Alternativas

Sobre el blog

Crisis de la política, la economía, la sociedad y la cultura. Hacen falta alternativas de progreso para superarla. Desde el encuentro y la reflexión en España y en Europa. Para interpretar la realidad y transformarla. Ese es el objetivo de la Fundación Alternativas, desde su independencia, y de este blog que nace en su XV Aniversario.

Sobre los autores

Nicolás SartoriusNicolás Sartorius. Vicepresidente Ejecutivo de la Fundación Alternativas (FA), abogado y periodista, ha sido diputado al Congreso.

Carlos CarneroCarlos Carnero. Director Gerente de FA, ha sido Embajador de España en Misión Especial para Proyectos en el Marco de la Integración Europea y eurodiputado.

Vicente PalacioVicente Palacio. Director del Observatorio de Política Exterior de la Fundación Alternativas, Doctor en Filosofía, Visiting Fellow y Visiting Researcher en Harvard.

Sandra LeónSandra León. Profesora de Ciencias Políticas en la Universidad de York (Reino Unido) y responsable de la colección Zoom Político de la Fundación Alternativas.

Carlos MaravallCarlos Maravall. Doctor en Macroeconomía y Finanzas Internacionales por la Universidad de Nueva York. Ha trabajado como asesor en Presidencia del Gobierno en temas financieros.

Erika RodriguezErika Rodriguez Pinzón. Doctora en relaciones internacionales por la Universidad Autónoma de Madrid y coordinadora de América Latina en la Fundación Alternativas.

Ana Belén SánchezAna Belén Sánchez, coordinadora de Sostenibilidad y Medio Ambiente de la Fundación Alternativas.

Jose Luis EscarioJose Luis Escario. Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid y Master de Derecho Internacional y Comunitario por la Universidad de Lovaina. Coordinador del Área Unión Europea de FA.

Kattya CascanteKattya Cascante coordina el área de Cooperación al Desarrollo del Observatorio de Política Exterior de la Fundación.

Enrique BustamanteEnrique Bustamante. Catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad en la UCM. Es un experto de la economía y sociología de la televisión y de las industrias culturales en España.

Alfons MartinellAlfons Martinell. Director de la Cátedra Unesco en la Universidad de Girona y profesor titular en esa misma institución. Codirige el Laboratorio Iberoamericano de Investigación e Innovación en Cultura y Desarrollo.

Carles ManeraCarles Manera. Catedrático de Historia e Instituciones Económicas en la Universitat de les Illes Balears. Es Premio Catalunya de Economía (Societat Catalana d’Economia, 2003).

Stuart MedinaStuart Medina Miltimore. Economista y MBA por la Darden School de la Universidad de Virginia. Es presidente de la Red MMT y fundador de la consultora MetasBio.

Luis Fernando MedinaLuis Fernando Medina. Profesor de ciencia política en la Universidad Carlos III de Madrid. Es autor de 'A Unified Theory of Collective Action and Social Change' (University of Michigan Press) y de "El Fénix Rojo" (Editorial Catarata).

José María Pérez MedinaJosé María Pérez Medina. Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología y en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid. Funcionario del Estado. Ha sido Asesor en el Gabinete del Presidente del Gobierno entre 2008 y 2011.

José Antonio NogueraJosé Antonio Noguera. Profesor Titular de Sociología en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y director del grupo de investigación GSADI (Grupo de Sociología Analítica y Diseño Institucional).

Antonio QueroAntonio Quero. Experto en instrumentos financieros de la Comisión Europea y coordinador de Factoría Democrática. Es autor de "La reforma progresista del sistema financiero" (Ed. Catarata).

Paloma Román MarugánPaloma Román Marugán. Profesora de Ciencia Política en la Universidad Complutense de Madrid. Autora y coordinadora de distintos libros, artículos en revistas especializadas, artículos divulgativos y artículos de prensa.

Jesús Prieto de PedroJesús Prieto de Pedro. Doctor en Derecho, Catedrático de Derecho Administrativo en la UNED y titular de la Cátedra Andrés Bello de Derechos Culturales.

Santiago Díaz de Sarralde MiguezSantiago Díaz de Sarralde Miguez. Profesor de la URJC y coordinador de Economía en OPEX de la Fundación Alternativas.

Javier ReyJavier Rey. Doctor en Medicina y Cirugía, especialista en Cardiología. Secretario de la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida.

