones. Si el demos 2.0 es más excluyente y genera más desigualdades que el cuerpo electoral tradicional, no vamos bien encaminados.
A mi juicio el mayor esfuerzo que habría que hacer sería el encaminado a disminuir el  enorme abismo digital que separa a los ciudadanos megainformados, conectadísimos a todas las redes y medios de acción política digital de los ciudadanos que siguen consumiendo la información política a través de la televisión generalista y que no se pueden quedar fuera del proceso de participación abierto desde plataformas políticas 2.0. De ser así, estaríamos construyendo una democracia basada en guetos tecnológicos privilegiados muy poco representativa.
Creo que alguna de las iniciativas en marcha haría bien en tratar de emular las Misiones Pedágogicas de la Segunda República y replicar en versión 2.0 la iniciativa de La Barraca de García Lorca para acercar todas las nuevas herramientas de participación y acción política a los ciudadanos de los márgenes, a los más desfavorecidos, a los más mayores para que su voz no se quede fuera en esta transformación de la relación entre representados y representantes que ofrecen las nuevas tecnologías. Solo así podremos seguir mejorando nuestra democracia sin dejarnos al pueblo por el camino.


Eurobarómetro cultural. Casualidades

Por: | 09 de diciembre de 2013

ESTEFANÍA DE LA TORRIENTE/ MIGUEL SÁNCHEZ

Pablo_genovés

Nada es casualidad y la situación actual de la Unión Europea y sus instituciones es un claro ejemplo de cómo todas las acciones tienen consecuencias. Lo sabemos, una obviedad... y sin embargo, parece que nuestros políticos de aquí y de allá no parecen darse cuenta ( o más preocupante aún, todo está planteado desde una estrategia pre- diseñada y  preestablecida).

Casi al mismo tiempo en el que el Parlamento Europeo aprobaba finalmente el nuevo programa para cultura, Creative Europe, con una reducción presupuestaria sobre la propuesta inicial de 400 millones de Euros y tras un largo y penoso discurrir...; se daban a conocer los datos un especial del Eurobarómetro sobre Acceso a la Cultura y Participación.

El estudio de acceso y participación cultural europea, no se realizaba desde el 2007, es decir, desde lo que se conoce como “el mundo pre-crisis”...Y en el caso de la cultura, “el mundo de la doble crisis”. Como afirma el profesor Enrique Bustamante, la cultura pese a revelarse como un recurso estratégico fundamental, “se encuentra en la encrucijada de la crisis económica, además afectada por la transición a lo digital y por las políticas públicas”

¿Resultados?

- Una caída generalizada de la participación en cultura en todos los sectores, especialmente en los países más afectados por los recortes en derechos fundamentales y políticas sociales, como los PIGS. Y como nada es casualidad son los países del norte de Europa, léase, Dinamarca, Suecia,...en los que la participación y el acceso marcan unos valores más altos y en los que por otra extraña “casualidad”, los resultados del informe PISA son mejores. Otra no-casualidad que destaca el Eurobarómetro es que entre las razones para la bajada de la participación se encuentra “el gasto”, y afirma, “quizá sea necesaria una mayor inversión en algunas partes de la Unión Europea para fomentar una mayor participación en actividades culturales”. Además sugiere que, un mayor acceso a internet podría reducir la disparidad de acceso a la cultural entre unos países y otros, y unas clases socio-económicas y otras, ya que los datos indican que el 56% de los europeos afirman usar internet para fines culturales.

- La encuesta también observa una caída generalizada del consumo de productos culturales, en algunos casos “sharply”, muy aguda. Otra vez, señalan, como consecuencia de la crisis financiera y económica...y abría que añadir, a las medidas kamikazes emprendidas por algunos gobiernos entre otros el  español y su alegre subida del  IVA “productos” culturales.

- Y finalmente, malos resultados del programa cultura para fomentar y promover el patrimonio cultural compartido de los europeos, así como para la cooperación cultural transfronteriza. Parece que todavía hay  una gran deficiencia, debida fundamentalmente, según el Eurobarómetro, a constricciones presupuestarias Y añadimos nosotros, se debe también a una ausencia de respuesta a la pregunta, ¿qué es la cultura europea?.

