Alternativas

Sobre el blog

Crisis de la política, la economía, la sociedad y la cultura. Hacen falta alternativas de progreso para superarla. Desde el encuentro y la reflexión en España y en Europa. Para interpretar la realidad y transformarla. Ese es el objetivo de la Fundación Alternativas, desde su independencia, y de este blog que nace en su XV Aniversario.

Sobre los autores

Nicolás SartoriusNicolás Sartorius. Vicepresidente Ejecutivo de la Fundación Alternativas (FA), abogado y periodista, ha sido diputado al Congreso.

Carlos CarneroCarlos Carnero. Director Gerente de FA, ha sido Embajador de España en Misión Especial para Proyectos en el Marco de la Integración Europea y eurodiputado.

Vicente PalacioVicente Palacio. Director del Observatorio de Política Exterior de la Fundación Alternativas, Doctor en Filosofía, Visiting Fellow y Visiting Researcher en Harvard.

Sandra LeónSandra León. Profesora de Ciencias Políticas en la Universidad de York (Reino Unido) y responsable de la colección Zoom Político de la Fundación Alternativas.

Carlos MaravallCarlos Maravall. Doctor en Macroeconomía y Finanzas Internacionales por la Universidad de Nueva York. Ha trabajado como asesor en Presidencia del Gobierno en temas financieros.

Erika RodriguezErika Rodriguez Pinzón. Doctora en relaciones internacionales por la Universidad Autónoma de Madrid y coordinadora de América Latina en la Fundación Alternativas.

Ana Belén SánchezAna Belén Sánchez, coordinadora de Sostenibilidad y Medio Ambiente de la Fundación Alternativas.

Jose Luis EscarioJose Luis Escario. Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid y Master de Derecho Internacional y Comunitario por la Universidad de Lovaina. Coordinador del Área Unión Europea de FA.

Kattya CascanteKattya Cascante coordina el área de Cooperación al Desarrollo del Observatorio de Política Exterior de la Fundación.

Enrique BustamanteEnrique Bustamante. Catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad en la UCM. Es un experto de la economía y sociología de la televisión y de las industrias culturales en España.

Alfons MartinellAlfons Martinell. Director de la Cátedra Unesco en la Universidad de Girona y profesor titular en esa misma institución. Codirige el Laboratorio Iberoamericano de Investigación e Innovación en Cultura y Desarrollo.

Carles ManeraCarles Manera. Catedrático de Historia e Instituciones Económicas en la Universitat de les Illes Balears. Es Premio Catalunya de Economía (Societat Catalana d’Economia, 2003).

Stuart MedinaStuart Medina Miltimore. Economista y MBA por la Darden School de la Universidad de Virginia. Es presidente de la Red MMT y fundador de la consultora MetasBio.

Luis Fernando MedinaLuis Fernando Medina. Profesor de ciencia política en la Universidad Carlos III de Madrid. Es autor de 'A Unified Theory of Collective Action and Social Change' (University of Michigan Press) y de "El Fénix Rojo" (Editorial Catarata).

José María Pérez MedinaJosé María Pérez Medina. Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología y en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid. Funcionario del Estado. Ha sido Asesor en el Gabinete del Presidente del Gobierno entre 2008 y 2011.

José Antonio NogueraJosé Antonio Noguera. Profesor Titular de Sociología en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y director del grupo de investigación GSADI (Grupo de Sociología Analítica y Diseño Institucional).

Antonio QueroAntonio Quero. Experto en instrumentos financieros de la Comisión Europea y coordinador de Factoría Democrática. Es autor de "La reforma progresista del sistema financiero" (Ed. Catarata).

Paloma Román MarugánPaloma Román Marugán. Profesora de Ciencia Política en la Universidad Complutense de Madrid. Autora y coordinadora de distintos libros, artículos en revistas especializadas, artículos divulgativos y artículos de prensa.

Jesús Prieto de PedroJesús Prieto de Pedro. Doctor en Derecho, Catedrático de Derecho Administrativo en la UNED y titular de la Cátedra Andrés Bello de Derechos Culturales.

Santiago Díaz de Sarralde MiguezSantiago Díaz de Sarralde Miguez. Profesor de la URJC y coordinador de Economía en OPEX de la Fundación Alternativas.