Terrorismo: la olvidada cláusula de solidaridad europea

Por: | 26 de agosto de 2017

DIEGO LÓPEZ GARRIDO (*)

 

1502982942_757387_1503039973_album_normalVíctimas del atentado de Barcelona son socorridas por sanitarios y policías. / J. SÁNCHEZ

 

Desde el 11-M de 2004, fecha negra en Madrid -el atentado yihadista más sangriento ocurrido en Europa se llevó por delante a 191 personas-, se han sucedido ataques terroristas en toda Europa. Recordemos algunos de los más crueles: 7 de julio de 2005, Londres (52 personas muertas); 22 de julio de 2011, Oslo y una isla cercana, donde un extremista nazi antimusulmán asesinó a 77 personas, la mayoría adolescentes; 19 de marzo de 2012, Toulouse, atentado de Al Qaeda (7 muertos); 22 de marzo de 2013, Londres, un miembro de Al Qaeda decapita a un soldado británico; 24 de mayo de 2014, Bruselas, atentado del ISIS (4 víctimas en el Museo Judío); 7 de enero de 2015, París, un comando de Al Qaeda mata a 12 personas en las oficinas de Charlie Hebdo; 13 de noviembre 2015, el ISIS perpetra una matanza en París (130 personas muertas, la mayoría en la sala de conciertos Bataclan); 22 de marzo de 2016, dos explosiones en el aeropuerto de Bruselas y en el metro de Maalbeck matan a 32 personas; 14 de julio de 2016, un camión embiste a una multitud en el Paseo de los Ingleses de Niza con el resultado de 84 muertos; 19 de diciembre de 2016, Berlín, por el mismo procedimiento los terroristas provocan 12 muertes; 22 de marzo de 2017, Londres, un automóvil es usado para matar a 5 personas en el puente  de Westminster ; 7 de abril de 2017, tres personas asesinadas en Estocolmo por medio de un camión... El último atentado con muertes en suelo europeo (en suelo árabe ha habido más víctimas) ha sido en Barcelona.¿El último? Nadie puede asegurarlo. Lo que es claro es que Europa -no únicamente un país determinado- sufre una amenaza crónica de naturaleza terrorista, es decir, un riesgo patente y grave para su seguridad como región y como proyecto democrático, de libertades y de Estado de Derecho. Y que esa amenaza no se puede superar desde un país en solitario.

Después de cada atentado se suceden las reacciones, las declaraciones, los comentarios y las apelaciones a la cooperación policial. Sin embargo, cada Estado actúa y gestiona la situación por su cuenta, y afronta en solitario los actos terroristas, casi todos con un origen ideológico común, el yihadismo. Quizá los gobiernos han considerado -erróneamente por supuesto- que la petición de auxilio podría transmitir una muestra de debilidad.

¿Hasta cuándo los Estados de la Unión van a mantener inaplicada o inutilizada la llamada 'Cláusula de Solidaridad Europea' frente al terrorismo? Porque nadie se acuerda de que la Unión Europea -cada vez más herida- es, según los Tratados, una alianza defensiva ante una "agresión armada" (art. 47 del Tratado de la UE) y, a la vez, una alianza contra el terrorismo.

  Efectivamente,  el  artículo 222 del Tratado de Funcionamiento de la UE dice:

"La Unión y sus Estados miembros actuarán conjuntamente con espíritu de solidaridad si un Estado miembro es objeto de un ataque terrorista... La Unión movilizará todos los instrumentos de que disponga, incluidos los medios militares puestos a disposición por los Estados miembros, para:

a) - prevenir la amenaza terrorista en el territorio de los Estados miembros
    - proteger a las instituciones democráticas y a la población civil de posibles ataques terroristas
    - prestar asistencia a un Estado miembro en el territorio de este, a petición de sus
       autoridades políticas, en caso de ataque terrorista..."

El apartado 2 del citado artículo añade que, si un Estado es objeto de un ataque terrorista, "los Estados miembros se coordinarán en el seno del Consejo".

Aunque parezca increíble, hasta ahora no ha habido ninguna acción estructurada, coordinada y organizada, en el nivel de la Unión, para responder a un desafío de la envergadura global que nos plantea el terrorismo yihadista de modo constante y reiterado. Y ello a pesar de lo que, con toda claridad, señala el artículo 222 TFUE. Sólo el gobierno francés apeló solemnemente a la solidaridad europea después del atentado de Bataclan, pero lo hizo de forma un tanto retórica y sin concreción u operatividad inmediata.

