ANA BELÉN SÁNCHEZ (*)
Niños de Burkina Faso cosechan algodón para Victoria’s Secret
Este domingo 5 de junio se celebra el día del medioambiente en todo el mundo. Desde 1972 este día recuerda que nuestra vida depende de un medioambiente sano y que sin embargo continuamos sin dar respuesta a la mayor de los problemas ambientales que hemos creado. El cambio climático, la contaminación de ríos, mares y lagos o la pérdida de biodiversidad son algunos de los principales problemas. En un mundo donde las cadenas de producción cada vez son más globales, nuestras economías cada vez están más interconectadas, nuestras decisiones sobre qué consumir pueden tener consecuencias desastrosas ambientales y sociales en países a miles de kilómetros de nuestras casas. Son las consecuencias de una producción cada vez más globalizada y poco controlada, donde la materia prima se produce a miles de kilómetros de distancia del lugar de producción y el producto terminado tiene que viajar miles de kilómetros más hasta el lugar de venta.
Un buen ejemplo lo vemos en los vaqueros que compramos en cualquier tienda de nuestras ciudades por menos de 30 euros. Su costo ambiental y social es mucho más elevado. Han contaminado ríos y lagos de fertilizantes y herbicidas en India, Uzbekistán y Egipto, tres de los principales productores de algodón en el mundo, material que servirá de materia prima para fabricar el pantalón. El impacto ambiental de esta producción no ha hecho más que empezar: se calcula que se necesitan 7000 litros de agua por kg de algodón producido. Si pensamos en la cantidad de vaqueros que se venden cada día en el mundo, podemos calcular la cantidad de agua gastamos en esta producción. Los impactos sociales no son menores. En India, Pakistán y Mali, productores de algodón con niveles de mecanización mínimos, es habitual ver a niños de menos de 12 años recogiendo el algodón en los campos de producción, a pesar de que las leyes laborales de estos países prohíben el trabajo infantil. La falta de inspección y de control del cumplimiento de la ley es uno de los principales problemas a los que deben dar respuesta estos países. Además, los ingresos de los trabajadores y trabajadoras de estos campos de producción algodonera son extremadamente bajos, aún por debajo del nivel de pobreza extrema definido por el Banco Mundial. Los trabajadores no tienen acceso a medidas de protección (máscaras, guantes, trajes protectores) cuando manejan herbicidas y fertilizante, lo que causa gravísimos daños en su salud. Es difícil encontrar casos en los que sus derechos laborales fundamentales se cumplan.
Continua la cadena de daños ambientales y sociales de esta producción globalizada. El algodón producido debe viajar miles de kilómetros por tierra o por mar para llegar a las fabricas donde se producirán los pantalones. El petróleo utilizado como combustible por camiones y barcos deja un rastro de producción de emisiones responsables del cambio climático. Se calcula que el sector del transporte es responsable del 15% del total de las emisiones globales. Las condiciones labores en los barcos de mercancías no son mucho mejores que las de los trabajadores del algodón. Una vez que el barco está en el mar, los controles son muy excepcionales y largas horas de trabajo, insuficiente alimentación y bebida, bajos salarios o impagos son lamentablemente habituales. Los trabajadores que se atreven a denunciar estas condiciones de trabajo se enfrentan a amenazas y el riesgo de no ser contratados de nuevo por ningún otro barco y por tanto un futuro de desempleo y pobreza al que difícilmente pueden enfrentarse.
Y llegamos a la producción del pantalón. Muchas de las fábricas que hacen los vaqueros que compramos en Europa a muy bajo precio utilizan en el proceso de fabricación del tejido vaquero sustancias químicas muy peligrosas como el cadmio y el mercurio que acaban contaminando ríos y pozos porque el agua de deshecho no es tratada correctamente. China y la India son dos de los países que tienen que cargar con la huella ecológica de esta producción. El lavado de los vaqueros que dan el estilo desgastado, utiliza lejías y detergentes que tiñen de azul los ríos en lugares como Tehucan en Méjico, una de las cunas de la producción de pantalones vaqueros. Otro de los sistemas utilizados para blanquear los vaqueros en el lavado con arena, sistema que a pesar de haber sido prohibido sigue siendo utilizado en muchas fábricas en China. El polvo que se produce durante el proceso es factor determinante de enfermedades laborales como la silicosis que afecta a las personas que trabajan estas fábricas. Se repiten bajos sueldos (137 Euros al mes en el caso de China) y largas horas de trabajo (hasta 15 cada día) también en este sector.
Terminamos con el impacto ambiental durante el uso de los pantalones. Según diferentes estudios hasta la mitad del CO2 y del consumo de agua vinculado a los vaqueros se producen en casa. El lavado y secado a máquina de los vaqueros frecuente de los vaqueros es la razón. Medidas como espaciar el lavado entre usos, usar agua fría, el secado al sol, la contratación de energía renovable en casa y el uso de lavadoras eficientes en el uso de agua y energía consiguen reducir enormemente este impacto.
También hay buenas noticias. La industria textil cada vez es más consciente del problema social y ambiental de la que es responsable. Afortunadamente está creciendo el número de fábricas que han reducido al máximo estos impactos, localizando la producción cerca del consumo, asegurando buenas condiciones de trabajo y tomando medidas para que la producción del vaquero no signifique contaminación de aire o agua. Es un sector que está despegando en nuestro país pero que podría convertirse en un gran generador de empleo verde. Nuestras decisiones como consumidores concienciados pueden ser determinantes para acelerar este crecimiento. Pongamos pues de nuestra parte.
Ana Belén Sánchez es coordinadora del panel de sostenibilidad en la Fundación Alternativas
Hay 3 Comentarios
Estoy de acuerdo con Alba,
Publicado por: Juliana Luisa | 12/06/2016 18:58:35
Por algo hay que empezar. El argumento de ·"es que es solucionar el problema a medias" se repite una y otra vez para no hacer nada", Pasa lo mismo con las fábricas de ropa en Bangladesh.
Un saludo
Publicado por: Juliana Luisa | 06/06/2016 9:27:08
A mi me gustaría que el vaquero producido en cercanía no fuera muy caro sino barato y que durase bastante tiempo; por el contrario, a todos esos países habrá que darles una alternativa de empleo y de educación ambiental, si no es solucionar el problema a medias.
Publicado por: Alba | 06/06/2016 0:03:21