Nicolás Sartorius
Al cumplirse los 30 años de la entrada de España en la entonces Comunidad Europea se ha puesto de moda entre ciertos opinantes, de uno u otro signo, poner en duda la validez del proyecto europeo e incluso afirmar que, en estos momentos, la Unión no es la solución sino el problema, dándole la vuelta a la famosa frase de Ortega y Gasset cuando dijo aquello de España es el problema y Europa la solución.
Para no caer en tesis tan simple conviene recordar, con brevedad, algunas cuestiones que parecen haberse olvidado. Durante estos años España ha multiplicado varias veces su riqueza, ha superado a Italia en renta por cabeza, ha construido una de las infraestructuras mejores de Europa, tiene por primera vez en su historia un Estado social moderno- sanidad, educación, pensiones etc- hoy cuarteado por las políticas de los últimos años; ha dejado atrás, definitivamente, las aventuras golpistas y España está integrada en todos los organismos internacionales- incluyendo el G20-. Todo eso se lo debemos a la democracia que conquistamos en 1978, en la hoy igualmente denostada, por los mismos, Transición; como si uno, en política, pudiese hacer lo que le viniese en gana sin tener en cuenta la relación de fuerzas de cada momento.
Pero también hemos podido hacer todas esas cosas gracias a la aportación de los importantes fondos que recibimos de Europa durante todos estos años. ¿ O es que ya no nos acordamos de los más de 6000 millones de euros- entonces un billón de pesetas- que recibíamos todos los años de los diferentes fondos europeos?. Como decía un amigo cuando se inauguró el AVE a Barcelona: ”supongo que cuando el convoy entre en la estación de Sants llevará en la máquina la bandera de la Unión Europea”. No me acuerdo ya si la llevaba porque aquí hemos jugado a que cuando se trataba de una buena noticia se la apuntaba el gobierno de turno y cuando había que hacer alguna trapacería era que nos obligaba Europa. Pues bien, para no caer en un “euro escepticismo” más o menos ramplón conviene conocer, aunque sea someramente, algunas cosas.
La Unión Europea, como tal, no es un sujeto político autónomo- como pueden ser los EE.UU- sino que en la mayoría de las políticas decisivas depende de la voluntad de los estados que la componen, es decir de la decisión de los gobiernos nacionales y, en demasiados asuntos, hay que tomar las decisiones por unanimidad. Esto quiere decir, que la Unión no tiene la culpa de que hayamos creado una burbuja inmobiliaria o que la evasión fiscal y la corrupción sean escandalosas; o que nuestro sistema fiscal sea un desastre o que España esté a la cabeza del desempleo y la desigualdad y a la cola en inversión en medio ambiental o en I+D+i, por poner algunos ejemplos.
Claro que nos gustaría que la Unión Europea tuviese un presupuesto más potente; y que el Banco Central tuviera en cuenta el desempleo además de la inflación y un Tesoro europeo y que la deuda estuviese mutualizada; y una política económica común, además de una política exterior y de seguridad compartida, en una palabra una Unión política de naturaleza federal. Pero todo esto no depende de la Comisión europea, ni tan siquiera de su Parlamento, sino de los estados que componen la Unión, es decir, también de los ciudadanos europeos, de nuestra voluntad a la hora de elegir a representantes que tengan como proyecto fundamental construir una Europa Federal que es la meta a la que debemos aspirar.
Por eso me atrevo a decir que Europa ha sido, es y será la solución, pues si alguien piensa que fuera de ella un país como el nuestro tiene futuro se equivoca. Espero y deseo que también los griegos lo entiendan así, por el bien de todos. Treinta años en la historia de una nación no es nada y los que eramos adultos cuando esta aventura empezó podemos afirmar que la España de hoy, a pesar de la crisis, es mucho mejor que la de entonces.
Nicolás Sartorius. Abogado, escritor, periodista y vicepresidente ejecutivo de la Fundación Alternativas
Hay 3 Comentarios
Estoy completamente de acuerdo con usted. La frivolidad y simploneria con que unos nuevos iluminados irrumpen en el ámbito político-social con soluciones aún más simplonas, como una constituyente (algo que me produce urticaria), denostando lo que a base de grandes esfuerzos y, quién lo duda, errores, costó conseguir, habla de una gran ignorancia sobre la complejidad de las cosas. Artículos como éste espero que ayuden a poner los pies en el suelo a los ciudadanos de todas las edades.
Publicado por: Margarita Juan | 20/06/2015 14:46:58
Una cosa es la Unión Europea como unión de los pueblos, y otra, muy distinta, es la Unión Financiera de los grandes lobos europeos que han convertido la Unión en una verdadera Desunión. En sus tiempos iniciales, a mediados del siglo anterior, fue prometedor... Actualmente, es pura basura.
Publicado por: RAMÓN | 20/06/2015 12:21:31
Enhorabuena por el artículo. En estos tiempos en los que priman la crítica fácil, el adanismo y el brochazo grueso, se aprecia que alguien rescate lo verdaderamente importante.
Publicado por: oyum | 20/06/2015 9:48:21