¿Podemos esperar por más tiempo? Evidentemente no. Este lunes se reúnen el Presidente de Francia y los jefes de Gobierno de Alemania, Italia y España. Es el momento para que se aborde y acuerde de una vez esta cuestión pendiente: la solidaridad europea, real y efectiva, frente al terrorismo yihadista, la mayor amenaza para la seguridad española, europea y mundial.


(*) Diego López Garrido es patrono de la Fundación Alternativas y director de su Consejo de Asuntos Europeos

Tormenta interior

Por: | 25 de agosto de 2017

PALOMA ROMÁN MARUGÁN (*)

 

1502982942_757387_1502997119_album_normalUno de los heridos es trasladado tras el atentado en Barcelona. / Quique García (EFE)

 

El mes de agosto tradicionalmente resulta ser de sequía informativa. Es el momento en que la mayoría del país desconecta, salga o no de casa, del bullicio y del engranaje cotidiano y se ‘oxigena’ variando de costumbres, rechazando el reloj, cambiando de caras y de actividades. Eso hace que los medios de comunicación oscilen entre noticias más o menos irrelevantes o ‘refrescantes’, según se mire.

Pero este mes de agosto ha cambiado el patrón con los atentados en Cataluña; lógicamente, o al menos, dentro de la lógica a la que estamos acostumbrados, porque haber, hay otras. El trauma social e individual que se produce supone un proceso de recogimiento personal y colectivo que oscila desde el susto a la impotencia, incluso el llanto, y una dependencia importante de los medios de comunicación, hoy en día incrementada por la facilidad de conexión casi en cualquier momento y casi en cualquier lugar.

Se inicia por tanto en cada uno de nosotros una agitación interna que fluctúa entre el desgarro, el miedo, la duda y, cuando se pueda, algo de reflexión más allá. El proceso consiste en que la persona busca información en tiempo real, y en ese formato se la van facilitando, abundando en la interiorización de los sentimientos más arriba señalados; además las emisoras de radio y las cadenas de televisión se apuntan también a este despliegue informativo constante que acaba por servir de combustible para alimentar el recorrido.

El derecho a la información es vital para una sociedad democrática; los ciudadanos somos seres adultos que debemos conocer qué ocurre a nuestro alrededor; ello nos permite actuar y tomar decisiones responsables –o a veces, no-, pero cuando ocurre una tragedia como la que estamos viviendo estos días, diversos elementos del ‘catálogo’ informativo se mezclan de una manera que habría que analizar más detenidamente, o quizá en otro momento de mayor serenidad.

Tenemos necesidad de saber qué ha pasado. En todos los manuales de gestión de crisis se especifica la necesidad de construir un relato de lo ocurrido. No es sencillo en estos momentos tan confusos para el ciudadano-espectador (del que ya hemos hablado en otras ocasiones). La acción policial de investigación trabaja a destajo intentando reconstruir el puzzle; no es fácil, hay noticias contradictorias, leyendas urbanas; no olvidemos el ruido que se crea en las redes sociales tan visitadas continuamente, bulos, bromistas pesados, etc…

Pero luego hay otro tipo de informaciones que crean adicción por su profusión en los medios de comunicación sobre todo televisivos, donde se exponen los sentimientos descarnados tanto de víctimas como de afectados, así como de transeúntes tan aturdidos como abatidos. Historias personales desgarradas que se alejan de la necesidad de obtener un relato por parte de los ciudadanos, y que contribuye más al efecto perseguido por los terroristas de causar miedo y espanto que promover la solidaridad colectiva, que por cierto se ha vuelto a demostrar, como ocurrió en el 11-M, de forma espontánea por parte de los ciudadanos, sin tener que saber demasiados detalles.

Otro ingrediente presente, de forma oscilante eso sí, es la confrontación política dentro del escenario catalán actual, y su contienda con el Estado. Si bien es verdad que no es prioritaria, sí emerge en algunas ocasiones de forma deliberada tanto en la ordenación de medios de comunicación en torno al conflicto como en declaraciones de los tertulianos habituales, otro ingrediente curioso –es cierto que estos días, diferentes especialistas en seguridad han ilustrado el asunto con sus comentarios, pero los habituales tampoco han faltado-. Este tipo de comentarios son importantes porque rompen el relato sobre la unidad, que es uno de los rasgos más significativos de respuesta positiva frente a un enemigo común como el que ha actuado en estos momentos.

