¡En pie capitalistas!

Por: | 16 de noviembre de 2017

BRUNO ESTRADA (*)

Analysis-626880_960_720


Con el título ‘¡En pie capitalistas!’ se publicó hace un par de años un libro escrito por un alto ejecutivo estadounidense de origen rumano, Peter Georgescu. En este libro el autor critica la creciente desigualdad de la sociedad estadounidense haciendo hincapié en su principal causa: la cada vez mayor disparidad salarial que se produce en las empresas de EEUU.

Georgescu analiza lo que está pasando en el interior de las compañías. Él, indudablemente, es buen conocedor del modelo de gestión empresarial imperante en EEUU. Fue director ejecutivo (CEO en terminología anglosajona) durante muchos años, sabe de qué habla. El modelo de gestión que empezó a ser dominante en EEUU a partir de los años setenta y ochenta, y luego se ha extendido a gran parte del planeta, es el que definió Milton Friedman en 1970: la única preocupación de los directivos debe ser aumentar los beneficios de la empresa para los accionistas.

A partir de entonces dos perniciosas ideas se esparcen en el campo de la gestión empresarial: 1) el principal objetivo de los directivos empresariales es maximizar el valor de la acción a corto plazo, por tanto la empresa ya no es un lugar donde hay que llegar a consensos internos entre los trabajadores y los accionistas, lo que ha incrementado la financiarización de actividad productiva; 2) las grandes empresas deben concentrar su actividad en la parte del proceso productivo que tiene menos competencia, que crea más valor porque se puede ejercer poder de mercado, externalizando gran parte del resto de la actividad productiva más estandarizada, a la que más se puede restar valor.

El resultado de ello es, en las propias palabras de Georgescu, que “los principales accionistas de las empresas exigen la máxima rentabilidad a corto plazo, aunque eso perjudique la salud de la empresa. Han olvidado las bases de la buena gestión empresarial y, en su lugar, solo se dedican a recaudar dinero (…) Son como esos terroristas que toman rehenes, con el director ejecutivo como rehén estrella. Estas bandas avariciosas (de accionistas) despojan a la empresa de sus activos fundamentales y los venden después en el mercado, dejando a la compañía con muchas menos oportunidades de tener éxito a largo plazo”.

Geogerscu no se queda solo en la denuncia y se pregunta, y también lo hace a un buen número de altos ejecutivos a los que entrevista, qué se puede hacer para corregir esta situación. La respuesta de uno de los CEOS entrevistados es demoledora: “Tienes toda la razón pero no se puede hacer nada. Si subo los salarios me crucifican en la próxima junta de accionistas. Es un suicidio para alguien de mi posición”. Todos los directivos coincidían en que tomar una decisión de ese tipo era demasiado arriesgado para ellos. Podía ser lo mejor para sus empresas a largo plazo pero no lo mejor a corto plazo para sus carreras profesionales.

Los resultados de este modelo de gestión empresarial son evidentes en términos sociales: el empleo precario y los bajos salarios hacen que millones de trabajadores sean incapaces de salir de la pobreza, se incrementa exponencialmente la desigualdad y la clase media se reduce en las sociedades desarrolladas. Reequilibrar el poder en las empresas entre accionistas y trabajadores es, pues, un elemento básico para construir sociedades más inclusivas y también para hacer empresas más competitivas a medio y largo plazo.

Desaceleración del crecimiento

A una conclusión similar ha llegado Jordan Brennan, economista de Unifor, el principal sindicato canadiense del sector privado y miembro del Canadian Centre for Policy Alternatives, que ha realizado una profunda investigación: ‘Incremento de la concentración empresarial, debilitamiento del poder sindical y aumento de las desigualdades: la prosperidad americana en una perspectiva histórica’, sobre la relación entre la desaceleración del crecimiento económico y el crecimiento de las desigualdades en Canadá y EEUU. Brennan concluye que en aquellos lugares y épocas donde el poder de negociación de los trabajadores ha sido mayor y, por tanto, la riqueza se ha distribuido de forma más equitativa y los salarios han tenido un mayor peso en la economía, se ha registrado un mayor crecimiento económico, se ha incrementado la inversión productiva y se ha creado más empleo y de más calidad.

La experiencia sueca de los años ochenta nos apunta en la misma dirección. En 1984 el gobierno sueco aprobó una ley, que estuvo vigente durante siete años, que obligaba a las empresas a emitir acciones nuevas que se asignaban individualmente a los trabajadores, aunque eran gestionadas colectivamente en lo que se denominaron Fondos de Inversión Colectivos de los Trabajadores, cuando el trabajador se jubilaba recibía las acciones como parte de su pensión.

 En 1991, el volumen total que habían alcanzado dichos fondos era de 2.000 millones de euros, un 7% del total de las acciones cotizadas en la Bolsa sueca. Esta original y gradual experiencia sueca fue capaz de propiciar un fuerte crecimiento de la economía repartiendo la riqueza generada como nunca se había hecho hasta ahora. Durante los siete años en los que estos Fondos de Inversión Colectivos de los Trabajadores estuvieron vigentes, el PIB per cápita de Suecia, según datos del Banco Mundial, se multiplicó dos veces y media, pasando de 12.914 $ en 1984 a 31.374 $ en 1991.  El PIB per cápita sueco en 1984 apenas representaba el 76% del PIB per cápita estadounidense, y en 1991 alcanzó el 128%. El desempleo en Suecia en 1990 se redujo hasta la ridícula cifra del 1,7%.

