(*) JULIO DÍAZ JIMÉNEZ Y CRISTINA LINARES GIL
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló recientemente que en España la contaminación atmosférica supone una mortalidad de 7.000 personas al año. Las causas de muerte a las que se refiere este informe engloban efectos en salud a corto plazo por causas circulatorias y respiratorias (en este tipo de estudios transcurren unos días entre la exposición al contaminante y el evento en salud), y también incluye estudios de efectos en salud a largo plazo por cáncer de pulmón, en los que, mediante el seguimiento de un grupo poblacional, se establecen asociaciones significativas entre los niveles de exposición y la mortalidad.
En el informe de la OMS las funciones concentración-respuesta, es decir, qué parte de la mortalidad evaluada se atribuye al incremento en la concentración de los contaminantes, están extrapoladas de estudios realizados con poblaciones de Europa y Estados Unidos. En el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) se ha realizado un proyecto de investigación en el que se cuantifican las funciones concentración-respuesta específicamente para cada capital de provincia española, resultando la mortalidad anual atribuible a la contaminación a corto plazo en unas 9.200 personas.
De éstas, 2.700 muertes serían atribuibles al efecto a corto plazo de las concentraciones de material particulado; 6.000 al efecto del NO2 y unas 500 a las concentraciones de ozono. Estos valores representan una quinta parte de la mortalidad anual atribuible al tabaco y unas 8 veces la mortalidad debida a accidentes de tráfico en 2015 en España, que fue de 1.126 fallecidos.
Aunque estas cifras de mortalidad son ya de por sí suficientemente alarmantes y precisarían la necesidad de articular medidas para reducir los niveles de exposición de los ciudadanos, diversos estudios que se han realizado principalmente en los últimos 10 años están proporcionando una dimensión mucho más trascendente en cuanto a los efectos en salud de la contaminación atmosférica. En 2010 y 2011 se han publicado dos estudios que relacionan la exposición a contaminación atmosférica con cáncer de mama, especialmente por exposición a NO2. En 2016, otro trabajo relaciona la exposición a partículas finas (PM2.5) con un incremento de la mortalidad por todo tipo de cánceres, especialmente del tracto digestivo superior, cáncer de pulmón en hombres y cáncer de mama en mujeres.
Además de la relación evidente entre el aumento de la mortalidad y la contaminación, se están realizando otro tipo de estudios que relacionan la exposición a los contaminantes con el desarrollo de cierto tipo de enfermedades con incidencia al alza en la actualidad, como la diabetes tipo 2. Y aún más preocupantes, por el alto coste económico y social que tienen, son los trabajos que relacionan la exposición a los contaminantes generados por el tráfico con el desarrollo de enfermedades de tipo neurodegenerativo como párkinson, alzhéimer o demencia.
Algunos de estos estudios relacionan la exposición al tráfico con la causa de la enfermedad, mientras que otros, como los realizados en Madrid por el Instituto de Salud Carlos III, establecen asociaciones a corto plazo entre la contaminación atmosférica y el agravamiento de síntomas en este tipo de enfermedades, ocasionando ingresos de carácter urgente por las enfermedades antes citadas. Para hacernos una idea del coste económico de estas enfermedades, cabe señalar que, por ejemplo, en España hay diagnosticados por párkinson unos 700 enfermos por cada 100.000 habitantes y que el coste medio, según datos de EEUU, es de cerca de 20.000 euros por paciente al año.
Niños y mayores
Aunque el principal grupo poblacional afectado por la contaminación es el de mayores de 65 años, hay otro grupo de especial susceptibilidad, la población infantil. Los estudios tradicionales en niños establecían evidencia epidemiológica entre contaminación atmosférica y el aumento de casos de asma o el empeoramiento de los síntomas de enfermedades de carácter infeccioso principalmente, como la bronquiolitis. Las investigaciones más recientes, como describe un estudio realizado en Barcelona, apuntan a asociaciones entre la exposición a los contaminantes atmosféricos y el desarrollo de anomalías congénitas del corazón durante el estado prenatal e, incluso, en salud infantil con incidencia en el desarrollo neurocognitivo y conductual de aquellos niños que acuden a escuelas cercanas a una alta intensidad de tráfico; relacionándose incluso con los desórdenes característicos del espectro autista.
