JOSÉ LUIS LÓPEZ (*)
La falta de un marco de protección estatal y de una estrategia coordinada frente a la pobreza energética no se ha producido, entre otras cosas, porque el Gobierno (ahora en funciones) no ha querido reconocer el problema. Durante estos últimos años han sido rechazadas diversas proposiciones de ley y no de ley presentadas por diferentes grupos parlamentarios, se ha omitido toda mención a la pobreza energética en la transposición de directivas europeas que, incluso, instaban a los Estados miembros a establecer medidas de lucha contra la pobreza energética y se han mantenido sin modificaciones herramientas como el bono social, en este caso heredado del gobierno anterior pero claramente injusto e ineficiente. Por el contrario el único argumento que se ha utilizado para reconocer tibiamente la pobreza energética ha sido que su solución pasaba, única y exclusivamente, por algo tan transversal para el bienestar de la sociedad en general como es la “creación de empleo”.
Afortunadamente la cuestión parece tener los días contados ya que incluso el partido del gobierno anunciaba hace escasos días la propuesta de crear un fondo nacional para atender situaciones de extrema pobreza energética y por primera vez se ponía del lado de la búsqueda de soluciones y del reconocimiento expreso del problema. Una lástima que esta posición no hubiera llegado hace unos años, porque hubiera evitado situaciones dramáticas a las que muchas familias se han visto abocadas en estos últimos años. Porque ya en el primer informe elaborado por la Asociación de Ciencias Ambientales en 2012 se constataba que al menos un 10% de los hogares españoles, más de 4 millones de ciudadanos, podrían estar sufriendo situaciones de pobreza energética y, sin embargo, desde la administración estatal no se ha hecho lo más mínimo desde entonces para solucionarlo.
Ante esta situación no quiero dejar pasar la oportunidad de pedir que sea quien sea que tome las riendas del país, diseñe una estrategia consensuada, participativa, efectiva y realista para erradicar la pobreza energética. Apoyar económicamente a las familias vulnerables y protegerlas de los cortes de suministro en la estación fría del año es necesario para evitar los efectos del rigor invernal y las consecuencias sobre la salud de las personas, pero también lo es erradicar los problemas de raíz y trabajar en soluciones a largo plazo.
Desde hace años defendemos que las medidas de mejora de la eficiencia energética, la concienciación y sensibilización ciudadanas o el establecimiento de un precio justo y transparente de los servicios de la energía son factores estructurales que se deben atacar, al margen de otras estrategias macroeconómicas del país que incentiven la generación de empleo o garanticen el apoyo económico a las familias más vulnerables o el derecho a una vivienda. Porque, no nos olvidemos que incluso en un escalón de mayor vulnerabilidad que el de los ‘pobres energéticos de las estadísticas’ hay miles de personas sin hogar, que ni siquiera quedan contemplados en los porcentajes de pobreza energética de nuestros estudios, ya que al carecer incluso de vivienda no tienen un contrato de suministro en la misma.
Dentro de esta estrategia que aborde los factores estructurales que condicional la vulnerabilidad energética de las familias españolas, la apuesta por la mejora de la eficiencia energética es sin duda la que concentra más beneficios globales, al permitir mejorar la calidad de vida de las personas, proporcionar beneficios ambientales y generar empleo en diferentes sectores económicos, no sólo en el que ejecuta la reforma, sino indirectamente en muchas otras actividades. Generar programas de ayudas que contemplen la cobertura del 100% de las actuaciones de mejora de la eficiencia energética en los hogares, barrios y viviendas más vulnerables y que los incentiven adecuadamente en otros sectores con mayor capacidad de pago se antoja como la única solución que a largo plazo puede reducir la vulnerabilidad energética de los hogares españoles.
Durante estos años a parte de continuar una importante labor de comunicación desde la Asociación de Ciencias Ambientales hemos apostado por la cuantificación del problema y por la generación de debates y del conocimiento del problema y fruto de ello son los dos estudios publicados en 2012 y 2014, que tendrán continuidad con un tercer estudio que muestre la evolución del fenómeno y que presentaremos a comienzos de primavera de 2016. De igual modo, con el fin de abrir un proceso participativo que incorporase a los diferentes agentes,estamos inmersos en un ciclo de debates que buscan cimentar las bases para el desarrollo de una estrategia frente a la pobreza energética contemplando la visión y las preocupaciones de todos los actores. Para realizar este trabajo hemos solicitado el apoyo de ciudadanos y empresas mediante una campaña de crowdfunding, porque creemos necesario realizar esta labor de seguimiento del problema de la que la administración estatal no ha querido preocuparse en estos años.
Este estudio ayudará a contar con un documento de referencia que, como ha ocurrido con los dos estudios anteriores de ACA, permitirá abordar una estrategia para evitar lo antes posible que existan testimonios de personas que se ven privadas de cubrir una necesidad básica como calentar su hogar, encender la luz, ducharse con agua caliente o cocinar.
(*) José Luis López es miembro de la Asociación Ciencias Ambientales
Hay 2 Comentarios
Muy importante erradicar estos problemas de raíz y trabajar en soluciones a largo plazo.
Un saludo
Publicado por: Juliana Luisa González Hurtado | 24/02/2016 10:31:44
Son muy necesarias actuaciones como esas.
Un saludo
Publicado por: Juliana Luisa González Hurtado | 20/02/2016 19:11:52