Las conclusiones de la nueva encuesta arrojan a la luz tres grandes pilares para la reflexión:

1. Cómo nos han afectado a los ciudadanos las políticas “bien-pensantes” de austeridad (recortes en la administración pública de cultura, el IVAZO cultural, etc)...Y sobre todo, ¿existe algún interés en recuperar lo perdido?

2. Cómo usa internet la ciudadanía. A falta de mayores posibilidades de acceso físico y/o como complemento al acceso tradicional, Internet se ha convertido en una nueva puerta de acceso a la cultura, a pesar de que algún “apocalíptico” siga sin entender que internet está cambiando el modo en el que consumidores y creadores de actividades y productos culturales acceden al contenido cultural. Y con “apocalíptico” no nos referimos a Wert, del que sabemos que “es un hombre moderno y tiene twitter”, gracias a su compañera Fátima Báñez.

3. Y por último... por qué parece que Europa moja pero no cala...Y es que el acceso a la cultura se dirige fundamentalmente a obras de creación nacional, muy a pesar del imaginario en los discursos europeos o los  esfuerzos técnicos, que no presupuestarios, del programa cultura 2007-2013.

Respecto al primer elemento de reflexión, obviamente parece que la brecha entre las posibilidades de acceso a la cultura -así como las posibilidades económicas- se ha abierto. La cultura, no es un lujo, sino una necesidad. Y sin embargo si nos centramos en las razones por las cuáles no se acude al cine o al teatro, en España, el precio es una de las principales razones, por encima por ejemplo de Francia, Reino Unido o Alemania. Pero si estos datos los cruzamos con otra razón incluida en el Eurobarómetro como la falta de interés / o de tiempo, España se sitúa en los puestos más bajos. En situaciones parecidas - ¡oh sorpresa!- se encuentran el resto de países PIGS. Las conclusiones de estas estadísticas difieren mucho de la opinión del  Ministro de Hacienda, Cristobal Montoro.

En segundo lugar, el uso de internet se sitúa en el 33% por encima de la media europea  y por encima de países con mayor acceso cultural como son Reino Unido o Alemania. Ante estos datos abrumadores, parece que la industria y la política se ha quedado rezagadas y aún peor, no parecen entender que las cosas han cambiado. Alex de la Iglesia, afirmaba recientemente que “no se puede criminalizar al usuario, ante la falta de contenido legal, ni en tiempos, ni en oferta asequible”. Se viene proclamando en muchos foros la creación de un buscador europeo que respete los derechos de los usuarios pero también los derechos de la propiedad intelectual. Técnicamente no es tan complicado, pero teniendo en cuenta el poco compromiso existente, no sabemos si es una petición realista. Y es que las estadísticas que marcan el acceso cultural a obras europeas de diferentes países se mantienen muy bajas. Así, solo un 31% ha leído un libro de un autor  extranjero; por no hablar de las artes escénicas en las que el porcentaje asciende a un ridículo 4%.

El Ministro sueco de Asuntos Exteriores, Carl Bild, declaraba recientemente “la política cultural europea, es la suma de las políticas culturales nacionales”. Efectivamente parece que ese es el caso, sin embargo, en estos momentos parece insuficiente, especialmente cuando la Comisión Europea se encuentra en plena preparación de una estrategia sobre cultura en las relaciones exteriores de la Unión Europea. Aunque nuestra identidad tiende a definirse cuando salimos al exterior...sólo para pensar si quiera en ella tendríamos que entender primero ¿qué significa ser europeo?; ¿qué valores defiende Europa? ¿y que papel juega la cultura en la construcción europea? Y por tanto, poder responder a la pregunta ¿qué modelo de política cultural quiere Europa dentro de sus fronteras, antes de desarrollar su estrategia en el exterior?.

Si estos resultados de Eurobarómetro no hacen reflexionar y definitivamente tomar medidas a los decisores políticos, deberán de pensar cómo van a  gestionar estas “casualidades” que han llevado a una Europa fracturada en lo económico, en lo social y en lo cultural. Una Europa que pierde progresivamente credibilidad entre muchos de sus ciudadanos que ya han arrojado la toalla (y además de manera desordena) dejando en evidencia la viabilidad y continuidad del proyecto europeo.

