NICOLÁS SARTORIUS (*)
Sesión plenaria de la Unión Africana, en su sede central de Adís Abbeba.
La Fundación Alternativas ha decidido abrir una ventana en su página web titulada ‘Hablemos de África’ y crear una línea de actividad específica dedicada a temas africanos. Durante muchos años España ha estado volcada, por razones conocidas, a los temas europeos y latinoamericanos. En los últimos tiempos también se ha empezado a prestar alguna atención a los asuntos asiáticos, en especial a China y su entorno. Pero África, de manera incomprensible, ha quedado un tanto olvidada si exceptuamos nuestra tradicional relación con Marruecos y, en menor medida, con Argelia.
No obstante, parece que se nos hubiera olvidado que el continente africano es nuestra frontera sur y que de las relaciones que tengamos con muchos de sus países dependen cuestiones vitales para nuestra sociedad, tanto española como europea. Se trata de un continente que cuenta ya con 900 millones de habitantes, con un crecimiento anual de su población del 2,3% de media -a este ritmo en 40 años habrá doblado su población-, una tasa de fertilidad de 4,8, casi cuatro veces la española, y una media de esperanza de vida algo por encima de 50 años. Lo que quiere decir que, con una mejora de las condiciones de vida, sobre todo sanitarias, el crecimiento de la población puede ser explosivo.
Eso sin contar que hay países como Níger o Liberia, y algunos otros, cuya población crece a un ritmo del 4,5% anual, lo que supone doblar la población en 20 años. Una población, por otra parte, muy joven y con una media de renta por cabeza que no llega a los 800 dólares, es decir, 37 veces inferior a la española. Esta es una de las razones por las cuales las grandes migraciones proceden de esa parte del mundo, del África subsahariana, y el crecimiento de ese auténtico éxodo será cada vez mayor si no se implementa un potente plan de desarrollo de toda el área que únicamente podría y debería encabezar la Unión Europea en su conjunto.
China se ha dado cuenta hace tiempo de las potencialidades de África y está penetrando con fuerza por cuanto es el continente que contiene las mayores reservas de materias primas del globo, necesarias para el futuro crecimiento. Lo malo es que no ha sido solo China la que se ha percatado de estas posibilidades, también el terrorismo internacional ha escogido algunas zonas de este vasto continente como base de sus operaciones, en especial en el Sahel. Lo que plantea, sin duda, un problema muy serio de seguridad al conjunto de Europa como ya estamos comprobando.
Por estas y otras razones pensamos que es imprescindible prestar cada vez mayor atención a los países africanos, huyendo de cualquier mentalidad de superioridad o colonialista de antaño, sino poniendo en marcha una auténtica cooperación al desarrollo en beneficio mutuo, porque nuestro bienestar y seguridad dependen, en buena medida, de ese desarrollo. De ahí que sea positivo que no solo España sino también Francia -con larga experiencia en el continente- y, sobre todo, Alemania hayan comprendido que nuestro futuro se juega en un continente tan cercano geográficamente y tan lejano, durante años, de nuestras prioridades en política exterior. Es hora de superar esta deficiencia no de manera retórica sino con una estrategia que vaya acompaña con medios e ideas claras.
(*) Nicolás Sartorius es vicepresidente ejecutivo de la Fundación Alternativas.
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