Están diciendo que la Guerra Fría ha terminado en las Américas. Pero 2015 es año electoral, o pre-electoral, da lo mismo, en Estados Unidos. También en España habrá dos elecciones, por cierto. Así que otra fiesta, larga y laboriosa, ha comenzado.
El anuncio del deshielo entre EEUU y Cuba supone un estupendo golpe de márketing político de gran magnitud, de esos que pasan directamente a “lo más destacado del año” con que los medios de comunicación gustan de cerrar el año. No faltaban para 2014: el conflicto con Rusia, Israel y Palestina, Irán, la caída del recio del petróleo, el pinchazo de las economías emergentes, y muchos más.
Como enseñaba Maquiavelo, en política, la mayor parte de las veces, la cuestión no es el qué, sino el cuándo (aparte del cómo). Aquí ha pasado lo mismo. El anuncio era más que previsible desde hace ya mucho tiempo, y más desde 2010 en que Obama abriera las puertas a las remesas y al turismo. Pero ha pillado descolocados a muchos, tanto en EEUU como en España, y obligará a reajustar las instrumentalizaciones que unos y otros han hecho del tema cubano, y a reevaluar los beneficios de su manipulación. Está siendo muy divertido la cara que ponen unos y otros.
Se ve que los aviesos intereses económicos de empresarios, tanto de filiación republicana como demócrata, no siempre empujan en la mala dirección a la política. En realidad, lo único que han hecho ambos mandatarios es actualizar de manera muy pragmática lo que es un hecho desde hace cuatro años: un tránsito es cada vez más fluido y una mayoría ciudadana en ambos países cansada de esta pelea estéril. Las cosas se normalizarán bastante, habrá un alegre tráfico de personas y de capitales y remesas. El anuncio ha sincronizado los tiempos políticos de los viejos rivales, y al menos es posible empezar a bailar acompasadamente el son, o el swing, que ambos gustan mucho en ambas orillas.
Con este movimiento, Obama pasa a la Historia de una manera elegante, sin estridencias, de la misma manera que lo está haciendo en otros muchos asuntos con tiento y paciencia: desde Irán, Rusia o China. Un pequeño golpe de mano que le coloca de repente como faro de la concordia en las Américas a ojos de Dilma, Maduro o Peña Nieto. Y además, evita ser el Presidente que consiguió levantar-el-embargo-a-una-todavía-dictadura, porque eso se reserva para más adelante, hasta que la ley Helms-Burton se desvanezca por su propio peso. Los fantoches guerreros que tanto le critican, y muchos académicos miopes, no terminan de entender nada de lo que el Presidente entiende muy bien: que la omnipotencia de EEUU se hundió en las torres gemelas y mucho más con Lehman Brothers: que hay que escuchar más, cooperar más y tener más paciencia en un mundo multipolar.
Pero no olvidemos tampoco que hasta que el embargo no se levante formalmente por parte del Congreso estadounidense – y está por ver cuándo – el asunto no estará del todo zanjado. Se dirá que por principio nunca hay que descartar un cisne negro, por ejemplo una nueva oleada de represión en la isla que bloqueara los avances. Pero desde ya el asunto supone un mazazo espectacular de cara a los republicanos “presidenciables”, que no querrán perder la cara ante los suyos, especialmente el senador cubano-americano por Florida Marco Rubio, quien lo tendrá difícil para oponerse a las buenas razones y al sentido común, a menos que Raúl Castro meta la pata, cosa que no va a hacer. Otra cosa es la bancada de congresistas y senadores Republicanos, donde muchos, en privado o en público, llevan años pidiendo el fin del embargo, como la mayoría en Miami.
¿Y en España? También es año electoral, y la querida Cuba es política interna. Escucharemos todas las interpretaciones posibles del acuerdo, que remitirán a la discusión metafísica de si Cuba es (todavía) una dictadura. O sea, de si la Venezuela de Maduro es una dictadura. Cierto, lo de las repercusiones para el régimen venezolano merece un capítulo aparte.
Pero menudencias a un lado, lo que parece claro es que no hemos pintado mucho en la reciente labor de mediación. Parece como si todo el mundo, desde el Papa hasta los canadienses o los dominicanos, hubieran tenido su minuto de gloria diplomática en la reconciliación, menos España, cuyo Ministro Margallo recibió calabazas de Raúl Castro en su reciente viaje a la isla. Lo cual sugiere que España nunca se recuperó de la desconfianza y resquemor que produjo en el régimen cubano el que el presidente Aznar abanderase el aislamiento de Cuba en la UE - la estéril Posición Común – allá por 1997. Por más que el Ministro Moratinos intentara arreglarlo durante el primer mandato de Zapatero, ello no fue posible, en un momento de tensiones internas y turbulencias en la isla, que empezarían a despejarse después de febrero de 2008 cuando Raúl Castro tomó formalmente la sucesión de Fidel.
Todo apunta cada vez más a una América para todos los americanos: los conflictos se tratan de resolver en el ámbito “hemisférico” entre vecinos a los que se supone buena voluntad. Como he sugerido en otro lugar, España y la Unión Europea parece que han tomado nota de ello y que están actuando en consecuencia. Estamos en la buena vía.
Con este gran anuncio de Navidad, el mundo es un poquito mejor.
*Vicente Palacio es director adjunto del Observatorio de Política Exterior de la Fundación Alternativas.
Hay 3 Comentarios
le dijo Raúl al presidente de EE.UU: " oye, tú quillo obamá obabien pero deja ya de dar tanto por saquillo con tanto petardo joio"
Publicado por: guasona | 22/12/2014 0:20:28
le dijo Raúl al presidente de EE.UU: " oye, tú quillo obamá obabien pero deja ya de dar tanto por saquillo con tanto petardo joio"
Publicado por: guasona | 22/12/2014 0:20:28
voy a tener que meditar este articulo y otros para poder hacer un comentario, debo reconocer que me ha causado mucha sorpresa esta decisión, demasiada sorpresa.
Publicado por: susi | 20/12/2014 3:42:21