Javier ReyJavier Rey. Doctor en Medicina y Cirugía, especialista en Cardiología. Secretario de la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida.

Café, salud y la paradoja de Simpson

Por: | 26 de julio de 2017

ANSGAR SEYFFERTH (*)

 

Cafe

 

Según dos grandes estudios recientes, uno realizado en una decena de países europeos y otro con participantes de diferentes etnias de EE.UU, el café podría ser beneficioso para la salud y prolongar la vida, como ya sugirió un estudio de 2012, incluso en unas cantidades (3 tazas diarias o más) que hasta hace no mucho se consideraban excesivas. Y es que tradicionalmente el café ha sido considerado perjudicial dado que, entre sus consumidores, sobre todo los más cafeteros, se observaba una mayor mortalidad e incidencia de diferentes enfermedades. Pero, ¿cómo encaja esto con los nuevos hallazgos que apuntan a un efecto beneficioso del café?

Esta aparente contradicción nos proporciona un ejemplo excelente para explicar por qué una correlación (los bebedores de café tienden a vivir menos) no implica causalidad (el café acorta la vida). Aquí estamos ante una correlación espuria, es decir, generada por factores de confusión (en este caso otros hábitos que influyen en la salud, como el consumo de tabaco y de alcohol, la dieta o la práctica de ejercicio físico). Muchos cafés van acompañados por un sobre de azúcar o un cigarrillo y, en general, parece que los bebedores de café, sobre todo los que más lo consumen, tienen una mayor tendencia a hábitos poco saludables, que son los que acortan la vida y perjudican la salud, sin que sea atribuible al café.

Agrupando a las personas según estos otro hábitos, de tal forma que dentro de cada grupo sus integrantes tengan unos hábitos parecidos salvo en lo relativo al consumo de café, se observaría dentro de cada grupo una menor mortalidad e incidencia de patologías entre los consumidores frecuentes de café, lo cual sugiere un efecto beneficioso de su consumo. En cambio, considerando el conjunto de todas las personas sin distinguir los hábitos, observamos un aumento de la mortalidad con el consumo de café, debido al mayor peso relativo de los bebedores de café en los grupos de peores hábitos y, por tanto, mayor mortalidad. Es lo que se conoce como la paradoja de Simpson o el efecto Yule-Simpson. Los hábitos como factores de confusión distorsionan la comparativa hasta el punto de invertir la tendencia y llevarnos a la conclusión -posiblemente errónea - de que el café es malo. 

Es un fenómeno que se da en todo tipo de contextos, por lo que conviene plantearse siempre la existencia de posibles factores de confusión antes de sacar conclusiones precipitadas de una correlación. Veamos algunos ejemplos en otros ámbitos:

- En 2015 Alemania se sorprendió por la noticia de que el 30% de la población de origen extranjero contaba con el grado escolar que da acceso a la universidad, frente al 28,5% del resto de la población, lo cual parece indicar que la integración en el ámbito educativo está más que conseguida. Pero otra vez estamos ante la paradoja de Simpson, en este caso con la edad como factor de confusión. Agrupando por franjas de edad vemos que en la mayoría de ellas la tasa es menor entre los extranjeros que entre los alemanes. Pero como la tasa de alumnos que alcanza dicho grado ha ido aumentando constantemente en las últimas décadas, ésta es más elevada entre los más jóvenes, que son precisamente el grupo con un mayor peso de inmigrantes, mientras que entre los mayores (con una tasa más baja de dicho grado escolar) hay menos inmigrantes.

- En España los empleados públicos ganan de media más que los asalariados del sector privado, lo cual se ha llegado a interpretar como un privilegio más de los funcionarios, cuando en realidad se explica simplemente por el mayor peso relativo de asalariados del sector público en niveles de estudios superiores (sobre todo en sanidad y educación). El salario tiende a aumentar con el nivel de formación, lo que convierte la formación en un factor de confusión. Solo una comparativa dentro de cada nivel de formación permitiría hallar una diferencia salarial atribuible al carácter público o privado del empleo.

