NICOLÁS SARTORIUS (*)
Matteo Renzi vota en un colegio electoral de Florencia. A. BIANCHI (REUTERS)
I.- El resultado de la consulta a los militantes del Partido Socialdemócrata alemán(SPD) -2/3 a favor de un gobierno de gran coalición- es una buena noticia para la Unión Europea y quién sabe si también para la izquierda del continente. Un no habría significado la crisis del partido, un gobierno en minoría de la sra. Merkel y, muy probablemente, nuevas elecciones en el corto plazo. En ellas, el SPD habría aparecido como culpable de la inestabilidad del país y quizá habríamos asistido a un crecimiento aún mayor de Alternativa por Alemania (AfD), de extrema derecha. Un riesgo que en un país tan central para la UE como Alemania no se debe correr.
II.- Es cierto que las experiencias últimas de ‘GROKO’ -Grosse Koalitionen”- no han sido buenas para el SPD, que ha caído hasta el 20% de los votos; puede retrasar su necesaria renovación y convierte al AfD en el primer partido de la oposición, con lo que esto significa si las cosas no salen bien. Pero, por otro lado, es una oportunidad si el SPD actúa con inteligencia y audacia. En primer lugar, porque el programa de gobierno contiene un avance en términos europeos y sociales. La batalla estará, por lo tanto, en que ese programa se cumpla o no con diligencia, preferentemente en los dos primeros años de legislatura. La dirección de los ministerios de Asuntos Exteriores y Finanzas en manos del SPD pueden ser, también, determinantes. Desde el punto de vista europeo el tándem Macron-Merkel-SPD debería suponer el avance que la UE necesita imperiosamente. Mejor todavía si contase con el impulso decidido de España e Italia, lo que está por ver, sobre todo en el caso italiano. También puede ser una ocasión para mejorar en temas sociales, tanto dentro de Alemania como para dejar atrás la política de austeridad que se ha venido aplicando en los últimos años y llevar adelante iniciativas que hagan avanzar la Europa social, única manera de derrotar a los populismos y nacionalismos que están corroyendo el cuerpo social europeo. No podemos olvidar que la UE necesita, como el comer, un liderazgo claro ante el Brexit, las tarascadas proteccionistas de Trump y la dirección que han adoptado tanto Rusia como China. Por último, lo más probable es que en las próximas elecciones alemanas la sra. Merkel no sea la cabeza de cartel de la CDU y, en este caso, si se han cumplido las promesas de avances europeos y sociales, el SPD puede tener su oportunidad si es capaz de elegir un buen candidat@ y haber sido capaces de renovar el proyecto durante el trayecto gubernamental. De lo contrario, es decir que fracase la experiencia en los temas sociales y europeos, estaríamos ante un desastre estratégico de consecuencias muy negativas para el futuro de Europa.
III.- Otra cosa bien distinta es lo sucedido en Italia. Las peores previsiones parece que se han confirmado en la práctica. El populista, y hasta hace pocos días ‘antieuropeo’, 5 Estrellas ha ganado las elecciones, sin suficiente mayoría para gobernar en solitario. En la derecha y la extrema derecha, avance de esta última de la mano de la Liga Norte que supera a Forza Italia de Berlusconi, aunque tampoco suman lo bastante, de momento, para formar gobierno. Y retroceso, una vez más, del centro izquierda del Partido Democrático de Renzi, debilitado por la escisión de los Libres e Iguales de D´Alema y Berzzani. Es decir, una situación de gran inestabilidad en la que el juego está entre un partido populista -5 Estrellas- y dos, -cada cual más a la derecha- la Liga Norte y el Forza Italia de Berlusconi. Y una seudo-izquierda muy debilitada que lo más probable pase a la oposición, con o sin Renzi. Lo inquietante es que Italia es la tercera economía del euro y no acaba de encontrar el rumbo estable que sería necesario. Quizá la causa radique en que lleva años con nulo o escaso crecimiento económico, sometida como todos a una política de austeridad cuya responsabilidad se achaca a la UE; con un problema de inmigración agudo ante el que se ha sentido abandonada y dado lugar a todo tipo de xenofobias; una corrupción que no acaba de desaparecer y unas mafias que controlan demasiados negocios. Sin olvidar que es el país de Europa en el que la implosión de los partidos clásicos, que sostenían la República, ha sido más radical. Han desaparecido el PSI, el PCI, la DC, el Liberal, el Republicano y han sido sustituidos por siglas que no expresan ideas, ni proyectos como Forza Italia -eslogan de los que apoyan a la selección italiana de fútbol-; 5 Estrellas, que es difícil saber qué quiere decir; la Liga Norte, hasta hace dos días independentista y anti europea; Fratelli D´Italia, estrofa del himno nacional, etc. En fin, una situación tan embrollada y peligrosa que hasta se ha pensado que un mal menor podría ser el regreso de Berlusconi -condenado e inhabilitado por delincuente- a través del presidente del Parlamento Europeo, Tajani, que, por lo menos, es claramente europeísta, o incluso hay quien se consuela con que algunos de los partidos populistas, ante el olor del poder, se moderen. A mí solo me tranquiliza pensar que con el resultado alemán se abre la posibilidad de un avance en la construcción europea y que este avance pueda contribuir a encarrilar la situación general. Es de esperar que, por lo menos, España esté a la altura de los retos que se avecinan.
(*) Nicolás Sartorius es vicepresidente ejecutivo de la Fundación Alternativas
Hay 1 Comentarios
Berlusconi vuelve y Merkel sigue... que miedo Europa!!!
Publicado por: Mikel Pedreseo | 07/03/2018 13:02:10