MATEO PEYROUZET (*)
Sánchez y Macron durante su reunión del mes pasado en París. / CHEMA MOYA (EFE)
A medida que se acercan las determinantes elecciones al Parlamento Europeo del próximo mes de mayo y el correspondiente período de campaña preelectoral (cabe recordar que las elecciones europeas coincidirán con las autonómicas y municipales celebradas en España el domingo 26 de mayo), la irrupción de distintas formaciones políticas transnacionales promete dar una vuelta de tuerca al tablero parlamentario europeo.
Pese al intento fallido de concretar el papel de las listas transnacionales en los comicios, donde fue sometida a voto de la cámara en febrero una propuesta para asignar 27 de los 73 escaños que deja el Reino Unido exclusivamente a listas paneuropeas, dos figuras políticas de renombre no están dispuestas a resignarse al rechazo de una mayoría de la cámara a la formalización institucional de estas listas electorales. El presidente de la república francesa, Emmanuel Macron, y el ex-ministro de finanzas griego Yanis Varoufakis otorgan a las listas electorales transnacionales un papel esencial en sus respectivos proyectos para ‘salvar’ a Europa de la corriente nacionalista, mediante la reanimación del debate político a nivel europeo que tan central es (como Jürgen Habermas no se cansa de repetir) para un proyecto europeo coherente y conectado con la ciudadanía. Mientras Varoufakis está en un estado avanzado de hacer realidad la primera lista transnacional en la historia de las elecciones europeas, Macron sigue buscando apoyos para aliarse con La Republique en Marche, entre los cuales parece que figurará Ciudadanos, como indicaron portavoces de ambas formaciones tras reunirse el pasado lunes 25 de junio.
El caso es que tanto Macron como Varoufakis se presentan a día de hoy como los máximos exponentes de dos visiones que anhelan una Europa bien distinta a la actual, pero una Unión Europea a fin de cuentas. Ambos están unidos por una serie de ideas sobre el actual estado de la UE y de cómo empezar a reformarla, lo cual les ha llevado a apoyarse el uno al otro puntualmente (Macron rompió una lanza en favor del Gobierno del cual formaba parte Varoufakis expresándose en contra del tratamiento de la crisis griega por parte de Bruselas, mientras este último apeló en The Guardian a los votantes de izquierda a frenar a Le Pen votando al exministro de Economía francés [1]), pero también les separan ciertas cuestiones fundamentales.
Antes de analizar los puntos programáticos que acercan y tensan la relación entre Macron y Varoufakis, se debe entender por qué son dos figuras tan relevantes dentro del panorama electoral. Por su parte, el economista griego es la cabeza visible de DiEM25 (Democracy in Europe Movement 2025), un movimiento que nació de la impotencia de las herramientas políticas del Gobierno griego de Syriza y de la frustración experimentada por los pueblos más castigados por la austeridad. El movimiento-partido ha formalizado su ala electoral, cuyo nombre será ‘Primavera Europea’, y se caracteriza por una democracia y transparencia interna que lleva a nivel europeo el sello de otras formaciones políticas nacidas en los últimos años. En cuanto al presidente francés, quedó claro en el discurso que dio en la Sorbona el pasado mes de septiembre, donde detalló su programa para relanzar el proyecto europeo, que su mandato se fundamenta tanto en la reforma de Europa como en la del país que gobierna. Macron se ha erigido en adalid de la Europa políticamente proactiva y no burocráticamente reactiva, proponiendo mayor integración política y lidiando diferentes batallas, entre las cuales estaba la de incluir las listas transnacionales en 2019.
Visiones y soluciones dispares a críticas compartidas
Por lo tanto, ¿en qué aspectos se parecen o se diferencian las visiones de uno y otro? Para empezar, afirman sin ningún tipo de complejo que sus proyectos son radicalmente europeístas, lo cual no es poca cosa en los tiempos que corren. Ambos políticos claman en contra de muchos de los males que azotan Europa: la nefasta gestión de la crisis migratoria, el déficit democrático de ciertas instituciones continentales, la falta de transparencia en acuerdos comerciales, y la lista continúa. Comparten la misma visión de que Europa precisa de una cierta cohesión política para poder hacer frente al impacto de la globalización y competir efectivamente con superpotencias como China o EE.UU.
