Mª TRINIDAD GARCÍA LEYVA
Si cooperar es poner en marcha un proceso con otro u otros para conseguir un mismo y consensuado fin, hacerlo en materia de cultura es un ejercicio insoslayable para cualquier sociedad democrática. Y como la acción en cultura es inseparable de su perfil comunicativo y, a su vez, hace tiempo sabemos que es una dimensión inseparable de la idea de desarrollo, preguntarse por la cooperación cultural es casi una obligación. A pensar su proyección en un escenario digital pretende contribuir el trabajo titulado “La cooperación cultural para el futuro digital. Recuperar la diversidad como eje central en tiempos de crisis”, y publicado por la Fundación Alternativas.
En un contexto en el que a nivel internacional la agenda de desarrollo se encuentra en plena revisión, con el debate alrededor de lo que se conoce como los Objetivos del Milenio y la Estrategia post-2015, y a nivel estatal se discute una nueva Estrategia de Acción Exterior, la cooperación oficial española en materia de cultura debe reflexionar sobre el camino transitado pero, sobre todo, prepararse para el futuro. El mencionado trabajo ofrece un diagnóstico de su situación para preguntarse por su impacto e implicaciones futuras, ya que tiene por objeto detectar los desafíos que tiene la cooperación cultural para concretarse en un entorno digital, además de y más allá de la crisis. Para ello, incluye las visiones y opiniones de un grupo de expertos y dirigentes oficiales iberoamericanos.
El balance que se ofrece, crítico, llama la atención sobre la escasa prioridad que tiene la cooperación cultural para el Gobierno, claramente sometida a una reorientación basada en una fuerte reducción presupuestaria y una estrategia política desdibujada. Sin embargo, la existencia de iniciativas como la Convención sobre la diversidad cultural de la UNESCO, ratificada por España en 2006, reivindica la contribución de la solidaridad y cooperación internacionales a la promoción y protección de las expresiones culturales. Por lo que bajo este paraguas se invita a repensar la cooperación oficial en materia de cultura digital a partir de las cuatro siguientes propuestas:
La acción debe articular tanto la cultura clásica y las industrias culturales, como el resto de expresiones que circulan por fuera de estos circuitos, incorporando urgentemente sus manifestaciones digitales, multimedia y en línea. Los usuarios y creadores deben colocarse en el centro de las decisiones, asegurando su encuentro a través del acceso digital, gratuito, abierto y colectivo a la cultura.
Tanto desde un punto de vista institucional como de formación y profesionalización de la gestión, es necesario alcanzar el equilibrio entre promoción, proyección y cooperación, entendida ésta no sólo como co-producción sino también como co-distribución y co-promoción cultural.
Debe asegurarse la sostenibilidad a medio y largo plazo, para lo cual hay que explorar alternativas de financiación que pueden ir desde el crowdfunding al apoyo indirecto a través de cooperativas y asociaciones culturales que promuevan la descentralización y la autogestión.
Finalmente, en un escenario inmaterial y trasnacional como lo es el de la cultura digital, la cooperación debe encontrar la forma de desplegarse y declinarse de modo coherente en los ámbitos internacional, nacional y local.
Mª Trinidad García Leiva es investigadora en la Universidad Carlos III de Madrid.
Hay 1 Comentarios
Por favor, ante un tema tan importante, tómese la molestia de especificar a qué acepción de cultura se refiere en su artículo. Aquí le dejo las posibles:
http://lema.rae.es/drae/?val=cultura
Publicado por: nirmean | 01/03/2014 20:28:06