La tormenta interior que se produce dentro de nosotros ante la avalancha de acontecimientos y cómo se están contando lleva a intentar salir, aunque sólo sea por precaución e higiene mental, y buscar otras situaciones, otras informaciones, pero también es cierto que resulta imposible no comparar. Los hechos acaecidos no dejan de ser terribles, pero no son únicos. Empiezan también a manifestarse otras cuestiones, toman la forma de reflexiones al hilo de lo que transcurre, pero de lo que está pasando en otros lugares o en otro momento.

Reflexión y noticia

No sólo hay atentados en Europa; los hay, y enormemente sangrientos, a los que no se dedica ningún tiempo casi de noticia y menos de reflexión; sólo nos sacudimos cuando nos afecta vecinalmente. No sólo no hay reflexión, sino que ni siquiera existe la preocupación suficiente para encontrar una línea de conexión entre lo que ha pasado en Cataluña estos días pasados y lo que lamentablemente viene ocurriendo un día sí y otro también.

Otros ingredientes conectados que ahora reaparecen y que te remueven el ánimo son la venta de armas, las guerras ilegales que se desarrollan gracias a aquellas, o las ‘amistades peligrosas’ con determinados Estados sostenedores de la ideología extremista que actúan como savia de estos actos terroristas, y que castigan sobre todo a los que los sufren a diario.

Y cómo no, otra reflexión tan inevitable como recurrente. No se puede medir el hachazo terrorista por número de víctimas, pero volvemos a pensar que vuelve a haber muertos de primera y fallecidas de segunda. El goteo de muertes por esa amenaza cierta de nuestra sociedad que es la violencia machista es insoportable –hasta el momento son casi cuarenta las asesinadas este año-, pero no genera la conmoción que suponen las muertes por terrorismo; ¿cuál es la razón de esta diferencia?

En definitiva, es obvio que los acontecimientos violentos que sacuden una sociedad son oportunidades para abrir debates pendientes que lleven a conocer mejor los peligros que nos acechan, y cómo conjurarlos socialmente. No se han podido evitar los ataques, hemos sufrido su efecto, hemos decidido que no nos van a amedrentar, que los perpetradores no conseguirán sus objetivos, porque somos más fuertes y nuestros valores son más sólidos, pero debemos de ir más allá y aprovechar el luto para reflexionar sobre todas esas debilidades de las que hacemos gala sin enterarnos apenas.

 

(*) Paloma Román Marugán es directora del Centro Superior de Estudios de Gestión de la  Universidad Complutense

Os equivocáis

Por: | 19 de agosto de 2017

JOSÉ ENRIQUE DE AYALA (*)

 

1502982942_757387_1503040334_album_normalVíctimas del atentado son socorridas por personal sanitario y agentes de Policía. / J. SÁNCHEZ

 

Lo habéis vuelto a hacer. Habéis sembrado Barcelona de muerte y destrucción, decenas de heridos y cadáveres de gente pacífica que paseaba en una hermosa tarde de verano ¿Estáis satisfechos? ¿El dolor de esas familias, sus gritos, sus lágrimas, os hacen felices? Tal vez queréis creer que habéis hecho lo que teníais que hacer, pero estoy seguro de que en el fondo de vuestros corazones sabéis que lo que habéis hecho es el mal. El mal puro, sin motivos reales, sin fin posible, planificado fríamente, ejecutado sin piedad. Sabéis que habéis hecho mucho daño a gente que no se lo merecía. Y a mucha otra gente que les quería y ya no les tendrá. Y a la causa de todos los que creemos en la paz, en la felicidad, en la solidaridad entre los hombres y los pueblos.

¡Y todo esto en nombre de Dios! ¿Estáis seguros? ¿Quién os ha contado que Dios quiere eso? ¿Qué clase de dios se alegraría de ver mujeres despanzurradas, niños destrozados, ancianos mutilados? ¿Es vuestro dios el dios de la crueldad, el dios de la muerte? Y decidme: ¿aliviáis con estas muertes el dolor de aquellos musulmanes que sufren, en la mayoría de los casos por la ineptitud o la maldad de sus propios dirigentes? ¿Ellos van a estar mejor? Desgraciadamente, ya conocemos en este país el camino de 'socializar el sufrimiento', y sabemos que es circular, que no lleva a ningún sitio. El odio solo engendra odio. La venganza sobre personas inocentes que lo único que desean es vivir felices sin hacer daño a nadie no os hace héroes, os convierte en mezquinos y miserables. Ni siquiera merecedores del odio, sino del desprecio.

