ENRIQUE BUSTAMENTE (*)
El ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, conversa con el secretario de Estado de Francia para la UE, Harlem Désir.
El examen de los programas electorales de los grandes partidos políticos sobre la cultura resulta un ejercicio trascendental para adelantar algún pronóstico de lo que el cambio político español pueda significar en este campo a partir de 2016.
El programa del Partido Popular, (“España, en serio”, “Primero, las personas”) ha tenido como novedad en estas elecciones el aparecer por etapas en la Web oficial en forma de vídeos sucesivos (30 días/30 respuestas) pero precedido de una cuantificación del cumplimiento de las promesas anteriores (cumplimos.es): se asegura así que en materia de “cultura: creación, libertad y herencia”, se ha cumplido un 90,99 por ciento; Tan solo un punto se declaraba incumplido, el de la formación profesional artística. Entre los vídeos disponibles, el del Capítulo 5 , “Apostar por el talento”, solo contiene una promesa en materia de cultura: “Estatuto del creador”.
El programa del PSOE sobre la cultura es amplio, como seguramente no se conseguía desde los comicios de 2004[1]. Tras calificarla como “una de las mayores víctimas de la acción del Gobierno del PP”, se la define como “derecho”, y “uno de los sectores de oportunidad más dinámicos e importantes de nuestro país”. Entre las principales propuestas, destaca un acuerdo social y político”, basado en la recuperación del Ministerio de Cultura, con aumento de su dotación presupuestaria en una Ley de acceso a la cultura, y nuevas leyes remodeladas de mecenazgo y de propiedad intelectual; junto a la rebaja del IVA cultural (10 por ciento), se propugnan medidas detalladas para cada sector cultural.
El programa de Ciudadanos aparece en su Web desgajado por áreas temáticas, pero en lo que respecta a la “cultura y lenguas de España”, destaca su conceptualización como “lugar central en una sociedad libre, solidaria y de progreso como la española” y “herramienta de integración social”. En correspondencia con este papel, se promete garantizar el acceso a la cultura, bajar el IVA, una nueva ley de mecenazgo y un programa de educación cultural. El texto está marcado reiteradamente por la obsesión de impedir cualquier injerencia o intervencionismo gubernamental en las orientaciones culturales.
El programa electoral de Podemos es con seguridad el más amplio y detallado en el campo cultural[2]. Reúne propuestas novedosas como la creación de un Ministerio de Cultura y Comunicación, la asamblea de profesionales de la cultura, el Observatorio ciudadano de la cultura o la plataforma pública de cultura abierta” como vías de participación y supervisión para “neutralizar las injerencias políticas” y “el uso partidista”. Con promesas coincidentes con las de otras formaciones (reducción del IVA, nueva ley de mecenazgo, reforma de la ley de propiedad intelectual…), contiene asimismo numerosas medidas para incentivar la cultura digital en cada sector y para fomentar el acceso y la actividad de los usuarios.
En cuanto a Izquierda Unida-Unidad Popular, el programa cultural está integrado en el apartado de “democracia y servicio público”, y es breve aunque proporcional a la sintética expresión del total de sus propuestas (11 páginas). Coincide con los anteriormente citados en algunos puntos como un estatuto de los artistas, o la promesa de rebaja del IVA cultural (al 7 por ciento). Diferencialmente, se propone una política activa de difusión cultural y la creación de una red de espacios culturales públicos.
En definitiva, puede decirse que la presencia de la cultura es mucho más relevante, cuantitativa y cualitativamente, que en los programas de los dos últimos comicios generales. Y que sus concepciones, reveladas o implícitas, y sus promesas centrales, aunque con peculiaridades y obsesiones peculiares, mantienen denominadores comunes, como la restauración del protagonismo de las políticas públicas, con Ministerio de Cultura específico en la mayoría de los casos, retorno al IVA cultural reducido, reformas de las leyes de mecenazgo y propiedad intelectual y mayor atención a la cultura popular. Más allá de las diferencias evidentes, puede afirmarse así que, al menos en lo que respecta a los “partidos del cambio” o que se propugnan como tales, no sería difícil avizorar un “pacto de Estado” sobre el tratamiento de la cultura en nuestra sociedad a partir de 2016.
[1] PSOE, 2015. “El cambio que une: Bases para un proyecto de futuro”. Ver: “Capítulo 1: Hacia la España del conocimiento”Cultura (pag. 53), Cap. IV: Sectores”: 4.2. Industrias Culturales, Creativas, del Conocimiento y la Comunicación”. (pag. 207)
[2] Podemos, 2015. “Queremos, sabemos, podemos”. Un programa para cambiar nuestro país”. Capítulo “Democracia social” Cultura (pags. 132-134).Propuestas 206 a 224).
(*) Enrique Bustamante es catedrático de Comunicación Audiovisual en la universidad Complutense
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