El VI Foro de industrias culturales, celebrado la semana pasada en el Museo Reina Sofía, bajo el argumento de la “excepcionalidad de la cultura”, aportó una visión interesante de lo que muchos ciudadanos están hoy pensando sobre Europa.
El filósofo Juan Arnau nos recuerda que lo que pensamos sobre lo que somos no siempre se corresponde con la imagen que proyectamos y que los demás tienen. La imagen que proyecta Europa en el mundo está distorsionada: “Europa es una vieja dama narcisista y decadente”.
Conviene así revisar con detalle nuestras contradicciones: Europa es un polo de creatividad e innovación. La cultura europea representa valores excelsos por su rica diversidad, o por su modelo social y de bienestar. El desarrollo cultural contribuye a la cohesión y a la mejora de la convivencia. Las industrias culturales generan empleo y riqueza… Todas estas afirmaciones son lugar común en las declaraciones de este foro profesional. En algunos casos se aportan datos que lo sustentan, en otros casos se ejemplifica con buenas prácticas o casos de éxito. En la mayoría de las ocasiones se expresan en forma de deseo, de afirmación a secas, o de variable independiente para reivindicar nuevos apoyos.
Desde su primera edición en 2010, este foro profesional ha pretendido actuar como revulsivo y como espacio de debate y propuestas del sector cultural para afrontar la triple crisis que padece la cultura: la crisis económica, la crisis provocada por la revolución digital y la motivada por el abandono y el fracaso de las políticas públicas culturales. La pretensión a lo largo de estos años de crisis no ha sido otra que la de articular a las industrias culturales.
Este año en el Foro ha coincidido en un solo lugar y en un solo momento el conjunto de un sector profesional muy heterogéneo y poco articulado, a veces con intereses contrapuestos: los productores cinematográficos y las cadenas de televisión, los autores y los editores o distribuidores, los artistas y los promotores musicales, A pesar de esta heterogeneidad, las demandas a las instituciones europeas y españolas de los sectores profesionales, han sido en gran medida coincidentes: mejorar la fiscalidad de la cultura, avanzar hacia un espacio europeo más homogéneo en el ámbito normativo, defender la excepción cultural en el mercado y el comercio global: proteger nuestra cultura. Pero, sobre todo, concluimos que los profesionales comparten una idea recogida de la ciudadanía: la cultura debe ser prioritaria para la política.
Así, al margen de las reivindicaciones y demandas al uso nos hemos encontrado con un nuevo espacio de debate que deberá ser explorado con mayor interés. En las conclusiones Pere Portabella nos anuncia nuevas formas de hacer política desde los movimientos sociales basada en principios de igualdad, de bien común, de ética y de espacio público, en el que se puede “culturizar” la construcción europea para que la democracia mande sobre la economía y no a la inversa.
* Fernando Rueda es director del Observatorio de Cultura y Comunicación de la Fundación Alternativas.
Hay 2 Comentarios
Este continente se empeña en repetir su tensión permanente, seguramente porque los Estados-Nación, una vez pasada la euforia europeista, se reclaman protagonistas, y ahí los partidos de nacionalismo extremo se frotan las manos.
http://casaquerida.com/2014/05/25/dicen-que-aqui-si-podemos-hacerlo/
Publicado por: Tinejo | 26/05/2014 16:31:02
Pablo Iglesias y Podemos, la nueva #política
Entra en Vergüenza de país: http://yestheycan.blogspot.com.es/2014/05/pablo-iglesias-y-podemos-la-nueva.html
Publicado por: Verguenzadepaiss1. | 26/05/2014 16:02:53