Siempre que levantáis la mano para herir, os equivocáis. Os equivocáis cuando usáis la muerte, de forma cruel e insensata, sea donde sea, en Bagdad, en Damasco, en Islamabad, en París, en Londres, en Berlín. No es solo un crimen, es también un error. La muerte no produce nada, solo más muerte. Lleváis décadas haciéndolo y nada ha cambiado. Os equivocáis también aquí en España, si pensáis que podéis cambiarnos o doblegarnos por el terror. Os equivocasteis en Madrid el 11 de marzo de 2004 y os equivocasteis el jueves en Barcelona. No nos dais miedo. Nos tragamos nuestras lágrimas, levantamos la cara y seguimos adelante. Con nosotros no podéis, os lo aseguro.

No somos ni queremos ser enemigos del Islam. Después de casi ocho siglos de vida en común, mucha sangre árabe corre por las venas de España. Hemos sido valedores de la causa árabe y musulmana muchas veces, en Europa, en Naciones Unidas…incluso en el conflicto palestino-israelí, a veces con un alto coste para nuestro país. No somos racistas, ni xenófobos. Pueden atestiguarlo los dos millones de musulmanes que viven en España, la inmensa mayoría de los cuales se sienten bien tratados y felices de estar aquí.

Pero somos orgullosos. Y valientes. Lo hemos demostrado muchas veces en la historia. Si pensáis que podéis doblegar a nuestra sociedad con la amenaza o el terror, estáis muy equivocados, creedme. Este pueblo tiene el alma de granito. Hemos sufrido mucho, durante siglos, hemos pasado por todo para llegar hasta aquí, hasta la libertad, la democracia, la convivencia pacífica, el respeto mutuo, la solidaridad. Ni vosotros ni nadie nos lo va a quitar ahora.

Os equivocáis, y hagáis lo que hagáis no vais a conseguir nada. Podréis hacernos daño, incluso matarnos. Pero tened por seguro que no podéis cambiar nuestra forma de vida, ni nos quitaréis jamás el orgullo de ser libres.

 

(*) José Enrique de Ayala es miembro del Consejo de Asuntos Europeos de la Fundación Alternativas

FUNDACIÓN ALTERNATIVAS

 

1502982942_757387_1502984313_album_normalUna persona es atendida por varios transeúntes tras el atropello. JOAN SÁNCHEZ

 

Desde la Fundación Alternativas nos unimos al dolor por las muertes de personas y las docenas de heridos que ha desencadenado el salvaje, cruel e inhumano atentado sufrido en una ciudad tan acogedora y hospitalaria como Barcelona. Una ciudad que no se ha sentido intimidada por la cobarde acción terrorista y que está reaccionando sin temor al chantaje de quienes buscan ante todo aterrorizar y paralizar la vida en nuestras sociedades.

La Fundación Alternativas se solidariza, como lo ha hecho toda la sociedad barcelonesa y española, con las víctimas, que son de diversos orígenes y nacionalidades. El terrorismo yihadista nada tiene que ver con las civilizaciones, las culturas o las religiones. Es matar indiscriminadamente, lo que exige el máximo rearme moral, integración y unidad de la sociedad española -que esta dando muestra de ello- y de sus representantes políticos.

Saludamos el esfuerzo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, cuya capacidad de coordinación a nivel nacional y europeo es fundamental para derrotar a la mayor amenaza para la seguridad en el mundo.

Deuda y circo

Por: | 10 de agosto de 2017

LUIS FERNANDO MEDINA SIERRA (*)

 

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Steven Mnuchin, ex banquero de Goldman Sachs y responsable del Tesoro estadounidense. / AP

 

La historia no solo se compone de grandes eventos. A veces pequeños episodios pueden darnos pistas importantes de tendencias futuras. Seguramente la llegada de los primeros cargamentos de té de la India a Londres fue vista como una novedad en las páginas de ocio y consumo pero en realidad estaba indicando una nueva etapa en el Imperio Británico. La quiebra de una firma de ingeniería francesa en su fallido intento de construir el Canal de Panamá terminó sirviendo para consolidar la posición continental, y luego planetaria, de Estados Unidos como potencia indiscutible. Por supuesto, estas cosas solo son obvias en retrospectiva. Pero puede ser un ejercicio interesante y hasta divertido preguntarnos qué noticias de ahora parecen ser pequeñas y sin embargo tienen el potencial de marcar verdaderos hitos más adelante. Aquí me voy a aventurar con una.