Sin embargo, las soluciones que ofrecen no son ni mucho menos idénticas. En líneas generales, Macron basa su proyecto en la idea de ‘la Europa que protege’, proponiendo una zona euro reforzada a través de mayor convergencia fiscal y social, un presupuesto común beneficiado por impuestos sobre el carbono, los GAFA y las transacciones financieras, además de una defensa comunitaria que lleve PESCO (la cooperación estructurada permanente) al siguiente nivel. Por su parte, DiEM25 centra su mensaje en la democratización de la toma de decisiones a nivel europeo y la consecución de un ‘New Deal’ continental. Para ello, considera indispensable que exista transparencia total en encuentros del Consejo, el Eurogrupo y el BCE, y se propone hacer realidad una asamblea constituyente tras las elecciones, con el fin de crear una constitución democrática que reemplace a los tratados existentes.
La relevancia del Gobierno europeísta de Pedro Sánchez
Conforme vaya acercándose la cita electoral, podremos ver si tanto Macron como Varoufakis logran su objetivo de centrar en proyectos paneuropeos el debate mediático previo a los comicios, en vez de debates acerca de política doméstica que relegan el parlamento europeo a uno de ‘segunda división’ (el altavoz de los medios juega evidentemente un papel muy importante a la hora de enmarcar el debate), como denunció usando esta metáfora futbolística el presidente que viene de celebrar efusivamente el triunfo de su nación en el campeonato del mundo de Rusia. Si logran atraer la atención mediática y del electorado con sus proyectos, los resultados pueden ser esperanzadores y presentar un verdadero punto de inflexión en la política europea que tanto se ha caracterizado por la fragmentación interestatal.
En cuanto al caso de Varoufakis y DiEM25, teniendo en cuenta que el electorado (mayoritariamente de izquierdas) al que buscará movilizar durante la campaña se ha mostrado generalmente más escéptico respecto a la UE que el liberalismo progresista al que apela Macron, será interesante ver qué estrategia diseña para ganar el apoyo de votantes que puedan sentirse atraídos por visiones euroescépticas como las defendidas por Jean-Luc Mélenchon y su movimiento La Francia Insumisa.
En este panorama, el posicionamiento del Gobierno marcadamente europeísta de Pedro Sánchez cobra especial relevancia, debido al importante papel que ocupa España en la tesitura de un Reino Unido que abandona la Unión y una Italia gobernada por fuerzas euroescépticas. En la visita del presidente socialista al Elíseo el pasado 23 de junio se escenificó la afinidad entre los dos líderes respecto a la UE, con la búsqueda de soluciones a la crisis migratoria como tema principal de su conversación. Los hechos recientes parecen indicar que Sánchez será una tercera pieza clave dentro de la alianza reformadora Macron-Merkel, además de una pieza clave en la Europa progresista que Varoufakis y el presidente galo tratarán de construir bajo diferentes visiones.
De este modo, queda por ver cómo interactúa el Gobierno del PSOE con ambas formaciones transnacionales a medida que se aproxima la cita electoral. El hecho de que no trascendiera ninguna información sobre una posible adhesión del PSOE a la lista ‘macronista’ refuerza la idea de que no habrá una alianza formal de cara a los comicios, pero cabe esperar guiños y alianzas de facto. A la espera de ver cómo se desarrolla la relación entre la ‘primavera europea’ de Varoufakis y la postura de Sánchez, cabe destacar que Benoît Hamon, candidato del partido socialista en las últimas elecciones francesas de las que salió victorioso Macron, es actualmente (bajo el movimiento Génération.s) uno de los aliados más afianzados de DiEM25.
Independientemente de cómo avancen las relaciones entre Sánchez, Macron y Varoufakis, parece una realidad que son tres figuras clave del frente centrado en la construcción inmediata de una Europa progresista, por lo cual habrá que seguir muy de cerca sus movimientos tanto antes como después de las elecciones europeas de mayo 2019. La Unión Europea no se puede reformar como es debido sin liderazgo y la confluencia de las fuerzas europeístas progresistas.
(*) Mateo Peyrouzet es investigador de la Fundación Alternativas
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