 

Estefanía de la Torriente y Miguel Sánchez gestionan @culturburo - Blog sobre análisis e información de Políticas Culturales

 

 

Free, free Nelson Mandela

Por: | 06 de diciembre de 2013

CARLOS CARNERO

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Mandela, en la celda donde estuvo encarcelado, en 1994. / Patrick de Noirmont (REUTERS)

Es tan incontestable que el fin de la Guerra Fría se produjo por la desaparición de la Unión Soviética y de las dictaduras que giraban en torno a ella en la Europa del Este como que el símbolo de ese cambio histórico fue la caída del Muro de Berlín.

Pero conviene no olvidar que también hubo otros hechos políticos relacionados con el citado que marcaron el cambio de ciclo incluso con mayor fuerza para los cientos de millones de habitantes del Planeta que veían la dinámica de bloques como un problema esencialmente intra-occidental aunque, en realidad, conllevara graves y negativas consecuencias para ellos. 

Entre esos hechos hay dos particularmente representativos: la firma de los Acuerdos de Oslo entre Israel y la OLP y el fin del apartheid, con Arafat entronizado en la Casa Blanca y Nelson Mandela abandonando la prisión en la que había pasado varias décadas.

Ni el conflicto del Próximo Oriente ni el apartheid fueron el resultado de la Guerra Fría, aunque la persistencia de la misma contribuyó poderosamente a su estancamiento o permanencia.

En el caso de Sudáfrica, el Gobierno racista había sabido convertirse en un fiel e indispensable aliado de las democracias occidentales, empezando por los Estados Unidos, frente al avance de la liberación colonial en el sur de África y la llegada al poder en Luanda, Maputo y Windhoek de partidos próximos ideológicamente a Moscú, que les apoyó vía Cuba frente al intento de las fuerzas reaccionarias de derribarles a través de sangrientas guerras civiles.

En esas condiciones, Washington no tuvo empacho en sostener a los “rebeldes” con el inestimable y brutal apoyo de Pretoria, especialmente en el caso de Angola.

Caído Moscú (o variada 180 grados su política exterior con Gorbachov aún al frente), el régimen del apartheid vio evaporarse su utilidad geoestratégica y entendió que tratar de hacer frente a la oposición de la mayoría negra del país, organizada en torno al Congreso Nacional Africano (ANC), era inviable. Se inició así una transición pacífica hacia la democracia cuya puerta se abrió al mismo tiempo que la de la celda de Mandela.

A veces, el cine refleja la realidad histórica de forma inmejorable. En el caso de la película “Invencible” es así: la descripción de un Madiba empeñado en moderar la política del ANC (que había combatido con las manifestaciones y con las armas al apartheid y era de facto una gran  coalición de fuerzas de todo tipo, empezando por un poderoso Partido Comunista firmemente enraizado en los suburbios de color de todo el país) y liderar una transición que pusiera por encima del ajuste de cuentas la reconciliación (gracias a instrumentos tan impresionantes como la “Comisión de la Verdad”), para lo que contó con el apoyo de personajes tan imprescindibles como Desmond Tutu, es absolutamente correcta.

Mandela se puso a la cabeza de la nación para que lo fuera por primera vez, para que Sudáfrica dejara de ser de unos (los blancos) para serlo de todos (negros –y, dentro de ellos, los zulúes, con cuyos líderes le tocó lidiar con paciencia y habilidad-, blancos, mestizos, indios), explotando a fondo sus capacidades económicas –incluyendo sus impresionantes recursos naturales-, geoestratégicas y políticas para elevar el nivel de vida, promover la igualdad y jugar su papel en África y el Mundo.

Los años de Nelson Mandela como Presidente fueron un auténtico éxito porque supo combinar la firmeza en los principios con el pragmatismo en las decisiones. Y lo hizo sin apartarse en ningún momento de sus convicciones tal y como las expresó con una claridad meridiana en el discurso que pronunció en Pretoria cuando fue condenado a cadena perpetua en 1964 (conocido hoy con el título de I am prepared to die).

Lamentablemente, sus herederos en el poder no estuvieron tan acertados y, a pesar de que el ANC sigue ostentando, y previsiblemente lo seguirá haciendo, una amplia mayoría, es evidente que en su seno y con otras de las fuerzas políticas representativas de la mayoría del país se han agudizado sensiblemente las contradicciones.

