CÉSAR CASTRO ROZO
El Fondo Monetario Internacional (FMI) hace públicos sus previsiones sobre el crecimiento del PIB cada trimestre y sobre la inflación cada semestre. Sus datos llenan los titulares de actualidad de la prensa y obligan a la valoración de analistas económicos y políticos en muchos países del mundo. España no es diferente, y las revisiones, especialmente de las previsiones de crecimiento, son ampliamente comentadas, especialmente si avalan las acciones de los políticos gobernantes. Sin embargo, cabe preguntarse acerca de la fiabilidad de tales predicciones, que como cualquier otra es sólo eso, una predicción realizada para un momento y un entorno concreto. Y como ocurre con cualquier predicción económica, sin importar quién la haga, enfrenta como principales enemigos al horizonte de tiempo (predecir lo que pasará mañana será más acertado a lo que pasará el próximo año) y la volatilidad de los supuestos utilizados. A medida que el tiempo hacia lo que se quiere predecir se acorta y las condiciones del entorno cambian, la predicción siempre se revisa. La pregunta es, cómo se revisan las predicciones que hace el FMI?
El gráfico 1 muestra cómo han evolucionado las previsiones de crecimiento del PIB en España realizadas entre los años 2002 y 2015, respecto al crecimiento observado representado por el punto al final de cada línea. Antes de 2007, el FMI publicaba sólo dos predicciones en los meses de abril y octubre de cada año, pero ahora adicionalmente se publican revisiones para las predicciones del PIB (no de la inflación) en los meses de julio y enero. Por eso, las líneas de predicciones son más largas a partir de 2008. Las barras sombreadas indican el mes en que se han publicado los datos finales observados de cada año.
Lo primero que se puede destacar del gráfico es que efectivamente como ya se ha apuntado anteriormente, las predicciones a más largo plazo y en periodos de alta volatilidad, tienden a estar menos acertadas. Así, en el período correspondiente a los años de la Gran crisis entre 2008 y 2013 (exceptuando la tregua de 2010), los errores de predicción fueron especialmente altos. Por el contrario, hasta 2007 la diferencia entre la predicción inicial y el dato finalmente observado fue pequeña, sin que en ningún caso superara el punto porcentual. En segundo lugar, se puede identificar un patrón en los datos revisados: durante el periodo de auge económico hasta 2007, las predicciones tendieron a revisarse al alza, siendo en general el crecimiento final observado superior a las expectativas iniciales calculadas.
Lo contrario sucedió durante la Gran crisis, cuando las sendas de predicción muestran comportamientos más erráticos. Por ejemplo, en abril de 2008 resultaba impredecible la caída del crecimiento del PIB de 2009, que se veía con más claridad un año después y se vería confirmado hasta abril de 2010. El “descontrol” se apoderó de las predicciones que realizaron el FMI (y el resto de instituciones) sobre los crecimientos entre 2008 y 2013, que en general se revisaron sistemáticamente a la baja, con excepción de la relativa calma de la predicción para 2010. Es decir que los modelos se “resistieron” a predecir tasas negativas de crecimiento durante la Gran crisis entre 2008 y 2013, resultando en errores que llegaron a superar los 5 puntos porcentuales respecto a la predicción inicial.
En 2014, la calma parece que ha vuelto y en cierta medida el grado de acierto de las previsiones. La pregunta de fondo es cuánto puede durar la calma, o si se trata de un espejismo como el ocurrido en 2010. De momento, las previsiones para el crecimiento del PIB de 2015 han pasado del 0.8% realizada en enero de 2014, a la de abril último del 2.5%; una revisión al alza de 1.7 puntos porcentuales. Si la estabilidad del entorno se mantiene, estaríamos en un periodo de revisiones al alza en las previsiones de crecimiento durante los próximos trimestres. En suma, podemos decir que los modelos que utiliza el FMI tienen un sesgo pesimista en los auges y optimista en las crisis.
La historia equivalente para la inflación se observa en el gráfico 2. Una historia que comparativamente a la del crecimiento, se presenta más turbulenta. Con excepción de la sorpresiva caída de precios de 2009 y en menor medida la de 2007, las predicciones de inflación realizadas para los años 2004-2012 han sido revisadas al alza. Es decir que hasta 2012, el FMI tenía un sesgo optimista frente a sus previsiones de inflación, y desde 2013, cuando los precios han empezado a caer, el sesgo ha sido pesimista con revisiones sistemáticas a la baja (suponiendo que es pesimista una inflación alta y optimista una inflación baja). En otras palabras, durante este periodo de aparentes riesgos deflacionistas, el FMI ha empezado a predecir con cierto optimismo las tasas de inflación.
Para resumir, el tercer gráfico muestra, con las salvedades derivadas del poco número de datos disponibles, los errores promedios que se han observado en los últimos quince años en las predicciones del crecimiento económico e inflación realizadas por el FMI para España (raíz del error cuadrático medio). Como es de esperarse, los errores son más grandes entre más alejadas están las predicciones del dato final observado: por ejemplo a un año (4 trimestres), las previsiones de inflación tienen errores comparativamente altos, de 1.5 puntos porcentuales, mientras las de crecimiento han mostrado la mitad del error (0.7 puntos porcentuales). Es decir que nos podemos fiar un poco más de las predicciones de crecimiento del FMI con un año de antelación, pero no de las que hace para la inflación, en cuyo caso tenemos que esperarnos a los seis meses previos al dato finalmente observado. Esto tal vez, nos puede ayudar a contener o desplegar nuestra euforia cada vez que el FMI haga públicas sus predicciones económicas.
César Castro Rozo es doctor en Economía por la Universidad de Alcalá de Henares y consultor privado en mercados energéticos y pronósticos macroeconómicos.
Hay 1 Comentarios
Muy reveladores los croquis del Dr. Castro Rozo. Y definida con una sola frase la política del FMI: " En suma, podemos decir que los modelos que utiliza el FMI tienen un sesgo pesimista en los auges y optimista en las crisis." , pero allí donde pueden meter baza hunden a Dios y María Santísima. En fin. Algún dia de tanto tropezar con la misma piedra aprenderemos.
Publicado por: bergante | 15/07/2015 22:39:21