FERNANDO RUEDA
El anuario sobre cultura digital que publica AC/E, ha dedicado un especial a la transformación y adaptación de los museos y centros de arte a las tecnologías digitales en su edición de 2015.
Una interesante actualización de las principales tendencias digitales en los museos en el mundo, nos aporta datos sobre experiencias concretas en narrativas transmedia, en usos de big data y la relación del museo con su público, en la generación de nuevos espacios interactivos o el desarrollo de apps y webs especializadas con contenidos educativos.
Los museos más innovadores y precursores, como el Brooklyn Museum, el MOMA,Tate Galery o el Museo de Arte de Los Ángeles, han ido ampliando progresivamente sus contenidos digitales on line y, sobre todo, han favorecido la relación con el visitante, y muchos siguen esa estela.
Efectivamente, los museos en España también comienzan a darse cuenta de la importancia de gestionar adecuadamente su presencia en el entorno digital y en las redes sociales y de que es responsabilidad de toda la organización. Aunque siguen existiendo bastantes reticencias por parte de los museos a incluir las TIC dentro de su ADN, por suerte esto está cambiando.
Y el esfuerzo cabe realizarlo en la formación técnica de gran parte de sus gestores, a la incorporación de profesionales cualificados dentro de las instituciones -¿existen los comisarios, conservadores y restauradores digitales?- y a la superación de prácticas desarrolladas en el pasado, que han dejado miles de kilos de cacharros tecnológicos abandonados en los almacenes y redes sociales abandonadas a su suerte.
Sólo mediante el conocimiento y el uso de las tecnologías dentro de las propias instituciones será posible sacar todo el partido a las plataformas y canales digitales y proporcionar un contenido de interés para los usuarios. Será un proceso complejo y largo, pero al final del mismo veremos unos museos muy diferentes a los actuales, donde se establecerán nuevos modelos de relación con el usuario.
Las TIC ya ocupan un espacio relevante como elemento clave de difusión cultural, y habrá que superar la visión de un gran número de directores y conservadores -que no son precisamente nativos digitales- que veían con preocupación las consecuencias no deseadas de la desmoralización de sus espacios.
* Fernando Rueda es director del Observatorio de Cultura y Comunicación de la Fundación Alternativas.
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