- Si en un país las tasas de delincuencia son mayores entre los inmigrantes que entre el resto de población, cabe preguntarse hasta qué punto las diferencias persistirían en grupos de personas del mismo sexo, la misma edad y de un hábitat y una situación económicamente parecidos. Los inmigrantes suelen ser predominantemente hombres, de media más jóvenes que el resto de la población y suelen vivir en mayor proporción en barrios conflictivos y en situaciones económicas precarias, todos ellos factores generalmente asociados a una mayor delincuencia.

Volviendo al ejemplo del café, hemos visto que la asociación de su consumo con una mayor mortalidad se invierte cuando se tienen en cuenta ciertos hábitos, perfilando el café como beneficioso. Del mismo modo, a priori, no puede descartarse que, incluyendo otros factores no tenidos en cuenta hasta ahora, la asociación se reduzca, desaparezca o vuelva a invertirse. A modo de ejemplo, podríamos preguntarnos si un elevado consumo de café podría estar asociado con una tendencia a ingerir mucho líquido en general, siendo esa la verdadera causa de una menor mortalidad e incidencia de patologías; o, dado que las personas sin problemas económicos suelen gozar de una mejor salud a la vez que pueden permitirse un mayor consumo de café, cabría pensar en el nivel de ingresos como factor de confusión.

Otra limitación es que no todos los factores pueden medirse con exactitud, ya que se recogen a través de cuestionarios que deben ser sencillos de contestar, lo cual sólo permite categorizarlos a groso modo (por ejemplo: ejercicio físico diario, todas las semanas, ocasionalmente o nunca). También cabe la posibilidad de que el peor estado de salud de los que no beben café sea, en parte, precisamente la causa (y no la consecuencia) de no tomarlo, por ejemplo, por recomendación médica, lo que se conoce como sesgo de causalidad inversa.

Se trata de limitaciones intrínsecas de los estudios observacionales, por lo que siempre conviene tomarse con cautela las correlaciones que arrojan. Para evitar estas limitaciones habría que recurrir a un estudio aleatorizado como en los ensayos clínicos. Repartiendo a los participantes por sorteo en diferentes grupos y administrando una determinada dosis de café diaria a cada grupo, desaparecerían los sesgos y, siendo los grupos suficientemente grandes, podríamos asumir que son razonablemente parecidos en lo referente a los demás hábitos, distinguiéndose solamente por el consumo de café. Así, habría una evidencia mucho más fuerte de que las diferencias observadas entre ellos son realmente atribuibles al café. Obviamente se trataría de una fuerte intervención en la vida de los participantes, inviable para un estudio de estas características.

 

(*) Ansgar Seyfferth es director para España y Portugal de la empresa STAT-UP Statistical Consulting & Data Science Services

MARTA GARCÍA HARO Y JAVIER BENAYAS (*)

 

1494410405_362931_1494410555_noticia_normal_recorte1Molinos de energía eólica y panel fotovoltaico en Santa Cruz de Tenerife. / C. GARCÍA (EFE) 

 

El pasado doce de julio, la Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS) presentó en España elÍndice de los Objetivos de Desarrollo Sostenible’, un informe global que elabora la Sustainable Development Solutions Network (SDSN, por sus siglas en inglés) de Naciones Unidas. Es un trabajo ambicioso que analiza el grado de cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en 157 países del mundo, situándolos en un ranking global que también permite una comparativa por regiones.

En el caso de España, aunque mejora cinco puntos en relación con el ranking anterior de 2016, colocándose en el puesto 25, pierde algunos de los avances alcanzados en el cumplimiento de la Agenda 2030. En 2017, España ha perdido el único objetivo verde que el año pasado obtuvo en el ODS 5, dedicado a la igualdad de género. Entre los ODS con peores resultados para nuestro país se encuentran varios relacionados con la conservación del medio ambiente, entre ellos los dedicados al mar y la biodiversidad (ODS 14 y 15), o a las emisiones de gases de efecto invernadero (ODS 13), así como al empleo de calidad o la innovación (ODS 8 y 9).

Es interesante señalar que España, en general, tiende a tener mejores resultados en objetivos relacionados con aspectos sociales que en los relativos a temáticas de carácter más ambiental. En este sentido, los datos sobre la disminución de la Ayuda Oficial al Desarrollo, el mal comportamiento de las emisiones de gases de efecto invernadero o la falta de una estrategia activa para la protección del océano afectan a los resultados de España en relación a la escena internacional.