Además, son ya numerosos los trabajos científicos a nivel internacional que relacionan la exposición a la contaminación atmosférica con la ocurrencia de anomalías en el embarazo que pueden determinar bajo peso al nacer, partos prematuros e incluso mortalidad fetal. En España, los estudios a largo plazo englobados en el Proyecto Infancia y Medio Ambiente (INMA) van en esta dirección. En Madrid, se está relacionando la exposición a NO2, las PM2.5 y el ozono en los diferentes trimestres gestacionales con las variables adversas al nacimiento antes citadas.
La evolución que se ha producido en investigación en los últimos años, y que se ha reseñado someramente con anterioridad, construye una nueva perspectiva sobre el impacto en salud de la contaminación atmosférica química. No es sólo que los contaminantes actúen como factores precipitantes, adelantando la mortalidad, especialmente en el grupo de ancianos que presentan patologías de base; sino que pueden ser la causa del desarrollo de enfermedades que padecen un gran número de personas y que, por tanto, tienen un altísimo coste social, económico y sanitario. Especialmente relevante es la relación establecida entre contaminación y el desarrollo fetal, en la que una posible anomalía congénita asociada puede marcar a una persona durante su vida.
Asimismo, no hay que olvidar que contaminación atmosférica no sólo es contaminación química, sino que también engloba a la contaminación acústica, de la que cerca del 70 % se debe a la misma fuente de origen, el tráfico. En Madrid, en el periodo 2000-2009 cerca de la mitad de los días se superó el umbral de protección a la salud de 65 dB(A) que marca la OMS y el 100% de las noches se superó el umbral de 55 dB(A). Lejos de relacionarse el ruido únicamente con patologías triviales, investigaciones del ISCIII, relacionan el ruido de tráfico en Madrid con morbi-mortalidad por causas circulatorias, respiratorias y diabetes; tanto en población general como en población infantil y mayores de 65 años.
Además, los niveles de ruido se relacionan también en Madrid con ingresos urgentes por enfermedad de párkinson y demencia y con las llamadas urgentes al 112 especialmente por infarto agudo de miocardio, y accidente cerebrovascular entre las enfermedades cardiovasculares y neumonía y enfermedad pulmonar obstructiva crónica entre las del aparato respiratorio. La exposición a la contaminación acústica procedente de tráfico se relaciona asimismo en Madrid con las variables bajo peso, prematuridad e incluso con la mortalidad fetal.
Tráfico rodado
Por tanto, hoy en día el origen común de los diferentes efectos en salud de la contaminación en las grandes ciudades es el mismo: el tráfico rodado. No se trata únicamente de articular medidas coyunturales en los casos de situaciones episódicas de contaminación química. Se trata de que las administraciones implicadas tomen medidas estructurales que solucionen el problema en su origen.
La utilización de autobuses menos contaminantes, la mejora y accesibilidad del transporte público, la habilitación de aparcamientos disuasorios en las entradas a las grandes ciudades, la renovación del parque automovilístico, y la potenciación de los vehículos híbridos frente a los diésel serían algunas de las medidas urgentes que deberían adoptarse en las grandes ciudades. Téngase en cuenta que, según un estudio realizado en París, con que el 12 % de los vehículos fuesen eléctricos el nivel de ruido disminuiría en 1 dB(A). Esta disminución de ruido podría evitar al año en Madrid la muerte de 284 personas mayores de 65 años por causas cardiovasculares y 184 por causas repiratorias.
(*) Julio Díaz Jiménez y Cristina Linares Gil son investigadores de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III
Hay 2 Comentarios
Además del comentario anterior, quisiera señalar el impacto en el aspecto médico. Comprar Cialis online en España es muy fácil por un lado, pero por otro lado, ¿quién controlará la calidad? Todo esto afecta la salud de los españoles comunes.
Publicado por: Pastillas Sinreceta | 03/10/2017 16:19:31
Eso no hubiera sucedido si no se hubieran "ocultado" los avances conseguidos en la utilización de la energía solar y el "empeño" en el emplio de combustibles fósiles. Todo ello debido a que los directivos de las grandes empresas solo interesan las ganancias económicas, por encima de las personas y el medio ambiente.
Publicado por: Juliana Luisa | 03/02/2017 23:00:37