STUART MEDINA MILTIMORE (*)
Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional.
En los últimos meses hemos conocido las propuestas para la economía española del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Consejo Europeo (CE). Ambas son instituciones portadoras del pensamiento neoliberal irredento y sus documentos continúan con su infatigable defensa de las políticas de oferta y desregulación a ultranza. A pesar de todo, resultan sorprendentes tanto la trivialidad de ambos documentos como su falta de adecuación a la magnitud de la crisis social y económica que está viviendo nuestro país. Transmiten un tono de business as usual propio de quien prefiere negar una realidad que le incomoda.
Leemos que el FMI, presidido por esa criatura del establishment llamada Christine Lagarde, propone para la economía española medidas inútiles a la par que desalmadas. Entre otras está la de subir los tipos de IVA reducidos. ¿De verdad es imperioso mermar aún más el poder adquisitivo de las familias depauperadas subiendo el IVA de la leche o de los huevos? También proponen subir los impuestos medioambientales, algo con lo que no estamos en desacuerdo, pero dígannos a cambio qué impuestos podemos reducir.
Aunque muchos economistas –incluso alguno del FMI– ya reconocen que la austeridad encierra en sí misma las semillas de la derrota, sus instintos básicos les impiden realizar el salto mental implícito en aceptar la necesidad de estímulos fiscales reales. Mal que les pese aún no han entendido que un presupuesto expansivo es aquél que aumenta el déficit público, no el que propone una ‘prudente’ senda de reducción del déficit menos rigurosa. A su recetario, el FMI añade de nuevo las consabidas monsergas acerca de la necesidad de racionalizar el gasto sanitario y educativo. ¿De veras piensan que el sistema sanitario español, demostradamente uno de los más eficientes del mundo, puede serlo aún más? La lectura de tales recomendaciones nos lleva a preguntarnos: ¿En qué planeta viven estos expertos?
Veamos qué nos recomienda otro adalid del neoliberalismo. El Consejo Europeo presentó en julio cuatro recomendaciones para nuestro país tan superficiales como perniciosas (El Consejo de la Unión Europea, 2016). En primer lugar: garantizar una corrección duradera del déficit excesivo. Pero debemos preguntarnos qué criterio utilizan para decidir si un déficit es excesivo o no. Ellos piensan que aquél que supera un arbitrario límite del 3% es excesivo, pero la teoría monetaria moderna nos enseña que la existencia de desempleo elevado es un claro síntoma de que el déficit es demasiado bajo.
Resulta pues evidente que España debe hacer lo contrario de lo que propone el Consejo: aumentar el déficit lo que sea necesario para alcanzar el pleno empleo. Irrita la insistencia cansina en una política de consolidación fiscal que ya ha sido desacreditada por muchísimos expertos y por los hechos.
En segundo lugar, nos apremian a adoptar medidas adicionales que mejoren la integración en el mercado laboral, centrándose en el apoyo individualizado y aumentando la eficacia de las medidas de formación. Es enojoso el empeño en atribuir el problema del desempleo a pequeños desajustes entre oferta y demanda. ¿Por qué insisten en formar a los trabajadores para puestos de trabajo que no existen? Estas medidas no crean empleos; simplemente reordenan la cola del paro. ¿Por qué se les escapa la futilidad, diríase incluso la crueldad, de forzar a los desempleados a realizar cursos de formación probadamente inútiles? Se trata claramente de la clásica estratagema neoliberal de culpabilizar al parado de su situación y eximir al gobernante de su responsabilidad de asegurar el pleno empleo.
Productos innovadores
En tercer lugar, el Consejo nos encarece para que adoptemos medidas que mejoren la oferta de la producción científica y los sistemas de enseñanza superior. La especialista en innovación Mariana Mazzucato (Mazzucato, 2014) ya ha explicado que las políticas de oferta en el ámbito científico y de innovación son de dudosa eficacia, y que hay opciones superiores basadas en la creación de una demanda para productos innovadores desde —¡oh, tabú!— el Estado. La cuarta recomendación —sí, solo hay cuatro inútiles y triviales recomendaciones— es “garantizar la aplicación a nivel autonómico de la Ley de Garantía de la Unidad de Mercado y las medidas de reforma adoptadas para el sector minorista, y adoptar la reforma prevista de los colegios y servicios profesionales”.
¿De verdad es tan urgente que los supermercados permanezcan abiertos los domingos en Extremadura o que desaparezca el último residuo que garantizaba una protección para los profesionales frente al intrusismo? Ya puestos, ¿por qué no proponer que ejerzan como médicos personas sin título universitario? (Consejo Europeo, 2016).