 

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A nivel español se ha comenzado a trabajar de manera satisfactoria desde todos los sectores: la universidad, las empresas, la sociedad civil y los gobiernos –especialmente los locales y regionales-; sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer.

El informe muestra los retos de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, tanto a nivel de políticas como de análisis estadístico y recopilación de datos para elaborar los indicadores. Además, el Índice ODS ha incluido por primera vez los llamados indicadores de ‘efectos secundarios’ que valoran la influencia que tienen las políticas y acciones de unos países sobre la capacidad de otros para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible. Así, el estudio arroja datos que muestran cómo un gran número de países industrializados no sólo están obteniendo malos resultados para sí mismos, sino que los efectos colaterales de sus decisiones están obstaculizando la implementación de los ODS en los países empobrecidos. Generar desarrollo en unos países provocando subdesarrollo en otros no es el efecto que se desea conseguir con la agenda de sostenibilidad.

Esto constituye una gran innovación porque muchos de estos datos tienden a ser obviados o escasamente medidos en las estadísticas oficiales. En definitiva, ciertos elementos del actual modelo de desarrollo –por ejemplo, los elevados niveles de consumo, el traslado de las fábricas de producción a países en desarrollo, la existencia de paraísos fiscales o la exportación de armamento– provocan efectos secundarios adversos y están causados principalmente por países de renta alta.

Grandes retos, nuevos indicadores

El Índice de los ODS es ambicioso y riguroso en su evaluación, pero todavía presenta grandes retos para los próximos años, como es la incorporación de nuevos indicadores que permitan obtener una fotografía más completa y precisa, tanto de la situación de cada país como de los esfuerzos que realizan para que sus ciudadanos cada vez adquieran una mayor calidad de vida en unas condiciones más sostenibles para las generaciones futuras.

Los datos que proporciona el informe no tienen como fin desanimar a nadie. Al contrario, el propósito de este informe es ayudar a los países a identificar las prioridades de acción para alcanzar todos los ODS (ver puntos fuertes y lagunas). Tampoco se trata de establecer comparativas negativas, pero sí compararse de manera útil con sus pares (por ejemplo: España a nivel europeo). Los indicadores del índice permiten identificar las carencias y desafíos existentes para requerir una acción coherente e inmediata por parte de todos los países, y que los países más pobres se enfrentan a obstáculos significativos y necesitarán apoyo para lograr los ODS.

España no puede estar satisfecha con los resultados obtenidos y debería continuar trabajando para escalar puestos y situarse en el liderazgo de la sostenibilidad. No desaprovechemos la oportunidad que nos ofrece la agenda de los ODS.

 El Indice ODS puede consultarse en www.reds-sdsn.es y en www.sdgindex.org

 

(*) Marta García Haro es coordinadora de la Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS) y Javier Benayas es profesor titular  de la Universidad Autónoma de Madrid y miembro del Consejo Asesor de REDS

CARLOS HERNÁNDEZ PEZZI (*)

 

ElectriccarsatstolavsbazilchukCoches eléctricos cargan baterías en la ciudad noruega de Trondheim.

 

En la jornada celebrada en el COAM de Madrid acerca de Hábitat 3.0, presentando el estudio de Daniel Movilla Vega, doctor arquitecto, investigador y en el que participaron Helge Skaara, embajador de Noruega, Nicolás Sartorius, vicepresidente ejecutivo de la Fundación Alternativas, el autor del trabajo y el que suscribe estas líneas, se pusieron de manifiesto las correspondencias entre las experiencia de Noruega (130 M€ en 8 años en el programa) y España acerca del ZEB Living LAB de Trondheim, vinculándolas con la trayectoria de Santander Smart City y para extender el modelo de eficiencia y renovables a la vivienda y ciudad españolas, en línea con los casos Solar Decathlon o Greencities, y los programas desarrollados en nuestro país por la R.E.C.I. (153 M € en el programa previsto). A las grandes diferencias se suma que el modelo nórdico disminuye la desigualdad: Noruega ocupa el tercer puesto en la brecha digital y España, en 2016, ocupa el 29 de 144 países.