Desde hace pocos años se ha instalado en la política de Estados Unidos un ritual con tonos circenses: la negociación del cupo de endeudamiento. Por razones de técnica legislativa un tanto tediosas, el Congreso le autoriza al Gobierno al comienzo del año un cupo de endeudamiento y luego, si es necesario aumentarlo, tiene que decidir una nueva cantidad. Durante mucho tiempo, esto no era más que un trámite legislativo y en el mes de septiembre se autorizaba dicho aumento sin que nadie se enterara.

Alguien podría decir que se trataba de una irresponsabilidad y que el Congreso estaba simplemente cohonestando el derroche del Gobierno. Pero esto omite un detalle: el presupuesto, es decir los gastos y los ingresos del Gobierno, son también decididos por el Congreso. El endeudamiento del Gobierno es simplemente el resultado inevitable de estas dos decisiones. Dicho de otra manera, cuando el Congreso elevaba el cupo de endeudamiento sin ningún problema en septiembre estaba reconociendo que esa nueva deuda era la consecuencia lógica de las decisiones que había tomado en enero. Si el Congreso quiere reducir el endeudamiento, el momento para actuar es a la hora de aprobar el presupuesto.

Esa era la norma tácita hasta que se rompió durante la Administración Obama. En aquellos años, la mayoría republicana en el Congreso, a instancias de sus sectores conservadores más radicales, comenzaron a utilizar el cupo de endeudamiento como un recurso para poner contra las cuerdas al Gobierno. La idea era usar la amenaza de no elevar el cupo para obtener concesiones en política fiscal (generalmente recortes de gasto y rebajas regresivas de los impuestos). La primera vez funcionó un poco: el Gobierno tuvo que negociar algunos recortes. Pero después resultó un fracaso y el Congreso tuvo que capitular.

La razón es obvia para quien lo piense un momento: la deuda pública de Estados Unidos es una pieza fundamental en todo el sistema financiero mundial. Los bonos del Tesoro de los Estados Unidos son el activo de riesgo cero por excelencia en el mundo. Todo portafolio de inversiones serio los necesita por esa misma razón. Pero si no se eleva el cupo de endeudamiento, el Gobierno no puede cumplir con sus obligaciones lo cual pone en peligro el pago de dichos bonos, es decir, se vuelven riesgosos.

En su momento, muchos analistas pensaron que aquello no era más que juegos políticos de un Congreso de mayoría opositora. Pero ahora resulta que, según varios indicios, dentro de un mes se va a repetir el circo... ¡con un Gobierno y un Congreso republicanos! Como si fuera poco, a diferencia de lo que había ocurrido en las versiones anteriores, en esta ocasión la Casa Blanca está dividida en este tema. El Secretario del Tesoro Mnuchin, como es de esperarse, quiere un aumento del cupo de endeudamiento normal, sin negociaciones, ruidos ni nada.

Al fin y al cabo, los bonos que estarían en peligro llevan su firma. Pero el jefe de la Oficina de Presupuesto Mulvaney, quien viene de los sectores más radicales de la bancada parlamentaria republicana, quiere que haya negociaciones para más recortes. Alguien dirá que no es normal que la Casa Blanca presente este tipo de divisiones en público y que, al fin de cuentas, el jefe de ambos funcionarios, es decir el presidente, va a presentar una posición unificada y coherente. Es lo que pasa cuando se deja de leer las noticias desde enero.

Pero dejando de lado los problemas internos de la Casa Blanca, la pregunta de fondo es ¿por qué existe esta división y qué implicaciones tiene? Todo gran imperio se construye y se mantiene a base de deuda. Es la deuda la que permite grandes obras hoy, pagaderas con los beneficios de mañana. Cuando Estados Unidos se consolidó como la más grande potencia jamás conocida, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, su deuda pública era colosal.

Globalización

Por eso el circo parlamentario de septiembre puede encerrar claves políticas inquietantes. Dentro del Partido Republicano, es decir, el partido político más comprometido con la defensa del orden, hay sectores que ya no quieren seguir con la dinámica de endeudamiento. Todo análisis mesurado coincide en que Estados Unidos no tiene el más mínimo riesgo de una crisis de endeudamiento, en parte porque su deuda está denominada en su propia moneda. Pero esa deuda ha ido a alimentar los circuitos financieros de la globalización.

