En un país en el que una tercera parte de su población declara que nunca o casi nunca lee un periódico o un libro, y en el que la mitad confiesa no haber comprado ni un solo volumen de lectura en el último año (Barómetro del CIS de enero), ha de parecer una ilusión quijotesca sostener que, como ya reclamaba hace un siglo Walter Lippmann (La opinión pública, Cuadernos de Langre), la sociedad debe entender la lógica de pagar por “un servicio difícil y con frecuencia peligroso”. Pero solo así los ciudadanos estarán en legítimas condiciones de exigir un buen periodismo, sin el que no es posible una opinión pública bien informada, fundamento imprescindible para una democracia de calidad.
Esta es una de las principales conclusiones del zoom de la Fundación Alternativas El cambio de era en los medios de comunicación, en el que se analiza la transformación del sector provocada por la confluencia simultánea de tres crisis que han tenido efectos devastadores: la crisis económico-financiera, de gran impacto recesivo en la publicidad y el consumo, que han constituido los soportes históricos de su rentabilidad; la mutación asociada al tránsito del papel a la red, una revolución con marchamo de cambio de era, que se ha producido sin resolver la adaptación del modelo de negocio y en un contexto cultural caracterizado por el hábito del gratis total; y la muy singular metamorfosis del ejercicio profesional del periodismo, consecuencia de su secuestro por la comunicación del espectáculo y de las alteraciones de comportamiento que han traído las nuevas tecnologías.
El impacto más demoledor lo han sufrido los profesionales: entre 2008 y 2013, en España desaparecieron 285 medios y se perdieron cerca de 13.000 empleos en el sector, según el Informe Anual de la Profesión Periodística que elabora la Asociación de la Prensa de Madrid. En el correspondiente a 2014, se refleja un frenazo en la destrucción de empleos, pero no así en el empeoramiento de las condiciones laborales, con una sobrecarga de funciones, salarios más bajos y menor disponibilidad de medios de trabajo.
Pero, desde una perspectiva social, no todo es negativo. Haciendo virtud de la necesidad de supervivencia, periodistas que perdieron sus puestos de trabajo han fundado nuevos medios con diversas fórmulas cooperativas y de micro mecenazgo que les permiten controlar directamente sus fuentes de financiación y disfrutar de mayor autonomía en la elaboración de sus informaciones.
La comunicación ha de reinventarse como negocio y el periodismo ha de regenerarse recuperando el espíritu de su función social: ser una referencia útil y necesaria para los ciudadanos, un espacio de reflexión y un instrumento de contrapoder. Y los ciudadanos han de ser consecuentes con el principio de que todo lo que vale, cuesta.
* Gonzalo lópez Alba es periodista y escritor, autor de Los años felices (Planeta, 2014).
Hay 1 Comentarios
El periodismo hoy en día es una basura. Hay muchas páginas y muchas horas que rellenar. Y el poco periodismo bueno que hay es el que menos se conoce. Os pongo un ejemplo: http://goo.gl/qipZZj
Publicado por: Pedro | 28/01/2015 10:43:53