Coincidencias y Discordancias

El programa ZEB Living LAB de Trondheim (Noruega), que cuenta con 183.960 habitantes, parece adaptarse bien al de Smart Santander con 178.466 habitantes, en el ámbito de la Red Española de Ciudades Inteligentes, pero las similitudes y discrepancias son muy grandes entre Noruega (5.214.890 habitantes), reino gobernado desde instituciones y organismos de investigación nacionales (ZEB Centre Gobierno de Noruega, el Programa FME), y  España  (46.478.102 habitantes), con 17 autonomías, políticas descentralizadas y abundante legislación y programas concurrentes en medio ambiente y energía. Las universidades son vitales en este caso. Noruega cuenta entre otras con la NTNU (Norges Tecnisk-Naturvitenskapelie Universitet) y Santander con la Universidad de Cantabria, el Campus de Excelencia Internacional y la UIMP. A ello suma la universidad española el Grupo Santander, que apoya con su banco la ciudad del mismo nombre, el nuevo Centro Botín y otras muchas actividades y programas.

Las diferencias de modelos abarcan la concepción de las viviendas y la ciudad inteligente, basadas en estudios antropológicos en Trondheim y en la monitorización mediante sensores de los principales puntos de los servicios urbanos de Santander, base de su plataforma inteligente, más tecnológica en orden a la producción de BIG Data, ahorros y consumo y contadores inteligentes que a la aplicación urbana y sostenible de principios habitables. De hecho, el PGOU de Santander está anulado por el Tribunal Supremo por proponer un aumento de población difícil de corroborar con datos, que supondría un incremento de 35.136 viviendas que parece desproporcionado ante las tasas de crisis y desahucios que todavía sufre la ciudad.

A falta de urbanismo, optimismo por la tecnología

Sin acabar de digerir los efectos de la burbuja, de los costes de la tarifa eléctrica en España y la ‘defunción’ de las energías renovables y del decaído apoyo a la investigación, por el Gobierno se propone la Estrategia de Territorios Inteligentes. Retórica disruptiva, neutra, tecnológica: La Secretaría de Estado para la Sociedad de la Información y la Agenda Digital propone la Estrategia de Territorios Inteligentes que desarrolla el Plan Nacional de Ciudades Inteligentes 2015 y ampliar el concepto de ‘smart city’ al turismo inteligente, las comunidades rurales inteligentes y los servicios públicos inteligentes o servicios públicos 4.0. El Proyecto nacional se va a intentar realizar en el bienio 2017-2019. Una ciudad inteligente como una respuesta holística a las necesidades de la sociedad actual. El objetivo de la estrategia estatal: llevar el concepto de ‘smart city’ a todo el territorio nacional y conformar una ‘España Inteligente’.

La clave, según el Gobierno, es transitar a toda prisa de lo ‘green’ a lo ‘smart’… aunque no nos acerquemos a ninguno de estos conceptos porque estamos en pañales. Un objetivo complejo, difícilmente alcanzable si no se cambian los objetivos, las metodologías y los medios para transformar y coordinar el modelo urbano y el productivo, en relación con las otras experiencias de ciudad sostenible en España, tal como acertada y templadamente propone Noruega.

 

(*) Carlos Hernández Pezzi es doctor en Arquitectura y patrono de la Fundación Alternativas

El turismo español suspende en sostenibilidad

Por: | 11 de julio de 2017

ANA BELÉN SÁNCHEZ (*)

 

1331144681_512875_1331145375_noticia_normalLa playa de Levante de Benidorm, repleta de veraneantes. / ROSA FUSTER 

 

El año 2017 ha sido nombrado por Naciones Unidas como el Año Internacional de Turismo Sostenible. El objetivo del nombramiento es el de concienciar a la sociedad de la necesidad de practicar un turismo responsable. Es decir, un turismo que respete el medio ambiente y minimice al máximo el impacto que hace sobre el entorno, no sólo a nivel ambiental, si no también cultural.

Sin duda, el turismo es uno de los motores que mueven la economía y el empleo en España. Emplea al 13% de los trabajadores y las trabajadoras de España, casi 2,5 millones de personas. Cada año se bate el récord no sólo de número de turistas que llegan a España sino también de gasto por turista. En 6 años, desde 2010 a 2016, se ha aumentado un 57% el ingreso obtenido por el sector, situándose en 77.000 millones de euros.

