Trump contra el mundo (también en energía)

Por: | 09 de febrero de 2017

ANA BELÉN SÁNCHEZ (*) 

 

P

 

Uno de los estandartes de la campaña electoral de Trump fue su apoyo cerrado a los combustibles fósiles. También en energía, como en otras áreas, Trump mostraba su total rechazo a la política llevado a cabo por su antecesor y prometía hacer todo lo posible por echarla abajo. Bajo el segundo mandato Obama y en el marco del Acuerdo de París de cambio climático, por primera vez EEUU asumió compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. En concreto se comprometió a la reducción de entre 26-28% en el año 2025 frente a valores de 2005. En términos prácticos esto suponía una obligación de reducción de 32% de emisiones de CO2 a las plantas eléctricas en el año 2030 y aumentar el uso de renovables.

El Plan de Energía Limpia (Clean Power Plan), aprobado por la Agencia de Protección Ambiental, obligaba a cada Estado a establecer medidas que aseguraran reducción de emisiones de CO2 derivadas de la producción de electricidad, pero dejaba a los propios estados decidir cómo alcanzar estos objetivos (aumentar el porcentaje de renovables del mix energético, invertir en eficiencia energética, etc).

Algunos Estados recogieron el guante y decidieron poner en marcha planes ambiciosos de reducción de emisiones, sobre todo basados en el aumento de las inversiones en energías renovables. Es importante recordar que en Estados Unidos existen unas 3.300[1] empresas de electricidad. De ellas, más del 60% son públicas (esto incluye 9 plantas de propiedad federal), 877 son cooperativas de consumidores (situadas sobre todo en las zonas rurales) lo que supone el 26% del total, y sólo el 6%, es decir alrededor de 190, son empresas privadas. Mientras que el gobierno federal está encargado de establecer las políticas generales de energía, protección al consumidor y reglas ambientales, es a nivel de los Estados donde se toman las decisiones económicas, normalmente relacionadas con nuevas inversiones.

California, fue uno de los primeros estados en aprobar objetivos concretos de producción de renovables. Adoptó sus primeros planes objetivos de producción con renovables en 2002, con gobierno demócrata, y los aceleró más tarde, con gobierno republicano. De nuevo con gobierno demócrata aprobó hace dos años un plan por el que obligaba a todas las plantas eléctricas a producir la mitad de la energía con fuentes de energía renovables en 2030.

En 2016, Oregón aprobó una ley para eliminar el carbón de su producción eléctrica y doblar el uso de energía renovable en 2040 y asegurar que los precios de la energía pueden ser pagados por todos los ciudadanos. Y lo hizo con el consenso y apoyo de eléctricas, ONGs ambientales, organizaciones de consumidores y Gobierno. Hay muchos más ejemplos. El estado de Nueva York se ha comprometido, y está haciendo lo posible, para que la mitad de su energía provenga de recursos renovables[2].

Carbón, petróleo y gas

Trump ha prometido destruir estos logros. Según su ‘Plan de Energía América Primero[3]’, en primer lugar eliminará el objetivo marcado por La ley de Aire Limpio y el Plan de Acción Cambio Climático presentado bajo el marco de la Convención Marco contra el Cambio Climático de Naciones Unidas. Favorecerá la producción de combustibles fósiles: carbón, petróleo y gas, también de esquisto. Ya ha dado sus primeros pasos en esta dirección. Ha colocado al frente de la Agencia de Protección Ambiental a Scott Pruitt, conocido negacionista del cambio climático y muy cercano a algunas de las mayores empresas petroleras y gasísticas del país. Ha acelerado los permisos para construir dos grandes oleoductos (Dakota Access y Keystone XL) que cruzarán el país, atravesarán espacios protegidos por su valor ambiental y por ser el lugar donde viven poblaciones originarias.

Los grandes perdedores de la política Trump en energía serán los propios estadounidenses. Las razones por las que Obama abanderó su programa de apoyo a las energías limpias y de lucha contra el cambio climático eran y siguen siendo válidas. En primer lugar por razones estratégicas: el país más emisor del mundo, China, hace tiempo que comenzó su carrera por convertirse en líder mundial en producción y uso de tecnología limpia incluso sobrepasando a Europa, que cedió su posición de cabeza en inversión en desarrollo de tecnología verde. Con Obama EEUU logró situarse en el mapa mundial de desarrollo industrial y tecnológico verde.

Se han creado nuevas empresas en el campo de la solar, eólica o coche eléctrico y gigantes tecnológicos como Google, Facebook o Microsoft y grandes empresas de otros sectores como Walmart o Amazon han aumentado de manera exponencial sus inversiones en renovables[4]. Una empresa americana, Tesla, está revolucionando el sector del coche eléctrico y está liderando el desarrollo tecnológico para que pueda ser abastecido de la energía solar producida por cada vivienda.

