ANA BELÉN SÁNCHEZ (*)
Vista de una planta solar en España. / EFE
Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para evitar un aumento de la temperatura media mundial de más de 2ºC es necesario para asegurar que no tendremos que vivir en condiciones climáticas extremas, que afectarán a nuestra economía, a nuestra salud y a nuestra alimentación, especialmente en España. Se trata de evitar un futuro con menos agua y sequías más frecuentes y con más olas de calor y más duraderas y que tendrá lugar más a menudo.
Ahora tenemos más certeza de que estas medidas, además de ser imprescindibles, tendrán un impacto neto positivo en el empleo. Según el nuevo Informe de la Organización Internacional de Trabajo (OIT) ‘Sostenibilidad Medioambiental con Empleo’ (OIT, 2018) se crearán 24 millones de nuevos empleos en 2030 sólo en el sector de la energía, gracias a la producción y uso de energías renovables, el crecimiento de vehículos eléctricos y el aumento de eficiencia energética en los edificios, entre otras medidas.
En España, el potencial de creación de empleo es importante. La rehabilitación de viviendas, la mejora de la gestión de residuos, la producción de energías renovables, la mejora del transporte público y la transición ecológica de la industria podría crear hasta 2 millones de empleos verdes. Sin embargo, se están dando muy pocos pasos para que esta cifra se haga realidad en el corto o medio plazo, lo que deja pocas razones para el optimismo.
En el resto del mundo la situación es diferente. Las estimaciones de la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA) son que en 2017 se crearon 500.000 nuevos empleos en el sector de las renovables y por primera el sector emplea a más de 10 millones de personas en el mundo. No todos los países se benefician de esta creación de empleo de igual forma. El 70% de estos puestos de trabajo se concentran en 6 países: China, Brasil, Estados Unidos, India, Alemania y Japón. Aún más concentrados están los empleos vinculados a la fabricación de tecnología renovable. El 80% del total se encuentra en Asia (IRENA, 2018). España ha ido perdiendo posiciones gradualmente en los últimos años y ha pasado de puestos de cabeza al quinto lugar dentro de los países de la Unión Europea, detrás de Alemania, Reino Unido, Francia y Polonia y delante de Italia.
El impacto positivo en creación de empleo de la sostenibilidad se extiende a otros sectores como el de la agricultura, donde la transición a prácticas ecológicas y a la agricultura de conservación podría aumentar el número de personas que trabajan en el sector y reduciría los riesgos ocupacionales derivados del uso de químicos como fertilizantes y fitosanitarios. El impacto en la salud de todos se multiplicaría gracias al consumo de alimentos mucho más saludables.
Por otra parte, un cambio de perspectiva en el modelo económico actual de extraer, usar y tirar hacia un modelo circular en el que prime la reutilización y el reciclaje, dará empleo a 6 millones más de personas. El modelo actual de crecimiento económico que consiste en gran medida en la extracción de recursos, la fabricación de nuevos productos, su consumo y la generación de residuos deja de tener validez y viabilidad en un contexto de escasez de recursos y limitada capacidad del ecosistema para absorber estos desechos. Este modelo no tiene más opciones que el cambio radical. Producimos y tiramos casi dos veces más de lo que la biosfera puede regenerar y absorber. Entre 2000 y 2012 las emisiones responsables del cambio climático han crecido un 33% globalmente y la extracción de materiales ha aumento un 62%. En España en 2017 las emisiones de GEI crecieron un 7,4% -el cuarto país europeo donde más crecieron-, alejándonos una vez más del desacoplamiento económico-ambiental.
Todas estas medidas también supondrán pérdidas de empleo en los sectores más contaminantes, que están llamados a desaparecer o a adaptarse y producir en condiciones de sostenibilidad. El sector de la energía será de nuevo el protagonista. Se espera que desaparezcan 6 millones de puestos de trabajo en el sector de la producción y consumo de combustibles fósiles, lo que incluye no sólo el carbón, el petróleo o el gas, también la producción y uso de vehículos de combustión interna.