En la Suecia de los años ochenta gran parte de los beneficios empresariales en lugar de ir a los bolsillos de los accionistas, como nos cuenta Georgescu que sucede actualmente en la mayor parte de grandes empresas estadounidenses, fueron reinvertidos en las propias empresas suecas: creando más empleo, invirtiendo en formación de los trabajadores, en innovación tecnológica o en inversiones en bienes de equipo que modernizaban los procesos productivos.

Podemos optar por seguir dejarnos llevar por el comportamiento sistémicamente estúpido y suicida del capitalismo financiero que convierte a las empresas -incluidos sus trabajadores-  en meras mercancías, o podemos apostar por un fuerte reequilibrio de poder dentro de las empresas en el cual tienen que jugar un papel fundamental los trabajadores, y sus sindicatos. Por democratizar la empresa tal como propuso, ya en 1932, el entonces ministro de economía sueco: Ernst Wigfors.

 

(*) Bruno Estrada es economista y adjunto al secretario general de CC.OO.

Hay 2 Comentarios

Desde mi punto de vista, esa solución va en contra del vigente sistema económico, fundamentalismo del mercado.

Un saludo

Para invertir inmobiliario y fomentar el capitalismo, siempre nos quedará Housers y su código promocional :) https://codigohousers.com

Los comentarios de esta entrada están cerrados.

Alternativas

Sobre el blog

Crisis de la política, la economía, la sociedad y la cultura. Hacen falta alternativas de progreso para superarla. Desde el encuentro y la reflexión en España y en Europa. Para interpretar la realidad y transformarla. Ese es el objetivo de la Fundación Alternativas, desde su independencia, y de este blog que nace en su XV Aniversario.

Sobre los autores

Nicolás SartoriusNicolás Sartorius. Vicepresidente Ejecutivo de la Fundación Alternativas (FA), abogado y periodista, ha sido diputado al Congreso.

Carlos CarneroCarlos Carnero. Director Gerente de FA, ha sido Embajador de España en Misión Especial para Proyectos en el Marco de la Integración Europea y eurodiputado.

Vicente PalacioVicente Palacio. Director del Observatorio de Política Exterior de la Fundación Alternativas, Doctor en Filosofía, Visiting Fellow y Visiting Researcher en Harvard.

Sandra LeónSandra León. Profesora de Ciencias Políticas en la Universidad de York (Reino Unido) y responsable de la colección Zoom Político de la Fundación Alternativas.

Carlos MaravallCarlos Maravall. Doctor en Macroeconomía y Finanzas Internacionales por la Universidad de Nueva York. Ha trabajado como asesor en Presidencia del Gobierno en temas financieros.

Erika RodriguezErika Rodriguez Pinzón. Doctora en relaciones internacionales por la Universidad Autónoma de Madrid y coordinadora de América Latina en la Fundación Alternativas.

Ana Belén SánchezAna Belén Sánchez, coordinadora de Sostenibilidad y Medio Ambiente de la Fundación Alternativas.

Jose Luis EscarioJose Luis Escario. Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid y Master de Derecho Internacional y Comunitario por la Universidad de Lovaina. Coordinador del Área Unión Europea de FA.

Kattya CascanteKattya Cascante coordina el área de Cooperación al Desarrollo del Observatorio de Política Exterior de la Fundación.

Enrique BustamanteEnrique Bustamante. Catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad en la UCM. Es un experto de la economía y sociología de la televisión y de las industrias culturales en España.

Alfons MartinellAlfons Martinell. Director de la Cátedra Unesco en la Universidad de Girona y profesor titular en esa misma institución. Codirige el Laboratorio Iberoamericano de Investigación e Innovación en Cultura y Desarrollo.

Carles ManeraCarles Manera. Catedrático de Historia e Instituciones Económicas en la Universitat de les Illes Balears. Es Premio Catalunya de Economía (Societat Catalana d’Economia, 2003).

Stuart MedinaStuart Medina Miltimore. Economista y MBA por la Darden School de la Universidad de Virginia. Es presidente de la Red MMT y fundador de la consultora MetasBio.

Luis Fernando MedinaLuis Fernando Medina. Profesor de ciencia política en la Universidad Carlos III de Madrid. Es autor de 'A Unified Theory of Collective Action and Social Change' (University of Michigan Press) y de "El Fénix Rojo" (Editorial Catarata).

José María Pérez MedinaJosé María Pérez Medina. Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología y en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid. Funcionario del Estado. Ha sido Asesor en el Gabinete del Presidente del Gobierno entre 2008 y 2011.

José Antonio NogueraJosé Antonio Noguera. Profesor Titular de Sociología en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y director del grupo de investigación GSADI (Grupo de Sociología Analítica y Diseño Institucional).

Antonio QueroAntonio Quero. Experto en instrumentos financieros de la Comisión Europea y coordinador de Factoría Democrática. Es autor de "La reforma progresista del sistema financiero" (Ed. Catarata).

Paloma Román MarugánPaloma Román Marugán. Profesora de Ciencia Política en la Universidad Complutense de Madrid. Autora y coordinadora de distintos libros, artículos en revistas especializadas, artículos divulgativos y artículos de prensa.

Jesús Prieto de PedroJesús Prieto de Pedro. Doctor en Derecho, Catedrático de Derecho Administrativo en la UNED y titular de la Cátedra Andrés Bello de Derechos Culturales.

Santiago Díaz de Sarralde MiguezSantiago Díaz de Sarralde Miguez. Profesor de la URJC y coordinador de Economía en OPEX de la Fundación Alternativas.

Javier ReyJavier Rey. Doctor en Medicina y Cirugía, especialista en Cardiología. Secretario de la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida.

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal