WARREN MOSLER, SKENDER FANI Y STUART MEDINA (*)
Atenienses hacen cola frente a un cajero.
En julio de 2015, una semana antes del referéndum convocado por el Gobierno griego sobre el paquete de rescate ofrecido por la troika, se estableció un corralito bancario en el país.
Fue una decisión sorprendente que examinamos en este artículo porque nos ilustra acerca del desconocimiento generalizado entre la clase política de cómo funciona el sistema bancario.
¿Por qué cerraron los bancos? Podríamos pensar que se daba una situación de falta de capitalización bancaria, pero ésta no es una explicación plausible porque los bancos griegos ya estaban supervisados por el Sistema de Bancos Centrales Europeos. El Sistema envía a sus inspectores, quienes examinan todos los préstamos de los bancos y sus carteras y se cercioran de que tienen calidad suficiente para que puedan considerarse activos y no deban ser provisionados. También miran el ratio de capital de los bancos griegos, y con base en esos criterios, deciden si esos bancos pueden operar en el sistema. Los reguladores del Sistema ya habían entrado y determinado si los bancos eran solventes o no. De lo contrario, les habrían exigido conseguir más patrimonio y ampliar capital. Pero eso los bancos lo habían hecho, un año antes. Todos los bancos que había en Grecia cumplían los requisitos.
Tampoco parece una explicación una posible falta de liquidez. El BCE suministraba liquidez de emergencia al Banco de Grecia, que es el órgano de compensación de pagos para todos los bancos ubicados en Grecia. Una de las razones de la crisis bancaria fue que los bancos extranjeros no querían volver a prestar fondos a Grecia. Así pues los bancos griegos mantenían saldos negativos, es decir, tenían un descubierto frente al BCE, un préstamo. En cambio los bancos extranjeros tenían saldos positivos en el Banco Central Europeo. Por tanto el saldo total en el Eurosistema seguía siendo cero.
La pregunta es cuán grande habría sido el descubierto que el Banco de Grecia habría permitido disponer a los bancos griegos. Concretamente en esas fechas lo habían limitado a 89 mil millones, o algo así, y había miedo de que los bancos griegos necesitarían más y que eso desencadenaría algún problema indefinido.
Por eso limitaron la cantidad de dinero que los clientes podían sacar de los bancos griegos. A los bancos les estaba costando mucho reemplazar el dinero que sacaba la gente con nuevos depósitos. No podían reemplazar todos esos depósitos y acabaron con un saldo deudor aún mayor en el Banco de Grecia que tenían que respaldar con una garantía. Además, estaban experimentando dificultades para reemplazar esos depósitos con préstamos de otros bancos.
¿Por qué limitó el BCE la liquidez de emergencia a 89 mil millones? Nadie sabía si esos 89 mil millones iban a ser suficientes para ese día o no. Supusieron que los bancos estaban en buenas condiciones y que se prestarían unos a otros y que, por tanto, no habrían necesitado disponer de descubiertos en el BCE. En situaciones de emergencia disponen del suministro de liquidez de emergencia que te permite incurrir en esos descubiertos. No quieren que recurras a esos descubiertos en el curso ordinario de los negocios. Prefieren que pidas prestado a otros bancos. Si alguien mueve su dinero del banco A al banco B, el BCE prefiere que el banco A recupere el dinero pidiéndoselo al banco B antes que tomarlo prestado del BCE.
Sin embargo el límite en la línea de liquidez de emergencia (ELA) no compromete al sistema de bancos centrales ni pone a nadie en riesgo. Es una simple cuestión contable. El problema es que fue una decisión altamente politizada y decidieron no aumentar el límite en esa fecha. En respuesta a esa acción, que no tiene un especial interés de todos modos, el gobierno griego decidió cerrar los bancos.
¿Qué habría pasado si los bancos griegos no hubiesen cerrado? Lo que habría significado, en el peor escenario, es que un depositante en un banco griego hubiese querido transferir su dinero a otro banco y el banco le hubiese dicho «Ahora no podemos hacerlo. Normalmente nos permitirían incurrir en un descubierto en el Banco de Grecia pero hemos agotado nuestro límite así que tenemos que esperar a que amplíen el límite o a que entre un nuevo depósito». Ese era el peor escenario, poco más habría pasado.
Así pues ¿por qué decidió el gobierno griego cerrar los bancos? Las razones explícitas, tal como se transmitieron en los medios, no son en absoluto claras pero suena a que tenían miedo de que el dinero hubiera dejado el país y de que a Grecia se le hubiese acabado el dinero y no se hubiese podido operar ni recaudar impuestos porque el dinero se habría ido.
Sin embargo, el temor a la fuga de capitales es absurdo porque, que sepamos, no existe tal cosa. Es un equívoco absoluto, un completo malentendido sobre lo que podría pasar. Cuando le sigues la huella y profundizas en los detalles operativos, no existe tal cosa como la fuga de capitales. Cuando se mueve el dinero entre unos bancos y otros, todos los euros siguen en la cuenta del BCE y los bancos miembros. Si vendes euros por dólares, cuando vendes los euros, quienquiera que los compre tiene una cuenta en euros en un banco y, cuando le vendes los euros, estos van de tu cuenta en el Eurosistema a su cuenta en el Eurosistema. Los euros no levantan el vuelo, los dólares no salen volando. Ambos quedan en su hoja de cálculo. Ambos bancos son miembros de un sistema de compensación de pagos común. En este caso es el BCE.
Si los fondos se transfieren de un banco griego a otro alemán eso significa que la cuenta del banco griego en el sistema de bancos centrales se adeuda y se abona la del banco alemán en el Banco Central. Pero el banco griego operará a través de la delegación del BCE, que es el Banco de Grecia. Este Banco de Grecia es una institución europea; no es una institución griega actualmente. El Banco de Grecia adeudará la cuenta del banco griego y el Bundesbank abonará la cuenta del Deutsche Bank en el que se ingresa ese dinero. Eso es todo. La única pregunta es si se le permite al Banco de Grecia adeudar al banco griego local o si hay un límite a los préstamos de descubierto, una situación que es extraordinaria.
No hubo fuga de capitales según la definición estándar de fuga de capitales a no ser que estén redefiniendo fuga de capitales como el traslado de dinero de un banco a otro. Pero entonces, todo es fuga de capitales, incluso emitir un cheque para pagar tu factura de la luz sería considerado fuga de capitales según esa definición.
¿Qué es lo que temía todo el mundo? Tenían miedo de que el dinero abandonase el país y de que la gente no tendría dinero para pagar sus impuestos y hacer compras y de que la economía se paralizaría. Pero, si has trasladado tu cuenta corriente a un banco americano o alemán en vez de uno griego ¿implica eso que no pagarás tu hipoteca o no irás de compras? No, la economía consiste en que la gente compra y vende cosas. Sigues haciendo los mismos pagos.
No sabemos en qué estarían pensando. Por todas sus acciones durante el año entero transcurrido desde febrero es difícil interpretar sus pensamientos. En ningún momento nada de lo dijeron o hicieron tenía una conexión lógica. A nuestro juicio fue una locura total. Todo lo que llevó al cierre de los bancos y todo lo que vino después siguió las mismas líneas de lógica defectuosa. Observen lo que hicieron: rechazaron el paquete inicial, lo sometieron a votación, consiguieron el “No” y regresaron para aprobar un paquete aun peor. No tiene ningún sentido. No se distancia mucho de las cosas de Alicia en el País de las Maravillas.
Si su intención última era crear un pánico para conseguir que ganara el “No”, quizás hicieron lo correcto. Pero desde un punto de vista operativo no tenían ningún motivo para cerrar los bancos. Quizás hubiese motivos políticos, pero desde luego no había ningún imperativo operativo para hacerlo.
No sabemos qué clase de efecto habría tenido la limitación de la ELA si no hubiesen cerrado los bancos. . Quizás ninguno. Quizás no se hubiesen producido muchos reintegros así que no habrían necesitado el ELA. Quizás habrían conseguido depósitos de otros bancos. No se habría desencadenado una pérdida de confianza. No es que importe mucho, pero ¿cómo puede preocuparles la pérdida de confianza cuando en ese punto ya no la había? Se había perdido meses antes. Cualquiera que hubiese estado expuesto a perder su dinero en un banco griego ya lo había sacado.
En descargo del gobierno griego hay que reconocer que dudamos de que otro país hubiese actuado de otro modo porque hay una carencia de comprensión del sistema bancario. El hecho es que nadie les dijo «no hacía falta que el gobierno hiciese eso». Nadie del banco central lo dijo; tampoco nadie de la Unión Europea o del Parlamento Europeo.
En nuestra opinión el liderazgo europeo recuerda al comportamiento de los lemmings precipitándose al abismo. Por ninguna parte aparece un proceso de toma de decisiones informadas; son ciegos guiando a otros ciegos.
(*) Warren Mosler es Investigador Asociado Distinguido del Centro para el Pleno Empleo y Estabilidad de Precios de la Universidad de Missouri en Kansas City
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