España se ha visto beneficiada por la situación geopolítica internacional. Turistas que antes elegían Egipto, Turquía o Túnez como destino de sus vacaciones ahora eligen Portugal, España o Croacia como lugar de descanso. Esta situación ha colocado a España como uno de los principales destinos turísticos del mundo, el tercero más visitado después de Francia y Estados Unidos.  Y todo parece indicar que esta tendencia crecerá en el futuro.

En este marco de crecimiento del sector conviene preguntarse, ¿hasta qué punto puede considerarse sostenible el turismo en España? Echemos un vistazo a algunos de los datos recogido en el Informe de Sostenibilidad de España 2017 publicado por la Fundación Alternativas[1] y que explican cómo se ha desarrollado el sector en España:

- Gran concentración de la demanda: Tres comunidades concentran más de la mitad de los visitantes extranjeros. Cataluña, Baleares y Canarias. Más de 44 millones de turistas en total. Si añadimos Andalucía y Madrid, tendremos el lugar de destino del 90% de los turistas extranjeros. En el otro extremo se sitúa La Rioja, Castilla La Mancha y Extremadura, que sólo recibieron a algo más de medio millón de turistas de otros países. Esta concentración de turistas tiene un impacto drástico en la economía y sociedad de los destinos: el sector crece en forma de monocultivo económico, desplazando otras actividades y desmantelando o frenando el desarrollo de un tejido productivo y social alternativo. Las posibilidades de encontrar el empleo que no esté vinculado al turismo son mínimas, no hay incentivos a la innovación ni a la inversión en sectores diferentes, lo que provoca un empobrecimiento social y económico de la población.

- Precariedad laboral: El crecimiento en número de visitantes que llegan a España no se ha visto acompañado de un aumento similar en empleados. Mientras que entre 2008 y 2016 el número de turistas extranjeros aumentó en casi un 20%, el número de plazas hoteleras en un 9% y la rentabilidad media por habitación en 11 puntos, el número de trabajadoras y trabajadores del sector sólo ha crecido un 0,63% en este mismo periodo[2]. La creciente externalización de los servicios de limpieza de habitaciones y bloqueo de la negociación colectiva sectorial resultado de la reforma laboral del 2012, se ha traducido en una reducción drástica de los salarios, un aumento de la carga de trabajo y de la economía sumergida.

- Aumento de la ‘turismofobia’: Ciudades como París, Roma, Venecia o Ámsterdam han sido protagonistas del impacto del turismo de masas que han transformado el entorno de tal forma que han provocado la oposición de la población local a los turistas. En Barcelona, Madrid o Ibiza se han dado situaciones parecidas. Los vecinos han protagonizado diferentes campañas anti-turismo. Se quejan del aumento de precios de la vivienda, de la desaparición del comercio tradicional y del aumento de ruido y suciedad que provocan problemas de convivencia. No ven claras las ventajas que el turismo les reporta. En otros destinos nacionales donde el turismo de masas está aún en una etapa incipiente como San Sebastián, ya han sonado las primeras voces de alerta que llaman a una gestión sostenible del sector que evite situaciones de conflicto entre población local y turistas, como las vividas en esos otros destinos.

- Impacto ambiental y uso de recursos naturales: Se calcula que cada millón de turistas que recibe España consume y genera 11 millones de litros de combustible, 300 millones de litros de agua, 2 millones de kilos de alimento, 25 millones de kilos de CO2 y toneladas de residuos, que ensucian playas y valiosos ecosistemas marinos y terrestres. Se estima que el sector produce el 5% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global. El 75% de estas emisiones se producen durante el viaje y el 20% durante la estancia. El resto están relacionadas con las actividades realizadas en el lugar de destino[3]. Por otra parte, el impacto del cambio climático es más que evidente en las regiones turísticas españolas: aumento del nivel del mar, más olas de calor y aumento de temperaturas medias, más incendios y de mayor gravedad e incremento de lluvias torrenciales y otros fenómenos meteorológicos extremos.