La buena noticia es que sabemos la receta para que esta transición se desarrolle en condiciones de justicia social, de igualdad de género y mejora de la calidad del empleo para todos. Los ingredientes incluyen:
- Apostar por las políticas climáticas y energéticas que favorezcan la creación de empleo, especialmente entre las mujeres ya que, por el momento, los nuevos empleos verdes se están creando en sectores altamente masculinizados (energía, construcción, fabricación, ingeniería).
- El diálogo social y la participación de los afectados en la toma de decisiones. Este elemento ha sido fundamental en las cuencas mineras de Francia o Alemania donde se ha dado una transición exitosa con creación de empleo en otros sectores económicos. También podemos aprender de los contratos de transición ecológica que se han firmado en regiones francesas que han acordado objetivos ambientales ambiciosos y requieren de apoyo institucional para lograrlos.
- Refuerzo de las políticas de adaptación, especialmente entre las regiones y sectores más vulnerables. Dos sectores prioritarios son turismo y agricultura, altamente afectados por su dependencia de los recursos naturales y la estabilidad climática. En España estos dos sectores suponen un 14% del PIB y el 17% del empleo. Sin embargo, y a pesar de esta gran vulnerabilidad, la partida correspondiente a la adaptación al cambio climático se ha reducido un 20% este año.
- Refuerzo de las políticas de protección social, que constituyen la primera línea de protección contra los efectos adversos derivados del cambio climático y la degradación del medio ambiente local.
- Políticas de empleo que incluyan programa de formación profesional con contenidos de sostenibilidad ambiental.
- Mejorar la calidad del empleo de los sectores verdes: mejores salarios, asegurar que se cumplen los derechos laborales y en general, reducir la precariedad, especialmente entre los jóvenes, es indispensable para asegurar que el futuro no sólo es sostenible en términos ambientales, sino también en términos sociales.
- Una reforma tributaria con tintes ambientales ayudará a que se haga realidad la transición hacia una economía verde y facilitará la creación de empleo. España continúa a la cola en tributación ambiental en Europa, a pesar de que se calcula que un paquete fiscal verde recaudaría unos trece mil millones de euros aproximadamente, lo que supondría un 1,2% de nuestro PIB.
Si en España ya sabemos la receta de creación de empleo verde y además tenemos el potencial para hacerlo, ¿por qué seguimos sin actuar?
(*) Ana Belén Sánchez es coordinadora de Sostenibilidad de la Fundación Alternativas
Hay 1 Comentarios
Es curioso que desde la segretaría de Estado nos cuenten, según María García Rodríguez: “Proteger nuestra naturaleza, producir más con menos recursos, luchar contra el cambio climático y avanzar hacia una economía circular es una tarea de todos” cuando la dirección tomada desde hace muchos años tanto desde una perspectiva de actitud como de legislación, es al contrario.
Desde Europa ya nos han advertido muchas veces que nuestra legislación en medio ambiente, sustentabilidad o en renovables es deficiente, sin una normativa clara y con demasiadas lagunas para que podamos estar en la senda del buen camino. Y desde luego, desde el aspecto económico, la economía circular (Podemos entender el concepto desde https://ovacen.com/economia-circular/) en España - aparte de las grandes empresas - suena a "un cuento chino" sin que las administraciones oportunas apoyen y proporcionen herramientas útiles a las miles de pymes que existen en España.
En fin!... Medio mundo va en una dirección y nosotros en otra, por desgracia, la naturaleza es sabia e ir en contra de ella, de la biodiversidad o de manipular el ecosistema (Podemos aprender más desde https://ecosistemas.ovacen.com/) natural de nuestro entorno en beneficio de unos pocos, a la larga, nos pasará factura y no solo desde una perspectiva económica, sino también de salud, de calidad ambiental...etc.
Un saludo, Pau
Publicado por: Pau | 29/05/2018 19:26:18