Los grandes bancos de inversión estadounidenses, y las empresas que se nutren de ellos en mercados multinacionales muy fluidos, se benefician enormemente de la abundancia de bonos de riesgo cero. Mientras tanto, hay intereses económicos que no se pueden conectar tan fácilmente a la misma globalización y que terminan pagando los impuestos necesarios para sostenerla. No estamos hablando únicamente de brechas de ingreso. Muchos de estos perdedores son votantes bastante acomodados. (El Partido Republicano sigue siendo el partido de los más ricos en Estados Unidos.) La globalización no solo divide entre pobres y ricos sino también entre cosmopolitas y provincianos, entre, por ejemplo, empresas con cadenas de producción desperdigadas por el mundo, y empresas del sector no transable.

La negociación que se avecina va a tener ribetes cómicos. Posiblemente asistiremos al espectáculo de un Gobierno supuestamente hegemónico que no puede mantener abiertos los parques nacionales y que tiene que cerrar edificios en Washington. Pero detrás de estas escenas habrá algo más: las fracturas políticas y económicas de la gran potencia de nuestro tiempo, fracturas que la llevan a la incoherencia e incluso a actuar como si ya no quisiera o no pudiera seguir siendo lo que ha sido por casi un siglo.

 

(*) Luis Fernando Medina Sierra es coordinador del Zoom Económico de la Fundación Alternativas y profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III

Garoña y el futuro energético español

Por: | 03 de agosto de 2017

FRANCISCO CASTEJÓN (*)

 

GñUn operario en el interior de la central nuclear de Garoña. / GORKA LEJARCEGI

 

No podemos más que alegrarnos de que se haya decretado el cierre definitivo de esta peligrosa antigualla que es la central nuclear de Garoña. Se trata de una central propiedad de Nuclenor, empresa participada al 50% por Endesa e Iberdrola, las dos principales compañías eléctricas españolas. La central de Garoña es heredera del franquismo, como otras del parque nuclear español, y es gemela de la número 1 de Fukushima-Daichi.

La planta tiene numerosos problemas de seguridad, según muestran los propios informes del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). También se ha demostrado que Garoña es prescindible ya que está parada desde diciembre de 2012 –por decisión unilateral de sus propietarios– sin que haya habido problemas de suministro o de estabilidad de la red eléctrica. Por cierto, ni siquiera sus dueños tienen claro que deba reabrirse: Iberdrola ha manifestado en numerosas ocasiones su deseo de no continuar con la central.

Por tanto, la decisión de proceder al cierre definitivo es de sentido común. Nos libramos del riesgo que supone esta instalación obsoleta para el Valle de Tobalina y las regiones vecinas, así como para todo el Valle del Ebro, amenazado por una posible fuga en su cabecera. Nos liberamos también de los residuos que generaría la central de aquí a 2031. Y todo esto es para celebrarlo.

Moneda de cambio

Sin embargo, merece la pena analizar en detalle cómo ha sido el proceso de cierre. Durante los años 2012 y 2013 Garoña fue usada por las grandes eléctricas como rehén para conseguir mejores condiciones en la reforma del sistema eléctrico que se estaba elaborando en aquel momento. La eliminación del déficit de tarifa o del impuesto sobre el combustible gastado de la nuclear y la mejora de la situación de los ciclos combinados de gas natural eran en realidad los objetivos de las cinco grandes eléctricas asociadas en UNESA. La parada de Garoña en 2012 fue el culmen de este enfrentamiento entre las eléctricas y el Gobierno del PP, puesto que este último había decidido que la energía nuclear debía jugar un papel importante en el nuevo modelo de generación eléctrica y Garoña era su piedra de toque.

Al anunciar el cierre de la central, el ministro Álvaro Nadal ha señalado la ausencia de un debate sosegado sobre la continuidad de Garoña, ha abroncado a las eléctricas por su indecisión en torno a la central y su uso como rehén, al tiempo que culpaba a la situación política de la dificultad para conseguir una seguridad jurídica. Y todos estos factores provocaban que no se reabriera Garoña. Sin embargo, Nadal es el primer responsable de la ausencia de debate dado el oscurantismo que ha marcado todo el proceso, y el nulo interés en impulsar un debate público sobre la energía nuclear y el futuro modelo energético español.