Los sangrientos acontecimientos de los últimos tiempos reflejaron tanto las tendencias autoritarias del poder como la exigencia de la mayoría negra de que se aceleren los cambios a favor de una sustancial redistribución de la riqueza, excesivamente lenta después de veinte años de la llegada al Gobierno del ANC. Ahí están, a la vez, el problema y la solución de la Sudáfrica de hoy en día.

Mandela ha dejado de estar entre nosotros.

Pero para los que durante años nos manifestamos por su libertad y la de su patria (cantando aquello de “Free, free Nelson Mandela”), para los que luego tuvimos la ocasión de conocerle libre en su tierra y escucharle, seguirán resonando los versos del poeta victoriano W. E . Henley puestos en su boca en la gran pantalla y que parecen describir la decisión de la Sudáfrica arco iris:

“En medio de la noche oscura,

Negra como un pozo insondable,

Doy gracias al Dios que fuere

Por mi alma inconquistable…

Soy el dueño de mi destino,

Soy el capitán de mi alma”.

¿Salimos ya de la crisis?

Por: | 04 de diciembre de 2013

CARLES MANERA

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Créanme: difícil saberlo. Las cifras disponibles indican, vistas en perspectiva, que fregamos el suelo en el verano de 2009, y que las medidas de expansión fiscal y de inversión pública contribuyeron a que se produjera un rebote del PIB, hasta el punto de obtener datos positivos en 2010. Ahora mismo, para España hay cifras que pueden ser invocadas por los optimistas: crecimiento de las exportaciones en un 10% y descenso de la prima de riesgo hasta 240 puntos en el segundo trimestre de 2013. Pero esos guarismos no eluden otros muy preocupantes: la deuda pública llega al 92% del PIB, el crédito ha caído un 13% y el paro se ha confirmado en el 26% y, previsiblemente, subirá este otoño. La población activa se ha desmoronado y la estacionalidad marca el espejismo de un aparente repunte económico. La macroeconomía, que se arguye para dar ánimos, no encaja con la realidad microeconómica de miles de personas y familias. Nos encaramos a un futuro con débiles crecimientos, que no van a absorber la enorme bolsa de parados. Al tiempo, se precariza el mercado laboral con el objetivo de aumentar una competitividad que sólo se recupera por una bajada de los salarios. Esto redundará en una contracción de la demanda. A su vez, los datos sociales disponibles aseveran que estamos instalados en la crudeza de la crisis.
Todo esto se debe a concepciones básicas del pensamiento conservador, que podemos dibujar en un triángulo ideológico-político:
1. La democracia según el mercado. El enunciado da para mucho; pero estoy con Amartya Sen, Premio Nobel de Economía, cuando relaciona más bien la justicia social, la democracia y el avance económico. O, dicho de otro modo: sólo el mercado no basta, toda vez que no asegura esos otros componentes básicos de la convivencia política.
2. La confirmación de la austeridad. Se considera ésta la única vía para salir de la crisis. El triunfo de Merkel en Alemania rubrica esa consolidación, aplaudida por los gobiernos conservadores del sur de Europa, principales afectados por las líneas presupuestarias de la canciller germánica y el Bundesbank. No esperemos ni mayores coordinaciones económicas ni instrumentos distintos para hacer frente a las crisis de deuda de la periferia de la Unión Europea: no habrá ni eurobonos, ni unión bancaria. Que cada palo aguante su vela, en el vendaval de la austeridad.
3. La ruptura con la gobernanza. La tesis de la democracia de mercado y de las políticas de austeridad como herramientas, conduce a un escenario de ruptura del consenso social: gobernar sin escuchar el disenso y criminalizar sus posibles respuestas. Así, se consideran obsoletos el sindicalismo, la reivindicación, la protesta, incluso la negociación. Sólo el mercado y la austeridad capacitan para salir de la crisis. La ideología acrítica y sorda se erige en el piloto automático que, se presume, conducirá, con gran fe, a la recuperación.
Así que: no creo que hayamos tocado fondo. Y si lo hemos hecho, seguimos arrastrándonos en él.

El País

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