LUIS FERNANDO MEDINA (*)
El ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos, en el Curso de la UIMP y la APIE
Corren tiempos extraños. Nada es lo que parece, o a veces una cosa resulta que es igual a sí misma y a su contrario, como diría Heráclito. Hablaron las urnas en el Reino Unido y los ganadores perdieron. Boris Johnson es ya simplemente un ex – alcalde y la facción a favor del “Remain” sigue en el gobierno, solo que ahora encargada del “Exit”. Hablaron las urnas en España y ganó el partido de gobierno. Pero aunque ganó, aún no puede formar gobierno. Muy posiblemente lo forme, pero para eso tal vez sea necesario jugar un rato a que no lo forma para que quienes lo ayuden a formar puedan decir que lo hicieron para evitar el caos. Es decir, del orden sale el caos para que de éste pueda salir de nuevo el orden. Una cosa y su contraria.
Lo mismo con la política económica. De la austeridad surge el exceso y del exceso la austeridad. Del liberalismo surge el populismo y del populismo surge el liberalismo. Una cosa y su contraria. Resulta que tras años de austeridad, el déficit no termina de caer. Difícilmente iba a caer si, después de todo, la recuperación económica sigue siendo anémica. El lento crecimiento económico se traduce en lento crecimiento del recaudo tributario. Hasta ahí, nada inesperado. Pero ahora el gobierno anuncia que aumentará el impuesto de sociedades para recaudar 6.000 millones de euros con los que espera cerrar la brecha del déficit. Así, de un plumazo, quedaron atrás los días en los que subir impuestos no generaba recursos, en los que subir impuestos solo servía para dañar el clima de inversión, destruir empleo y sacar de su caja de Pandora a los demonios populistas. Ya no. Ahora hay espacio para subir la presión fiscal (Bruselas dixit). El destructor de empleos de ayer, es el que ahora reducirá los intereses y generará empleo mañana. Una cosa y su contraria.
Según las normas del sistema europeo, los países deben cumplir con sus metas de déficit. Por eso es que España se enfrenta a una posible multa si no eleva el recaudo. Las metas de déficit son, supuestamente, un mecanismo para permitir que los gobiernos puedan tener políticas contracíclicas. Es decir, se acepta que en años malos deben tener margen de maniobra (déficit) para evitar que suba el desempleo, a condición de que en los años buenos reduzcan el monto de la deuda pública. Pero ahora los años buenos no son tan buenos, la economía española no ha reducido el desempleo a niveles medianamente aceptables. El pescador de Galilea decía que “el shabbat se hizo para el hombre y no el hombre para el shabbat” pero la Unión Europea (que a veces tanto dice defender los valores cristianos) no ve así las cosas. Al parecer el desempleo se creó para el déficit y no el déficit para el empleo. Hay multa porque la hay. Estamos ante un caso en el que la policía de tránsito atropella a un peatón y luego multa por exceso de velocidad a la ambulancia que se dirige a ayudarlo. (Claro, al cierre de este texto De Guindos cuenta con que la multa va ser más bien el equivalente Euro-legal a 21 meses de prisión, sin merma para las arcas.)
Pero, si nos preguntamos por qué es tan importante el déficit, Bruselas contestará que porque sin controles al déficit se genera irresponsabilidad fiscal, inflación desbordada y primas de riesgo inasumibles. Pero aquí es donde la lección de dialéctica se adentra en profundidades insondables porque la inflación no está desbordada. De hecho, según el Ministro De Guindos, una de las razones por las cuales el déficit de España no baja es, precisamente, porque la inflación ¡es demasiado baja! No le falta razón. Una inflación más alta bien hubiera podido llevar a un mayor recaudo tributario. Es decir, ha sido tan exitoso el combate contra la inflación que se hace difícil cumplir las metas de déficit que supuestamente existen para combatirla. Dicen que el fanático es aquel que redobla sus esfuerzos una vez ha olvidado su meta…
Ahora bien, multas por déficits entre países es algo que no existe en otras latitudes. Hay muchos países que se meten en enormes problemas financieros por no tener sus cuentas fiscales en orden. Pero lo normal es que la meta de inflación surja de un proceso de decisión doméstico que consulta las posibilidades reales del país. Si por alguna razón, una unidad subnacional (una provincia, por ejemplo) está elevando su endeudamiento, el país tiene que tomar una decisión: o se busca un ajuste de acuerdo al proceso político interno, o se mutualiza esa deuda, repartiendo su pago entre toda la ciudadanía. Pero resulta que la Unión Europea es una cosa y su contraria: es un país que no es un país, tiene una moneda común que no funciona como cualquier otra moneda, tiene metas macroeconómicas comunes pero no tiene ningún mecanismo para asegurar que esas metas sean deseables. Curiosamente, el déficit más grave, es uno para el que no hay multas previstas: el déficit democrático de la Unión Europea.
(*) Luis Fernando Medina Sierra es profesor en la universIdad Carlos III
Hay 2 Comentarios
No existe en el mundo una unión de países que compartan una moneda única como lo es la Eurozona por lo que los 19 Estados deben atenerse al Tratado de Maastricht: límite 60% del PIB en deuda pública, 3% del PIB en déficit público - para evitar el desmadre que hemos tenido que ha traído como consecuencia los 5 rescates, entre ellos: España. El Euro funciona en el resto de 14 países - son los periféricos los que no han sabido manejar una moneda fuerte y estable. La UE no es un país - es un mercado común - que comparten los 28 Estados con sus respectivos gobiernos. Cada Estado está obligado a esforzarse en mejorar su modelo económico, crear un sistema educativo, sanitario y social de calidad. Sus empresas son las llamadas a invertir en I+D+i para poder competir dentro de la UE y a nivel mundial y, sobre todo, ofrecer puestos de trabajo y no permitir que sus parados se vean forzados a emigrar por falta de futuro. La construcción de la UE no es tarea de uno o dos países - sino, del conjunto de los 28 miembros.
Publicado por: Europeo | 13/07/2016 18:45:44
Encuentro genial el articulo. Cuanta razon tiene. Y ademas lleno de ironia
Publicado por: Margot | 13/07/2016 17:24:31