La asfixia de la cultura en España parece incontestable como han mostrado estudios recientes (Ver Informe sobre la Cultura Española. Fundación Alternativas, 2014). Sin embargo, se ha debatido poco en nuestro país sobre el papel del periodismo cultural, especialmente el televisivo, que podría haber jugado un papel vital en este ambiente para promover la creatividad y la innovación de las culturas españolas, especialmente de las PYME, y, en consecuencia, para apoyar la diversidad de la oferta y del consumo cultural.
Pero las cadenas televisivas, públicas y privadas, han ido mutando en estos últimos años su función cultural justamente en sentido contrario, con un periodismo cultural en trance de desaparición como tal en la programación general e incluso en los informativos diarios.
Las cadenas privadas, movidas por su búsqueda del espectáculo que atraiga audiencias masivas, ha ido trastocando la costumbre de situar las noticias culturales nacionales como happy end del telediario, para incluir en ellos cada vez más el star system global, ampliando su cobertura a cualquier campo creativo internacional, desde los éxitos estadounidenses de las majors hasta los desfiles de la alta moda, con especial predilección por la lencería, la cocina o la moda de lujo. Como precedente, resulta iluminador constatar la desaparición de la crítica cultural estadounidense, en beneficio de la dictadura del ranking de los más vendidos, cuya oposición por un crítico o un medio de comunicación sería tachado de traición intelectual a la democracia americana, como constataba Frederic Martel en su obra Cultura mainstream. Pero ese efecto es cada vez más visible en España, en las cadenas privadas de radiotelevisión pero también en la televisión pública en los últimos años, en medio de su desvarío respecto a las misiones del servicio público.
Recordemos que en febrero de 2013 se desató una viva polémica por la decisión de eliminar programas culturales tradicionales, minoritarios pero afianzados en RTVE como Programa de mano ( música), Mi reino por un caballo (teatro) o Miradas, ya previamente desplazados a peores horarios, y su sustitución por un magacín que supuestamente los englobaba, Atención obras (programado a las 23,45 horas). Y en los informes oficiales de RTVE sobre el cumplimiento del servicio público se incluyen los programas y contenidos más dispares: de la primera cadena se destacaba su cobertura de los Premios Príncipe de Asturias y la Gala de los Goya, pero también la amplia cobertura de los encierros de San Fermín. De La 2, se resaltan concursos culturales como Saber y ganar e incluso realities gastronómicos como Master Chef, patrocinado por “su interés cultural”. En ambos canales, se incluyen además los abundantes programas para empleo y emprendedores que han poblado la programación desde 2012 hasta hoy y, de la misma forma, respecto a RTVE Internacional, se incide en contenidos sobre empresa y empoderamiento, gastronomía, deporte, diseño, turismo y… cultura, que juega un papel crecientemente marginal en la Marca España (RTVE, 2013-2014).
A este apretado balance, cabría añadir que las televisiones autonómicas han retrocedido seriamente en su empeño cultural regional, por su crisis presupuestaria y de audiencias.
En plena crisis, la cultura brilla cada vez más, por ausencia, en la programación televisiva. Un factor cualitativo y no cuantificable, pero que contribuye notablemente a agravar la crisis general de nuestra diversidad y sostenibilidad cultural.
* Enrique Bustamante es catedrático de Comunicación Audiovisual en la UCM, miembro del Patronato del Observatorio de Cultura y Comunicación de la Fundación Alternativas.
Hay 1 Comentarios
Cómo vamos a enriquecernos si la cultura está en manos de las de Santander y de la SGAE…
Publicado por: No think tanks, No problems | 28/04/2015 14:42:09