Ante estos retos sólo cabe tomar medidas. Aquí van algunas ideas:

Por un lado, las instituciones públicas, organizaciones turísticas -públicas y privadas- y empresas deben concienciarse sobre el problema y trabajar de forma activa y urgente, incorporándolo en sus estrategias de negocio y en las políticas públicas, evitando quedarse en meras declaraciones de intenciones y ‘greenwashing’ empresarial, y pasar a la acción real, contando con la participación activa de las poblaciones locales. Además, el impacto ambiental de las actividades turísticas debe ser correctamente evaluado y se deben tomar medidas que reduzcan el ruido, la contaminación, la generación de residuos y el uso de energía, apoyando el uso de energías renovables, el reciclado y la movilidad sostenible, basada en transporte público, uso de medios no motorizados y vehículos eléctricos. Es fundamental entender que España no sólo es sol y playa. Disfrutamos de la biodiversidad más rica de Europa. Los 15 parques nacionales, 48 reservas de la biosfera, más de 120 zonas de vías verdes y la extensa Red Natural 2000 pueden ubicar un tipo de turismo de bajo impacto ambiental y mayor impacto (positivo) local. Por último y de manera prioritaria, el respeto por los derechos laborales y el trabajo de calidad debe ser la base las políticas laborales públicas y de recursos humanos empresariales.

[1] Informe sobre Sostenibilidad en España 2017. Cambio de Rumbo, tiempo de Acción. Fundación Alternativas, 2017

[2] Informe de la actividad turística y el empleo 2016. CCOO Servicios, 2017

[3] Organización Mundial de Turismo. Climate Change and Tourism. Frequently Asked Questions. 2017

 

(*) Ana Belén Sánchez es coordinadora del Área de Sostenibilidad de la Fundación Alternativas

Teoría económica y globalización

Por: | 05 de julio de 2017

LUIS FERNANDO MEDINA SIERRA (*)

 

Libre_Comercio

 

La ciencia económica no goza de gran prestigio entre el público. Las cosas no andaban muy bien antes de la crisis financiera del 2008 pero, por supuesto, han empeorado mucho a partir de ella en tanto que, supuestamente, dicha crisis es resultado directo de las prescripciones de los economistas. Se trata de un diagnóstico sencillo y útil. Pero equivocado.

Para empezar, no existen ‘los economistas’. Dentro de la profesión económica hay mucho menos unanimidad de la que el gran público suele creer. Es verdad que ha habido ciertos consensos en la profesión, e incluso es verdad que dicho consenso se había desplazado hacia la derecha en las últimas décadas (demasiado para juicio de algunos, incluido quien esto escribe).

Pero en torno a ese consenso siempre ha habido discrepancias. Por otro lado, no podemos olvidar que entre las doctrinas que se generan en las aulas académicas y la vida real hay una brecha inmensa que la llenan otros actores: los políticos y los burócratas, especialmente.

Pero dejando de lado las preguntas sobre actores específicos, echemos un breve vistazo a la teoría económica y qué nos dice sobre la crisis financiera y el contexto en el cual surgió: la globalización. Desde los tiempos de David Ricardo, a comienzos del siglo XIX, la teoría económica ha insistido en los beneficios del libre comercio.

Es fácil producir modelos teóricos que demuestren que ciertas dosis de proteccionismo pueden a veces ser recomendables y, de hecho, tales modelos parecen encontrar apoyo en la experiencia exitosa de algunos países que han utilizado el proteccionismo como punto de lanzamiento de su despegue económico (Corea del Sur, por ejemplo). Pero en líneas generales, la teoría económica indica que esos casos deben tratarse con cautela y no ser llevados al extremo.

Eso sí, es obvio que el impacto distributivo del libre comercio puede generar más desigualdad y, como lo enseña la historia, muy pocas veces esos impactos se compensan adecuadamente.

Por otra parte, la teoría económica ha sido siempre mucho más ambivalente acerca de los beneficios de la liberalización de los flujos de capital. A primera vista, pareciera que permitirle a países abundantes en capital exportar sus excedentes a países donde este escasea, favorece a todos. Pero no es difícil ver que el análisis se complica tras pocos pasos.

La liberalización financiera le resta margen de maniobra a la política macroeconómica. Un país que trate de mantener abiertos sus flujos de capital y simultáneamente tener un tipo de cambio fijo (por ejemplo, España en la zona euro), pierde la capacidad de tener políticas contracíclicas. Esto es algo que los economistas han sabido por mucho tiempo. Incluso, Robert Mundell (que nada tiene de hereje ni de progresista) expresó este dilema con claridad en los años sesenta. De hecho, aún antes del trabajo de Mundell, aunque con menos rigor, ya muchos economistas habían captado el problema.

