CARLOS CARNERO
La presentación del Global Go To Think Tank Index Report 2014 de la Universidad de Pensilvania (octava edición de una clasificación dirigida por el profesor James MacGann y elaborada con la participación de 3.000 expertos que puntúan a casi 6.700 entidades) ha servido para poner de manifiesto la voluntad de los centros de pensamiento de aumentar un grado su influencia en los asuntos públicos mundiales. 80 think Tank (TT) han convocado en 60 ciudades de 50 países de todos los continentes actos dedicados a debatir sobre el papel de ese tipo de entidades en el análisis de la realidad y la elaboración de propuestas para transformarla dirigidas a los decisores públicos y privados. Miles de representantes de las instituciones, la política, las empresas, la universidad, los medios de comunicación y la sociedad civil se han reunido, desde Tokio a Washington, pasando por Madrid, Barcelona, Londres, Milán, Buenos Aires, Lagos o Bombay para subrayar lo que aportan los centros de pensamiento y cómo podrían aumentar su utilidad.
Salvando distancias geográficas e históricas, las conclusiones parecen claras: los TT no pueden sustituir a nadie (sean partidos, empresarios o universidades), sino cumplir su propia labor, consistente en tratar de preveer y estudiar la en tiempo real para hacer propuestas que incidan en la misma.
Para ello, los TT cuentan con importantes fortalezas propias: apertura a los nuevos fenómenos y a la innovación, capacidad para incorporar materia gris, flexibilidad y versatilidad organizativa, agilidad para actuar, preparación para investigar en el corto y medio plazo, credibilidad para mediar entre los decisores y la sociedad, predisposición a cooperar entre sí y alta audiencia mediática. Pero también se ven afectados por relevantes debilidades: escasez de recursos (sobre todo durante esta crisis), verse amenazados por el cortoplacismo que impone la velocidad de los acontecimientos e incluso demasiada facilidad para cruzar la línea que indica no hacer lo que no les corresponde, algo a veces comprensible ante la parálisis o otros actores (como los agentes políticos a la universidad). Y todo ello, claro está, de que los TT cuiden al máximo las tres características que los hacen creíbles ante la ciudadanía, los decisores públicos y privados, los medios y los donantes: independencia, calidad y transparencia.
El Global Go to Think Tank Report Index 2014 (que ha servido también para estructurar regional y mundialmente a los centros de pensamiento: el próximo encuentro internacional se celebrará en Milán en octubre) constata una buena salud general de los TT, aunque también un impasse en su crecimiento numérico, lo que no es necesariamente negativo.
España tiene una positiva presencia en el Index a través de TT como la Fundación Alternativas, CIDOB, Elcano, FRIDE, FAES e Institución Futuro. Por lo que se refiere a Alternativas, vuelve a situarse entre los mejores de Europa, avanzando 14 puestos en un año, y repite como uno de los mejores del Mundo en cuatro categorías: por dirección, misión y objetivos, relaciones y uso de redes sociales. Buenas noticias que indican la buena salud de los centros de pensamiento españoles pero que debe ser asumidas no para dormirse en los laureles, sino para ser más útiles.
* Carlos Carnero es director gerente de la Fundación Alternativas.
Hay 2 Comentarios
A cualquier cosa le llaman think tank
Publicado por: Think qué??? | 23/01/2015 22:14:56
Felicitaciones. Merecido lugar para el buen trabajo de Alternativas
Publicado por: Luis | 23/01/2015 14:09:37