En segundo lugar por razones ambientales y de justicia climática. No resulta admisible que uno de los países con mayor responsabilidad histórica en el problema del cambio climático sea justamente el único que nunca hubiera adoptado compromisos de reducción de emisiones. Mientras que países con mucha menos responsabilidad histórica y con menos capacidad de acción como Etiopía, Marruecos, Brasil o China sí se hubieran comprometido a un desarrollo más limpio. Obama logró cambiar esta situación. Con un EEUU fuera del Acuerdo de París, el resto de países serán los que decidan las reglas que impactarán de manera decisiva en la economía y sociedad estadounidense, como el futuro mercado de emisiones.

La tercera razón tenía que ver con la creación de empleo. La producción de energías renovables y las medidas de eficiencia energética son más intensivas en empleo que la producción con fósiles. Por eso, estos dos sectores formaron parte de las medidas de estímulo económico que aprobó en 2008. Y no se equivocaba. Desde finales de 2008 hasta 2014, el porcentaje de renovables en el mix energético ha aumentado en un 41%. El 43%[5] de las casi 731.000 personas empleadas en el sector de la energía trabajan en el sector solar, mientras que sólo el 22% lo hacen en el sector de las energías fósiles.

Energía solar

Sólo el sector de la energía solar emplea a dos veces más personas que en la industria del petróleo, carbón y del gas juntos. Mientras tanto, una buena parte de las empresas del carbón y extractoras de gas de esquisto (obtenido a través de fractura hidráulica o fracking) han entrado en bancarrota el último año y se han visto obligadas a cerrar. Sólo en 2015 cerraron 94 plantas y la tendencia continuó en 2016. En sólo dos años, desde 2014 a 2016, la minería de carbón perdió 191.000 trabajadores[6].

Los cierres en las plantas térmicas de carbón continuarán. Se trata de plantas muy antiguas cuya vida útil ha terminado y deben ser reemplazadas.  La bajada del precio de la tecnología renovable hace que sea mucho más interesante económicamente invertir en energía limpia que en fósiles. En el caso del gas de esquisto, el cierre ha sido resultado directo de la bajada del petróleo que hemos visto en los últimos meses.

Y la última razón, los ciudadanos estadounidenses quieren consumir energía limpia. Así lo demuestra un estudio realizado por la Universidad de Harvard que analizado la opinión de la ciudadanía americana en los últimos 12 años. El 80% de los entrevistados mostraron su apoyo a la energía solar y eólica frente al carbón, petróleo o nuclear. Entendían el gas como una energía de transición. Tanto republicanos como demócratas están de acuerdo en que su país debe hacer lo posible por aumentar su capacidad energética basada en el sol y el viento[7]. Si Trump escucha a los suyos, así lo hará.

 

[1] U.S. Electric Utility Industry Statistics http://www.publicpower.org/files/PDFs/USElectricUtilityIndustryStatistics.pdf

[2] Building a clean, resilient, and affordable energy system for all New Yorkers. https://energyplan.ny.gov/

[3] An America First Energy Plan https://www.whitehouse.gov/america-first-energy

[4] Big US companies spearhead renewable energy drive

https://www.ft.com/content/e230d280-15e2-11e6-b197-a4af20d5575e

[5]Solar Employs More People In U.S. Electricity Generation Than Oil, Coal And Gas Combined http://www.forbes.com/sites/niallmccarthy/2017/01/25/u-s-solar-energy-employs-more-people-than-oil-coal-and-gas-combined-infographic/#302962377d27

[6] U.S. Has Lost 191,000 Mining Industry Jobs Since September 2014 http://www.cnsnews.com/news/article/terence-p-jeffrey/us-has-lost-191000-mining-jobs-september-2014

[7] Public opinion on renewables and other energy sources http://www.pewinternet.org/2016/10/04/public-opinion-on-renewables-and-other-energy-sources/

 

(*) Ana Belén Sánchez es coordinadora del Área de Sostenibilidad de la Fundación Alternativas

Hay 4 Comentarios

Esta claro que hay que apostar por las energía renovable para tener un futuro, buen articulo.

Una noticia de interés no entiende de tiempo igual que las plantas,no sé dónde vamos a llegar, si es que la gente no piensa o nos educan para no pensar.

¿Conocen el Proyecto Tesla? Fue creado por Fernando Martínez Gómez Tejedor, y está en la búsqueda de personas capacitadas en el área de electricidad o mecánica, si estás interesado, escribe a [email protected]

Estamos pendientes de lo que decida una sola persona. Desde mi punto de vista, eso supone un fracaso de la democracia representativa, La mayor parte de los filósofos políticos contemparaneos aboga por una democracia por consenso. Otro defecto de la democracia representativa reside en su funcionamiento por mayoría, es decir, su desprecio por las minorías.

Un saludo

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