AURORA NACARINO
“Quiero anunciarles que el PSOE está elaborando una propuesta de redacción alternativa del artículo 135 de la Constitución, una reforma que en lo esencial señala que no renunciamos al principio de estabilidad presupuestaria, pero la prioridad es defender el Estado de bienestar”. Estas palabras, pronunciadas por Pedro Sánchez, parten de un supuesto cuestionable: que la inclusión de un techo de déficit en la Carta Magna vulnera, o entra en conflicto, con los fundamentos del Estado de bienestar.
Una parte de las políticas públicas de un Gobierno se costean a través de emisiones de letras y bonos de deuda. Aquellos países que muestren mayor solvencia en el pago de las deudas contraídas encontrarán más facilidades para financiar su Estado de bienestar. Por contra, los países que generen incertidumbre sobre su capacidad de pago hallarán reticencias entre los acreedores y se financiarán a un precio más elevado (recuerden la temible prima de riesgo). Establecer por ley la estabilidad presupuestaria, por tanto, proyecta una imagen exterior de credibilidad y confianza que permite financiar y dar continuidad al Estado de bienestar.
Prosigue Pedro Sánchez argumentando que el artículo 135 de la Constitución permite que “el PP tenga cobertura legal para recortes en sanidad, educación y pensiones”. También aquí parecen inexactas las palabras del líder de los socialistas: la exigencia que plantea la reforma constitucional no entrará en vigor hasta 2020 y, por tanto, el Gobierno de Rajoy no puede excusar sus políticas actuales en su cumplimiento. Pero, incluso aunque la ley de equilibrio presupuestario estuviera vigente, cabe recordar que un techo de déficit no implica un límite de gasto, sino que obliga a que los ingresos estatales compensen este gasto. Tampoco debemos olvidar que el artículo 135 pactado entre el PSOE y el PP no contempla el cumplimiento del equilibrio presupuestario “en caso de catástrofes naturales, recesión económica o situaciones de emergencia extraordinaria”. Por último, es muy loable que los socialistas tengan como prioridad garantizar políticas públicas básicas, que pueden ser blindadas a través de una reforma constitucional sin afectar la situación actual del artículo 135.
Pedro Sánchez considera que la reforma constitucional aprobada entre los dos grandes partidos fue un “error”. No hay duda de que la tramitación de la medida y su presentación ante la ciudadanía se hizo de forma manifiestamente mejorable, aunque también cabe imaginar la presión exterior que se cernía sobre el ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero y la urgencia de la situación. En ese sentido, la reforma constitucional no pudo ser un error porque no constituía una opción, sino poco menos que una imposición. Del mismo modo, conviene señalar que el Pacto Fiscal Europeo, que tiene carácter vinculante y entró en vigor en 2013, obliga a los Estados miembros a mantener el déficit público por debajo del 3% del PIB bajo amenaza de sanción, así como a “transponer la regla de equilibrio presupuestario en sus ordenamientos jurídicos nacionales, mediante disposiciones vinculantes, permanentes y preferentemente de rango constitucional”.
Por tanto, los tratados europeos ya obligan a España a cumplir un techo de déficit, lo cual resta sentido a una iniciativa para alterar el artículo 135 de la Constitución. Una norma con la que, por otro lado, ya contaban países tan prósperos como Suiza, Alemania o Suecia. Fueron precisamente los socialdemócratas de este país escandinavo, muy poco sospechosos de querer acabar con el Estado de bienestar, quienes impulsaron la contención del déficit público en 1932. Sí, el equilibrio presupuestario es de izquierdas. Y es, además, una herramienta de negociación: Rajoy tiene (y está desperdiciando) la oportunidad de presentar el compromiso que supone la regla de oro del déficit junto con un paquete de reformas creíbles como aval negociador. Con estas garantías, el PP podría, de la mano de otros actores gubernamentales, ser un interlocutor de la Unión Europea para pactar una reforma del diseño institucional del euro y modificar la política monetaria en interés de los países deudores. Y el PSOE puede desperdiciar la misma oportunidad si envía a Bruselas mensajes equívocos que ponen en duda el compromiso europeo de los socialistas españoles y apuntan a la prima del electoralismo de clave interna.
A pocos meses de las próximas elecciones municipales, es comprensible que los candidatos hayan dado por comenzada la campaña y se lancen a competir por los votos en juego. No obstante, es posible que el Pedro Sánchez no haya calculado bien la oportunidad electoral de plantear la reforma del 135. Se trata de una norma que en su momento fue aprobada con el respaldo de más del 90% de los diputados y senadores, y que hoy en día no constituye una gran fuente de movilización política. Además, el debate puede exponer ante los ciudadanos a un PSOE enfrentado a sus propias contradicciones y que incurre en faltas de coherencia. Y, si hay algo que en política se paga, es la falta de coherencia.
* Aurora Nacarino es periodista y doctoranda en Ciencia Política en la Fundación Ortega y Gasset.
Hay 1 Comentarios
Es algo propio de quien no tiene ideas para solucionar los problemas reales del país pero que, al mismo tiempo, tiene necesidad de titulares positivos para frenar el chorro de votos que se le está yendo por la izquierda.
No resuelve problemas pero está dispuesto a crear otros...
Nada ha cambiado en el PSOE en relación a la era Zapatero. Todo son improvisaciones, ocurrencias y regates en corto pero todavía no han tenido tiempo para ponerse de acuerdo entre ellos sobre lo que es España, sobre la nación española y sobre el derecho a decidir de todos los ciudadanos españoles...
Y todo eso lo que demuestra es que poner a gente sin preparación suficiente al frente de cargos cuya importancia les desborda... es una especialidad de nuestros partidos políticos.
Publicado por: Raúl Madero | 27/11/2014 15:01:28