¿Qué ha ocurrido para que las instituciones multilaterales pierdan todo contacto con la realidad y sigan insistiendo como carracas en el cumplimiento de cada punto y coma de su programa basado exclusivamente en políticas de oferta y de liberalización? En mi opinión, las débiles recomendaciones del FMI y del Consejo reflejan el agotamiento del ciclo neoliberal iniciado con el sangriento golpe de estado chileno de 1973 que dio la oportunidad a los ‘Chicago Boys’ para utilizar el país como cobaya de sus recetas económicas.
El edificio teórico del neoliberalismo ha demostrado estar hecho de materiales de derribo. Sucesivos trabajos académicos han verificado la falta de soporte empírico de todos sus postulados y los hechos demuestran que la aplicación de sus políticas ha dado resultados subóptimos. Los estudios de Piketty y Sáez han demostrado que la distribución de rentas y riqueza ha empeorado en todos los países avanzados desde los años 70 (Piketty & Sáez, 2013). Los adalides de la globalización prometían una prosperidad para todos, pero la realidad es que ha dejado de lado a las clases medias y populares de los países avanzados.
Desempleo juvenil
Gracias al desempleo juvenil, por primera vez una generación vivirá peor que la de sus padres. La caída de la inversión y la productividad ha introducido el debate sobre el “estancamiento secular”, pero se obvia que el ataque a las rentas salariales y los punitivos tipos de interés introducidos por el monetarismo en los años 80 desanimaron la creación de nuevo capital productivo por las empresas. Los periféricos de la Eurozona acumulan una década perdida gracias a la aplicación de imprudentes políticas de austeridad que impidieron su recuperación tras la crisis. En definitiva, el neoliberalismo ha justificado el desarrollo de un capitalismo oligárquico y excluyente que no ha dudado en arrasar una sociedad tras otra en la búsqueda de beneficios cada vez más difíciles de extraer.
Los documentos del FMI y del Consejo Europeo demuestran que el pensamiento económico dominante carece de respuestas al estancamiento secular, al desempleo, a la exclusión de los jóvenes, a la creciente desigualdad y a la destrucción del medio ambiente. Quienes se hallan al frente —los Juncker, Lagarde, Moscovici, Draghi, Tusk, et al.— aún no han reconocido su derrota moral e ideológica. Son como sacerdotes de un culto en declive a cuyos templos acuden cada vez menos fieles. Amarrados a sus doctrinas obsoletas y empecinados en la observación de la verdadera fe, estos custodios del dogma neoliberal producen recomendaciones cada vez más insustanciales e inútiles; meros rituales; plegarias repetitivas y mecánicas de alguien que espera que todo vuelva a ser como antes. Es la banalidad crepuscular de la doctrina económica neoliberal.
Chow, G. C. (2011). Usefulness of Adaptive and Rational Expectations in Economics . CEPS Working Paper No. 221.
Consejo Europeo. (12 de julio de 2016). RECOMENDACIÓN DEL CONSEJO. Bruselas: Diario Oficial de la Unión Europea (2016/C 299/02). Obtenido de http://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?uri=CELEX:32016H0818(02)&from=EN
El Consejo de la Unión Europea. (2016). RECOMENDACIÓN DEL CONSEJO relativa al Programa Nacional de Reformas de 2016 de España y por la que se emite un dictamen. Diario Oficial de la Unión Europea. Obtenido de http://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?uri=CELEX:32016H0818(02)&from=EN
Mazzucato, M. (2014). El Estado emprendedor. Mitos del sector público frente al privado. Barcelona: RBA LIbros, S.A.
Piketty, T., & Sáez, E. (enero de 2013). Income Inequality: Evidence and Policy Implications. Obtenido de http://eml.berkeley.edu/~saez/lecture_saez_arrow.pdf
(*) Stuart Medina Miltimore es presidente de la Red MMT
Hay 1 Comentarios
Totalmente de acuerdo. No podemos seguir con la actual desigualdad económica: nos lo impide la Declaración Universal de Derechos Humanos y nuestra empatía. Es urgente un cambio de paradigma, que,dada la situación, solo puede ser realizada por los ciudadanos. El problema mayor está en que el sistema no deja que los ciudadanos piensen de forma crítica. No queremos inteligencia artificial, necesitamos seres humanos íntegros.
Un saludo
Publicado por: Juliana Luisa | 25/02/2017 18:24:10