El PP, su partido, fue el artífice de la reforma eléctrica que ha otorgado grandes bazas a las eléctricas para presionar sobre el Gobierno, incluyendo la nueva normativa para solicitar la extensión del permiso de funcionamiento para las nucleares, que les da dos años más de tiempo para realizar esa presión.

Ha costado años que el ministro tome nota del clamor político a favor del cierre de la central en el Parlamento español y en varios parlamentos autonómicos. Este clamor político no ha sido sino la traslación de un claro sentimiento social a favor del cierre de esta instalación. El largo trabajo ecologista se ha visto reforzado por mayores demandas de transparencia, democracia y seguridad en la sociedad que han presionado aún más a favor del cierre de Garoña y, al tiempo, del resto del parque nuclear. El papel de la ciudadanía resulta, pues, clave en este proceso, a pesar de que el Gobierno la haya ignorado en los debates o a la hora de tener en cuenta sus opiniones en los diversos procesos de participación pública.

Desprestigio del CSN

Un gran damnificado del culebrón de Garoña ha sido el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), cuya reputación ha sufrido un gran retroceso. Este organismo ha aprobado informes favorables a petición del Gobierno para posibilitar la continuidad de Garoña y para facilitar también la prolongación del funcionamiento del parque nuclear español, a pesar de los dignos votos particulares de la consejera Narbona y de las protestas de los miembros del Comité Asesor de Ecologistas en Acción y de Greenpeace.

El CSN ha aprobado abundante normativa en forma de nuevas Especificaciones Técnicas de Funcionamiento e Instrucciones de Seguridad que posibilitarían no sólo la continuidad de Garoña sino del resto de centrales. Destacan entre estos informes favorables la modificación del Reglamento de Instalaciones Nucleares y Radiactivas, que ha posibilitado la petición de prórroga de Garoña tras su Cese de Explotación en junio de 2013, lo que ha motivado que se desperdicien unas 30.000 horas de trabajo del personal técnico de este organismo.

El CSN también avaló la nueva normativa para la renovación de los permisos de explotación que permite a las centrales pedir por separado el permiso al ministerio (con un año de antelación) y al CSN (con tres años), lo que condena a este organismo a sufrir todo tipo de presiones y a evaluar una renovación del permiso sin saber en qué términos se solicitará e incluso si se hará dicha solicitud. Con Garoña, el CSN ha establecido el precedente de emitir un informe favorable a la extensión hasta los sesenta años de funcionamiento de una central nuclear.

El futuro de la energía nuclear

Por otro lado, el futuro de la energía nuclear marca fuertemente el modelo de generación eléctrica español porque no es posible una extensión renovable masiva con la potencia nuclear instalada en España. En varias ocasiones se han desaprovechado miles de megavatios de potencia eólica por la imposibilidad de regular la potencia nuclear. Situaciones de este tipo sólo se remediarían mediante un aumento de la demanda que, lógicamente, produciría mayores impactos ambientales, o con un descenso notable de la potencia nuclear instalada. Hoy por hoy las nucleares son un freno para la extensión renovable y la subsiguiente reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

Por otra parte, las empresas eléctricas han de posicionarse de cara al futuro para desarrollar las tecnologías que estarán presentes en la nueva generación eléctrica. En este sentido, la toma de posición en el mercado de las renovables y el gas es clave. Éste último deberá ser usado como tecnología de respaldo a la implantación generalizada de las renovables hasta que estas energías puedan funcionar solas, y de ahí los intentos de aumentar las infraestructuras de almacenamiento y transporte de gas en España que aparte de garantizar el suministro para los ciclos combinados, podrían servir para hacer negocio con esta fuente de energía en Europa.

Tras el cierre de Garoña, los agentes sociales antinucleares en España, país con una opinión pública mayoritariamente antinuclear, han aprendido que las nuevas dinámicas sociales y tecnológicas impulsan un cambio de modelo energético para el que las nucleares son un serio obstáculo. Ni los intereses del Gobierno del PP, ni los de las eléctricas se deberían interponer. Por ello, se hace necesario establecer un calendario de cierre de las plantas nucleares que permita también alcanzar un consenso sobre la compleja gestión de residuos radiactivos.

 

(*) Francisco Castejón, doctor en Físicas y portavoz de Ecologistas en Acción

El País

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