La ortodoxia económica de los tiempos de Bretton Woods precisamente consistía en establecer controles al flujo de capitales con el fin deliberado de permitir a los países amortiguar los ciclos económicos mediante políticas fiscales. Son tan dudosos los beneficios de la liberalización financiera que en nuestros tiempos, economistas que son defensores acérrimos de la globalización, que podríamos considerar relativamente conservadores como Jagdish Bhagwati, se han opuesto en forma vehemente a la eliminación de los controles de capital.

Ejercicio de sentido común

Ahora bien, si unimos ambos análisis, el análisis del libre comercio y el de la liberalización financiera, surge una nueva pregunta: ¿qué pasaría si se combinan ambas políticas en un mismo paquete, llamémoslo globalización? Por supuesto que hay infinidad de detalles para tener en cuenta. Pero antes de entrar en ese laberinto, hagamos un pequeño ejercicio de sentido común.

Supongamos que somos médicos y nos hemos enterado recientemente de que ha salido una nueva droga que, aparentemente, mejora el desempeño del músculo cardíaco, previniendo infartos. Sus beneficios son aún inciertos, los estudios no son concluyentes e incluso hay dudas acerca de efectos secundarios nocivos. Tenemos tres pacientes: uno de ellos con serios problemas de movilidad, reducido a una silla de ruedas, otro con movilidad normal pero con una vida muy sedentaria y un tercero que practica deporte habitualmente. ¿A quién le sugeriríamos ensayar el nuevo medicamento?

No al tercero, por supuesto. Sabemos, inequívocamente, que el ejercicio regular es bueno para el corazón por lo que este paciente ya está protegiéndose en forma aceptable contra posibles enfermedades cardíacas. ¿Para qué someterlo al riesgo de efectos secundarios con una droga de desempeño incierto? Como mínimo, antes de prescribirle la droga nos aseguraríamos de que, por alguna razón extraña, digamos, alguna condición genética muy rara, a pesar de su estilo de vida saludable presenta un elevado riesgo de problemas del corazón.

El segundo paciente sería un mejor candidato aunque seguramente trataríamos de que aumentara antes su nivel de ejercicio habitual en lugar de exponerlo a los riesgos del nuevo medicamento. Sin duda, el mejor candidato sería el primero ya que en este caso sabemos que muy difícilmente va a poder tener un régimen de ejercicio físico aceptable.

Algo similar se podía prever acerca de la globalización. La combinación de libre comercio y liberalización financiera iba a tener efectos disímiles en los distintos países, dependiendo de su punto de partida. Países muy cerrados al comercio internacional (como India o China) podían beneficiarse de la reducción de aranceles y, seguramente dichos beneficios iban a compensar los riesgos de la liberalización financiera.

Flujo de bienes y servicios

Consciente de esto, China ha abierto sus fronteras al flujo de bienes y servicios pero mantiene controles financieros. En cambio, en países que ya desde antes estaban muy abiertos al comercio, las reducciones de aranceles no iban a tener impactos positivos muy grandes con lo que bien podrían verse contrarrestados por los riesgos de la liberalización financiera, sobre todo si se acompañaba de un régimen de tipo de cambio fijo. Como en el sur de Europa.

Nada de esto es un misterio. Todo esto es parte de los principios más claros de la teoría económica. Sin embargo, los arquitectos de la globalización en Europa (en especial el euro), se empeñaron en magnificar los posibles beneficios cuando la teoría dejaba claro que, al contrario, era necesario proceder con cautela porque, precisamente, Europa ya era desde antes una zona muy abierta al comercio internacional. Esta nueva terapia tenía potenciales beneficios (y, sin duda, España recibió durante varios años ingentes recursos de capital procedentes del norte de Europa), pero también debía pensarse en los costos.

La culpa, por tanto, no es de la teoría económica que, al contrario, ha ofrecido desde hace muchos años los elementos básicos para diagnosticar la situación. Si sus advertencias fueron ignoradas fue porque había intereses políticos y económicos alineados para que así fuera.

 

(*) Luis Fernando Medina Sierra es coordinador del Zoom Económico de la Fundación Alternativas y profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III

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